¿Está el Algeciras CF agotado? ¿Es un cansancio físico, mental o un poco de ambos? ¿Queda gasolina para intentar alcanzar el playoff? Estas preguntas están en boca del algecirismo después de los dos últimos partidos de su equipo, la derrota en campo del Betis Deportivo y el empate ante el Linares en la despedida del Nuevo Mirador. El conjunto de Salva Ballesta ha dejado una imagen de fatiga, de falta de frescura, que hace dudar a su hinchada de cara a las posibilidades de los albirrojos en la última jornada de la segunda fase.

El Algeciras necesita una gesta el domingo en Murcia ante el UCAM (12:00, horario unificado) antes de echar cuentas con lo que ocurra entre el Betis Deportivo y el San Fernando. Los del Nuevo Mirador precisan ganar en el feudo de uno de los clubes más fuertes de la categoría, un UCAM ya clasificado para pelear por el ascenso a LaLiga SmartBank, que ansía la primera plaza del grupo IV que ostenta el Linares tras el punto que arrancó en La Menacha.

Que el Algeciras lo va a intentar está fuera de cualquier debate y que el apoyo de sus fieles no va a faltar, también. La cuestión es si el vestuario guarda fuerzas suficientes para competir de tú a tú o si hay una alternativa para tratar de sorprender al oponente o si el limón, como ha repetido en varias ocasiones el entrenador, ya está totalmente exprimido y no hay más cera de la que arde.

Con los minutos de los futbolistas en las manos, se aprecia una clara brecha entre los que han jugado casi todo o mucho -los Robin, Armando, Iván, Llinares, Romero...- y los que apenas han tenido protagonismo como Yelko o Sales y especialmente la gente joven que llegó en invierno como Tote, Ramón o Trapero. El canterano Juanjo Coronil, que llegó a disputar cuatro partidos en la primera fase, desapareció del mapa y es Leiva el que ha tenido un par de oportunidades de manera más reciente.

Las lesiones y las recaídas no han dado tregua a la plantilla

Las lesiones, algunas graves como la de Álvaro Telis, y las recaídas de varios jugadores como Yago, Raúl, Melchor o Figueras han influido de manera directa en el desarrollo de la segunda fase de la temporada de los algeciristas. Los albirrojos no han tenido ni una semana a todos sus efectivos sanos desde que comenzaron en verano. El reguero de bajas ha sido constante y los tres recuperadores del cuerpo técnico no han tenido tregua.

El Algeciras capeó muy bien el temporal al comienzo de liga y protagonizó una arranque de primera fase extraordinario. El equipo experimentó un bajón en su regularidad con el cambio de año pero supo jugar con su ventaja para acabar campeón de subgrupo y asegurar el ascenso a la Primera RFEF, el objetivo marcado por la directiva. Lo que venía después, la fase para luchar por estar en el playoff a Segunda, era un premio, un regalo que ha estado en la mano en los últimos cincos partidos y que sigue al alcance a falta de una jornada más.

Algo que no ha gustado tanto a la afición, a buena parte de ella al menos, es el mensaje constante de que el Algeciras ya ha hecho su temporada cuando existe la opción muy real de un playoff a Segunda. Quizás con el ánimo de restar presión a la plantilla, Salva Ballesta ha ido tornando el discurso ambicioso de otoño, el de no ponerse techo, por uno más conformista, más paternalista, más con un tono de "hasta aquí hemos llegado, hasta donde nadie creía que podíamos llegar".

Y no le falta razón al técnico. Nadie o casi nadie apostaba por un Algeciras campeón en la Pro ni en la puja por el playoff. ¿Pero qué tiene que perder el Algeciras en esta segunda fase? Nada salvo un premio enorme que, a pesar de todo, sigue estando a tiro de piedra, seguramente para el que más arriesgue.

El domingo a las 12:00 la tercera plaza del grupo IV y el billete para el playoff de ascenso se ponen en juego en dos campos: el Betis Deportivo-San Fernando y el UCAM-Algeciras. El algecirismo mantiene el sueño porque está a 90 minutos de seguir haciendo historia.