CD Manchego - Real Balompédica Linense | La crónica

La antes conocida como Recia (2-1)

Fran Carbià presiona al local Joao Dias

Fran Carbià presiona al local Joao Dias / J. Jurado/Lanza

En un lugar de La Mancha (Miguelturra), del que muy pronto los balonos no querrán ni acordarse abandonó la Real Balompédica Linense su condición de invicta como equipo de Segunda Federación. Y lo que es mucho más grave, se dejó allí gran parte de la escasa credibilidad que ya había ido despilfarrando desde su victoria en La Unión, que se antoja muy lejana. La Balona fue un equipo plano, amorfo, que cuajó un primer tiempo sencillamente lamentable (por no escribir vergonzoso) y que cuando quiso reaccionar enseñó todas sus vergüenzas. Que se antojan muchas. Los albinegros cayeron con justicia a manos del recién ascendido Club Deportivo Manchego y dejan a su hinchada con la sensación de estar viviendo una pesadilla. Un mal sueño que ya empieza a prolongarse más de lo debido. Y es que lo visto hasta ahora se parece poco o nada a los cantos de sirena que se escucharon tras el cambio de propietario.

Mere, que con lo poquito que tiene anda desquiciado buscando unas soluciones que no encuentra, introdujo una variante y colocó a Víctor Olmo en la zaga con Nani por delante, a ver si alguien desborda de una bendita vez. Renunció a Aridane Santana y jugó con un solo nueve. Queda por saber si por decisión propia o por algún problema físico del canario, que después no pudo completar ni medio tiempo. Está escrito: el asunto de las lesiones en la Balona es equivalente al Cluedo: todo es un misterio. El Manchego no tuvo problema alguno en desvelar antes del partido que tenía cinco bajas (sí, sí, cinco) y acabó llevándose el gato al agua. Igual es que eso no es tan necesario.

Con un dibujo o con otro, lo cierto es que la Balona fue un desastre en el primer periodo. Sin presencia, sin ambición... sin nada. El partido dejaba la impronta de que cada uno de los que vestía de blanco y negro hacía la guerra por su cuenta. Bueno, decir que hacía la guerra es ya ser extremadamente generoso. Y como está escrito que no hay peor cuña que la de la misma madera fue precisamente un exbalono, José Ramón Fernández (al que allí llaman directamente Choche), el que sacó los colores a los visitantes. Literalmente parecía que caminaba por una autopista. No encontraba freno alguno.

El Manchego avisaba e incluso Facundo Ackerman tuvo que esforzarse alguna vez. Hasta que llegó el minuto 18 y un pase a la espalda de la defensa precisamente de José Ramón permitió a Diego Aguirre marcar por bajo. La televisión no permite pronunciarse con rotundidad sobre el posible fuera de juego del atacante. Pero visto el desbarajuste que era la Balona no se antoja demasiado lícito pretender cargar las tintas contra el árbitro y sus auxiliares. En concreto para Alicia Galán, que fue la que mandó seguir desde la banda.

El gol no propició la más mínima reacción en la Balompédica. Fútbol de encefalograma plano. Ni con el balón ni por carácter. El centro del campo, con dos jugadores que -como está denunciado que sucede con los tres delanteros- se parecen demasiado, estaba desbordado. Nunca supo si so o arre. Y el Manchego, que ya había dicho su presidente que jugaba muy bien a esto, a sus anchas.

En el 40' el propio autor del primer tanto indultó a los albinegros con un remate tras un perfecto centro de Juan Durán que envió fuera no se sabe muy bien como.

A renglón seguido Morcillo atropelló a José Ramón cuando éste entraba en el área. El experimentado central ya ha cometido un par de disparates como éste. Le costó la amarilla. El exbalono anotó desde el mal llamado punto fatídico justo antes de que Ackerman tuviese que ser relevado con lo que se antoja que debe ser un problema muscular. Rodri Gea tuvo un debut digno. Algo bueno tenía que haber.

Más impotencia

Tras el asueto y con el partido perdido Mere buscó en Aridane Santana la solución a todos sus males. Pero eran tantos que hubiese precisado a Superman. Pero al chachi, al mejor Christopher Reeve. Nada de Hacendados.

Es cierto que en algunos compases de la segunda mitad y con un Manchego que temía perder su botín, la Balona estuvo en campo contrario. Pero la cuestión es por decisión de quién.

En el 66' la suerte (porque si no parecía complicado), se alió con la Balompédica, Un centro al área fue desviado por Martín Ros, que traicionó a su propio portero... que casi con total seguridad fue objeto de una falta por parte de Chema Moreno, que, para qué engañarse, le hizo lo que toda la vida de Dios se ha conocido como la cama. El balón se lo devolvió el poste y el delantero acabó con 300 días de sequía de los centrodelanteros de la Balona.

Cabía esperar un último coletazo de la Balona, siquiera fuera por dignidad. Pero el aparente desbarajuste no se corrigió. De hecho el técnico prescindió de Ángel Mancheño, que estaba llegando. Una falta al borde del área brindó a los visitantes la posibilidad de empatar. Pero el fútbol, a veces, también entiende de justicia. Por eso el lanzamiento se estrelló en la barrera.

Por encima de decisiones puntuales, la derrota de la Balompédica en su visita al Manchego deja un regusto a bofetada de realidad que tira de espaldas. La plantilla o experimenta una metamorfosis de esas milagrosas, o tiene toda la pinta de que ha tocado techo. Y además a base de ausencias queda en cuadro para recibir nada menos que al Estepona, que esa es otra.

En estos casos las miradas se centran en el entrenador, que tampoco es que esté dando con la tecla, pero tiene un bagaje que le ampara. Ahora, visto lo visto, los bueyes con los que ara no dan para mucho más. Y la paciencia de la gente tiene un límite. Sobre todo cuando se viene de un descenso.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios