Ascensos, trofeos, Miguel Ríos y los Testigos de Jehová
El ‘José Antonio’ y su desaparecido césped natural han cobijado eventos de todo tipo
El ahora estadio Municipal, una macro-obra de cemento muy al gusto de la época, fue levantado junto al entonces denominado Parque Princesa Sofía para ejercer de escaparate al que se asomasen los gibraltareños después del cierre de la Verja y, de alguna manera, como compensación al pueblo linense, cuya economía había saltado hecha añicos con aquella decisión del general Francisco Franco.
Cuatro días después de la inauguración que protagonizó la selección española, la Real Balompédica saltó al césped en encuentro oficial por primera vez. Lo hizo para enfrentarse al Cádiz, en partido que finalizaría con empate a un tanto. El gol del equipo de casa fue obra de Cáceres, que pasó a la historia como el primero que anotaba la Balona en su nuevo coliseo.
En los últimos cuarenta años la Balompédica ha podido celebrar en ese recinto el inolvidable ascenso a Segunda B contra el Hellín en junio de 1999 con más de diez mil almas en las gradas y con dos goles de Juan Antonio García León; salvaciones in extremis como las conseguidas ante el Toledo en 1991 –en un encuentro en el que los futbolistas se fueron del terreno de juego descendidos y volvieron al césped para celebrar la permanencia con la afición– y el Alicante en 1975 (que precisó de un partido extra en Puertollano) o las victorias coperas ante Cádiz y Sevilla.
Además, el césped que ya ha dejado de existir y sobre cuya implantanción existieron todo tipo de leyendas urbanas, soportó el paso, con motivo del ya extinto trofeo Ciudad de La Línea de los mejores equipos del planeta: Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao, Palmeiras, Lazio, Bayern Munich, Liverpool, Real Betis Balompié, PSV, Valencia, Zaragoza, San Lorenzo de Almagro, Deportivo de La Coruña, Nottingham Forest, Anderlecht, Ujpest Dosza, Hadjuk Split… y por ende, de los jugadores más importantes de diferentes etapas del balompié mundial.
Otro de los grandes acontecimientos que albergó el césped linense se produjo el 7 de junio de 1984, cuando la España que dirigía Miguel Muñoz jugó un encuentro de preparación ante Yugoslavia con vistas a aquella Eurocopa del fallo de Arconada en la final ante Francia tan recordada.
Con el paso del tiempo, aquella mole sufrió las consecuencias de la aluminosis. En la temporada 90-91 la Balona se vio obligada a jugar un partido en el campo anexo A y también fue necesario un trabajo importante para resolver el problema, al tiempo que se abrió la puerta para que los bajos de sus gradas de preferencia y tribuna, hasta entonces inutilizados, se convirtiesen en sede de asociaciones de toda índole.
Con independencia de los espectáculos eminentemente deportivos, el Estadio Municipal ha dado cabida a atracciones como las carreras de motos sobre ceniza o las actuaciones musicales de Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Ricky Martin, Chayanne, Isabel Pantoja... pero para buena parte de la sociedad campogibraltareña el más recordado es aquel Rock and Ríos que sirvió de plataforma de lanzamiento a Luz Casal.
Aunque muchos linenses ya no lo recuerdan, el estadio también fue escenario durante muchos agostos de la década de los ochenta de las congregaciones de los Testigos de Jehová que terminaban en la mañana de los domingos con multitudinarios bautizos sobre el terreno de juego bajo la mirada de no pocos curiosos.
Bastante menos festivo resultó el 26 de mayo de 1985. Aquel día estalló el petrolero Petragen One, con tripulación coreana y japonesa, en el pantalán de la Refinería Gibraltar de Cepsa, en San Roque. Fallecieron 33 personas y otras 36 resultaron heridas de diversa consideración. El Municipal se convirtió en improvisado helipuerto en el que aterrizó el helicóptero que traía desde Madrid al Rey de España, que se desplazó para consolar a los familiares de los siniestrados.
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