Estampas de la historia del Campo de Gibraltar

Gibraltar: una ciudad inexpugnable (1160-1352)

  • Tras la invasión árabe-bereber del año 711, el Monte de Tarik fue durante tres siglos un lugar despoblado

  • El califa almohade al-Mumin emprendió en 1160 la edificación del Peñón, reforzado como enclave estratégico por los sultanes meriníes

Gibraltar en el año 1567 según un dibujo de Antón Van den Wyngaerde.

Gibraltar en el año 1567 según un dibujo de Antón Van den Wyngaerde.

El peñón de Gibraltar tuvo un destacado protagonismo en los primeros momentos de la invasión árabe-bereber de Hispania de la primavera del año 711. Después, permaneció en la oscuridad durante varios siglos, puesto que carecía de las cualidades orográficas y edafológicas necesarias para posibilitar el asentamiento humano: no poseía tierras de cultivo, ni un río para aprovechar su agua para el riego o el abastecimiento de la población, ni un puerto abrigado. Unas laderas muy escarpadas eran, igualmente, un obstáculo para poder edificar casas y murallas, así como otros edificios propios de las sociedades musulmanas: mezquitas, casas de abluciones, baños, alcázares, alhóndigas, etc.

A lo largo de tres siglos, el Monte de Tarik solo sería eso, un monte despoblado, a pesar de que Reinhart P. Dozy mencione, en el siglo XI, la existencia de una torre en Gibraltar dependiente de la Taifa algecireña, aunque sin aportar la fuente en la que se basaba tal afirmación. La vecindad de Algeciras, que contaba con una antigua tradición urbana, aguas abrigadas para disponer de un buen puerto y un río cercano con una amplia y feraz vega, hacían innecesaria, en los primeros tiempos de al-Andalus, ocupar y poblar la áspera orografía del Peñón.

Habría que esperar a que, con las invasiones africanas de la Península Ibérica y el dominio de al-Andalus por los almohades, a partir del año 1145, el peñón de Gibraltar comience a adquirir la dimensión urbana y de estratégico enclave fortificado que, a partir de entonces, tuvo.

En el año 1160, el primer califa almohade, Abd al-Mumin, queriendo disponer de una ciudad palatina propia y de nueva planta en la zona del Estrecho, que le sirviera de residencia a él y a su Corte, ordenó edificar una ciudad en el monte de Gibraltar.

El cronista Ben Sahib al-Sala -contemporáneo de la construcción-, que fue secretario del califa y, por tanto, testigo directo de la erección de la ciudad, en su obra, Al-Mann bi-l-Imama, hace relación de cómo se edificó. Escribe que: "Llegó la orden ilustre de edificar una ciudad grande con el más completo permiso de Dios y su ayuda, la cual levantó en la montaña dichosa, de antigua bendición, en la península de al-Andalus, alta y empinada, la montaña de Tariq, quien conquistó desde ella lo cercano y lo lejano…, para que fuese esta ciudad la residencia del poder imperial…".

Abd al-Mumin envió una carta a su hijo Abu Sa’id Utmán, gobernador de Granada, para que se dirigiera en persona, con su séquito y un cuerpo de sus tropas a Gibraltar y se reuniera allí con los jeques y caídes de Málaga, Jaén y Almería. Que se dejase aconsejar por ellos y acordar en qué parte de aquella montaña debían construir la ciudad que su padre había ordenado erigir. También ordenó el califa, al gobernador de Sevilla, Abu Ya’qub, "que reuniese a todos los albañiles, obreros del yeso y carpinteros y a los alarifes que estaban bajo el gobierno de los almohades y que se apresurasen en llegar a Gibraltar y cumplir la orden suprema…".

Desde Sevilla se desplazó el famoso arquitecto Ahmad ben Basso -el que también dirigió las obras de la mezquita de Sevilla con su alminar, hoy la Giralda-, y, desde Málaga, el ingeniero Hayy Yais con los albañiles y los obreros para que le ayudasen en el proyecto de construcción de la ciudad. Escribe Ben Sahib al-Sala que se instalaron allí y "empezaron la construcción en el sitio en el que recayó el acuerdo. Planearon los constructores edificar en dicha ciudad palacios elevados y casas, y levantaron en sus cimientos bóvedas y arcos para igualar el terreno".

"Gibraltar es notable por su suelo -continúa diciendo este cronista-, noble por la tierra, grande por sus defensas. Todo lo que se planta en su tierra, en las hondonadas que se extienden por ella, germina y se ramifica y crecen todos los frutales a pesar de lo estrecho de su configuración alargada… Sus aguas son dulces y claras". Dice también que el arquitecto Ben Basso, durante el tiempo que dirigió la construcción, hizo en lo más alto del monte de Gibraltar un molino de viento para moler el trigo. Abd al-Mumin mandó erigir una muralla con una puerta que llamó Puerta de las Victorias, que daba a la montaña. El historiador Ben Abi Zar refiere que la ciudad se comenzó el día 9 de marzo del año 1160 y quedó terminada en el mes de noviembre de dicho año.

