Bienvenido Mr. Biden

La herencia es envenenada, pero solo a través del refuerzo de alianzas se puede aspirar a afrontar los desafíos comunes

Ayer, 20 de enero de 2021, usted ha tomado posesión como Presidente de los Estados Unidos de América, país que hasta que su predecesor inició un proceso de autodestrucción, ha sido uno de los más poderosos del planeta. Desde el profundo sur del apéndice más occidental de Europa queremos desearle lo mejor en los enormes desafíos que va a afrontar.

Iniciará su mandato con un país fuertemente divido, altamente polarizado y con una parte de la población que, siguiendo las instrucciones e información del presidente saliente, no le reconoce legitimidad, ni admite el juego de la alternancia propio de las reglas de un procedimiento democrático. Los retos son hercúleos en un país, además, duramente golpeado por la pandemia que el ejecutivo anterior no ha sabido, o no ha querido, combatir eficazmente con los recursos con lo que dispone una potencia como es los Estados Unidos.

En relación con la política exterior, durante los últimos cuatro años su predecesor ha considerado a los tradicionales aliados europeos como potencias hostiles, atacando los marcos multilaterales de cooperación que se han resentido de las decisiones del Presidente Trump, quien encontró un mejor aliado en la Rusia de Putin. Por supuesto, este autócrata ha aprovechado bien el vacío estratégico provocado por la renuncia de Estados Unidos a ser el líder global que venía desempeñando desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este vacío también lo han sabido aprovechar otras potencias no democráticas como China e incluso Turquía en sus ámbitos de influencia geopolítica.

Parece indudable que la reordenación de las relaciones con sus aliados occidentes pudiera ser el inicio de las muchas tareas pendientes para restablecer un marco multilateral de gobernanza global basado en los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos, además de retomar la lucha contra el cambio climático.

Estoy convencido que los Estados aliados tanto de la OTAN como de otros mecanismos multilaterales de cooperación, entre ellos España, después de ser despreciados por su antecesor, le brindarán su apoyo y asistencia en muchas de las tareas pendientes. La herencia, desde luego es envenenada, pero solo a través del refuerzo de alianzas multilaterales entre Estados que comparten los mismos valores y principios se puede aspirar a afrontar los desafíos comunes presentes en nuestro castigado planeta. Buena suerte, Sr. Biden.

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