Tiene mérito mantener la sonrisa cada mañana, llueva ventee o te ases de calor. Reconozco que uno no siempre se levanta con la misma vitalidad, ni tiene las mismas ganas de aguantar al pesao de turno, que los hay a mansalvas, al grosero o simplemente al que se pasa de listo. Por todo eso, respeto tanto a todos esos señores que se ponen delante de una barra, o cuerpo a cuerpo con el cliente, para ofrecer lo mejor de sí. Nunca le ves un mal gesto, una mala forma, y mantienen el tipo con la misma precisión que un cirujano, a veces incluso, haciendo frente a las adversidades y a los problemas que da la vida o a las precarias condiciones laborales a las que son sometidos. Son capaces hasta de actuar como psicólogos, escuchando al que le cuenta sus penas, o también de sacarles una sonrisa con alguna anécdota o relato curioso. A ellos, a ese Fili, a Pepe, a Atiliano, a Pablo, a Fernando, a Belén, Jacinto... y a toda esa interminable lista de profesionales de la hostelería que dan lo mejor de sí, se tenga ganas o no, me gustaría felicitarles hoy. Gracias.

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