El cronista al-Marrakhusi, que vivió a caballo entre los siglos XII y XIII, escribe que Abd al-Mumín "salió en dirección a la Península de al-Andalus. Marchó hasta llegar a la ciudad de Ceuta. Cruzó el mar, desembarcó en la montaña conocida como Montaña de Tariq y que él llamó Montaña de la Conquista (Yabal al-fath), donde permaneció varios meses y construyó en ella grandes palacios y edificó allí la ciudad que subsiste hasta hoy".

Pero las obras de urbanización y fortificación que convirtieron a Gibraltar en un reducto inexpugnable, y que se mantuvieron casi intactas hasta que la escuadra anglo-holandesa se apoderó de la ciudad en el año 1704, la realizaron los sultanes meriníes Abu-l-Hasán y su hijo Abu Inán entre los años 1333 y 1352. En ese primer año, el emir de Fez sitió y tomó Gibraltar, que había estado en poder de Castilla desde que, en el año 1310, el rey Fernando IV, entretanto que ponía cerco a la vecina Algeciras, la conquistó. Abu-l-Hasán, que ya pensaba en invadir los territorios de Castilla, creyó que era necesario transformar la ciudad que había fundado Abd al-Mumin, hacía más de un siglo y medio, en una fortaleza prácticamente inexpugnable.

El cronista norteafricano Ben Marzuq -testigo presencial de las obras de ampliación y fortificación que el emir de Fez acometió en Gibraltar a partir del año 1333-, escribe lo siguiente: "Una vez que se hubo apoderado de Gibraltar y la tuvo bajo su mando, concedió primordial interés, entre otros asuntos, a reconstruir y fortificar dicha plaza, llevando cargas de oro y profesionales de la construcción que empezaron a reparar la fortaleza, reforzando muros, edificios, fosos y otras construcciones, como así mismo los lugares más expuestos y levantando su mezquita mayor y almacenes. Cuando todo esto estuvo acabado, comprendió que debía reforzar con una muralla el flanco de este monte rodeándolo totalmente para que el enemigo no pudiera volver a ocurrírsele atacar. La gente se maravilló de aquello juzgándolo imposible, pero él aportó el dinero y designó a los que se iban a emplear en la obra, eligiendo las personas dignas de crédito y confianza… Edificó, también, atalayas a todo lo largo del litoral… Y Gibraltar pasó a tener zocos y una mezquita aljama donde rezar y predicar, y baños. Todo lo cual se mantiene en nuestros días".

La muralla litoral que acabada en Punta Europa la continuó construyendo el hijo de este sultán, Abu Inán, estando terminada en el año 1352.

El famoso viajero, nacido en Tánger en el año 1304, Ben Battuta, escribió, en su obra A través del Islam, en su capítulo dedicado a al-Andalus: "Embarqué en Ceuta en un barquito de cabotaje perteneciente a gentes de Arcila y llegué al país de al-Andalus. La primera ciudad andaluza que conocí fue la Montaña de la Conquista donde me entrevisté con su jatib, el distinguido Abu Zakariyya, y con el cadí Isa el-Bereber, a cuya hospitalidad me acogí y con quien di la vuelta a la montaña pudiendo contemplar las magníficas fortificaciones, bastimentos y pertrechos que dispusiera muestro señor Abu-l-Hasán y los añadidos por nuestro señor Abu Inán. Nuestro señor Abu-l-Hasán reconquistó Gibraltar (en el año 1333) recuperándola de los cristianos… La plaza fue tomada tras un asedio de seis meses. Por entonces no era lo que es ahora, porque nuestro señor Abu-l-Hasán levantó la colosal torre que hay en lo alto de la fortaleza (la actual torre de la Calahorra o Moorish castle). Además edificó unas atarazanas que con anterioridad no había y la gran muralla que rodea el monte empezando en el puerto y llegando hasta el tejar" (cerca de Punta Europa).

Para finalizar este acercamiento a las fuentes árabes medievales que mencionan las grandes obras de urbanización y fortificación de Gibraltar, hay que mencionar al compilador al-Himyari, que vivió a caballo entre el siglo XIII y el XIV, autor de un extenso diccionario histórico-geográfico de las principales ciudades del Islam. En la entrada correspondiente a Gibraltar escribe lo siguiente: "Esta montaña está situada cerca de Algeciras. Al pie del Yabal Tariq hay un fondeadero que ofrece a los barcos un abrigo seguro a todos los vientos. Uno de los califas de la dinastía fundada por Abd al-Mumin ordenó la construcción de una ciudad sobre el Yabal Tariq. Hizo acudir allí, de todas las ciudades de su imperio, albañiles y canteros, así como carpinteros para extraer la piedra de construcción y la cal... El soberano edificó en ella una mezquita mayor, un palacio para su residencia y otros palacios para los príncipes, sus hijos. Él mismo se ocupó activamente de esta fundación y otorgó solares a los principales personajes del imperio. Sobre la ladera de la montaña se habían excavado previamente ciertos puntos de donde brotaba el agua; se unieron entre sí estos puntos por medio de acequias, que alimentaban un canal que entraba en la ciudad para proveer de agua a los habitantes y a los rebaños. Esta agua, que era excelente y muy pura, iba a derramarse en un gran aljibe construido a tal efecto. Servía también para regar los huertos que se plantaron cerca de la ciudad. Gibraltar se convirtió pronto en una ciudad que sobrepasaba a las demás en cuanto a belleza y medios de defensa".

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