Análisis

Fernando Faces San Telmo Business School

Otoño negro

Los últimos datos económicos hacen presagiar un duro otoño. Según los últimos PMI publicados, la Eurozona está en contracción. No solamente el sector manufacturero, también el sector servicios está cerca del estancamiento. El precio del gas ha subido esta semana un 16% tras el anuncio de Gazprom de suspensión del suministro del gaseoducto Nord Stream por mantenimiento, y el temor a que no se vuelva a abrir. La inflación sigue creciendo en toda la Eurozona. El Bundesbank anticipa una inflación del 10% en Alemania, la locomotora de Europa, y advierte de una inminente recesión. La inflación de la Eurozona ha alcanzado el 8,9%, la de la UE el 9,8%. La inflación de 16 países de la Unión Europea supera los dos dígitos y la de Lituania, Letonia y Estonia el 20%. El mundo se enfrenta a una inflación global asimétrica. En el mes de julio la inflación de Estados Unidos ha iniciado una inflexión a la baja, hasta el 8,5%. En Europa, la guerra de Ucrania y el posible corte total de suministro de gas ruso hacen presagiar una inflación creciente y una próxima recesión. Estados Unidos será la primera nación que iniciará el camino de la Gran Desinflación. La brecha de la inflación entre Estados Unidos y Europa aumentará en los próximos meses y el comportamiento de los mercados financieros será asimétrico.

En este escenario el dólar se está fortaleciendo con respecto al euro, actuando como moneda refugio. Esta semana el euro se ha desplomado con respecto al dólar, situándose por debajo de la paridad (1 euro / 0.99 dólares), persistiendo en una trayectoria de depreciación de varios meses. La depreciación del euro encarece las importaciones, eleva la factura energética del gas y el petróleo, que cotizan en dólares, y aumenta la inflación. Es cierto que la depreciación del euro con respecto al dólar impulsará las exportaciones de la Eurozona y aumentará la demanda agregada. Pero en un momento en el que el principal problema es el control de una inflación desbocada, un aumento de la demanda agregada alimenta la subida de los precios. Aunque el tipo de cambio del euro no es un objetivo del BCE, indirectamente sí lo es, obligándole a una mayor subida de los tipos de interés, que frenarán la demanda y su impacto inflacionario y limitará la depreciación del euro. Por esta razón es previsible que la próxima subida del tipo de interés del BCE en septiembre sea del 0,5%. Con la creciente amenaza del corte total de suministro de gas ruso y la persistente senda de depreciación del euro, la inflación seguirá presionando al BCE a mantener una subida los tipos de interés más intensa y durante más tiempo, haciendo casi inevitable una recesión técnica en los próximos meses.

Esta semana la Airef ha comunicado que su modelo de previsión Mipred anticipa una contracción trimestral en España del 0,2% en el tercer trimestre de 2022, dato que no se esperaba. De confirmarse, no es descartable una recesión técnica, dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo. No obstante según la Airef el crecimiento medio anual se mantendrá en el 4,2% en 2022. Aun así, el PIB de España sigue siendo un 2,7% inferior al de 2019.

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