AL límite de su mandato, el gobierno de ZP me ha dado, por fin, una satisfacción. Por boca del secretario general de Agricultura y Alimentación, Josep Puxeu, la autoridad competente nos recomienda a los españolitos comer conejo. El sueño de cualquier soltero. Y de los casados, a los que la mayor parte de las veces apenas le queda tiempo para esa tarea. El mismo gobierno que aplaude el aborto pero impide dar un cachetazo a un crío, el que nos hace pagar una docena de euros extras por un disco duro, ha escuchado las súplicas de media España (nunca mejor dicho) y a partir de ahora podremos defender que nuestras legítimas intenciones de ingerir tan hábil mamífero obedece a la prescripción gubernamental. Lástima que la recomendación sólo sea para las fiestas. Estas navidades las autoridades salientes nos han evitado el trance de cocinar cordero, lubina o sabe Dios qué. Un buen arroz cargado de conejo y cada mochuelo a su olivo. ¿O de qué creían que estaba hablando?