Campo Chico

La primera piedra, yaziríes y xeminíes

La escultua inspirada en una pintura de la Laja Alta.

La escultua inspirada en una pintura de la Laja Alta.

La primera piedra del nuevo templo parroquial en la Plaza Alta se colocó el día 29 de junio de 1723. Ni siquiera habían transcurrido veinte años desde el comienzo de la repoblación consecuente al éxodo que tan magistralmente esculpió el gran imaginero sanroqueño Luis Ortega Bru. Hoy ya, gracias a sus actuales próceres políticos y al relajo del sentido de Estado que sufren sus mayores en saber y poder, el espíritu reivindicativo mantenido durante siglos ha desaparecido, pero en lo hondo de sus sentimientos los sanroqueños deben guardar el origen de sus ancestros.

La verdad es que la voluntad de Bartolomé Luis Varela, adelantado en el proceso de reafirmación del Gibraltar del exilio, fue establecerse en su hacienda donde años después estaría la Plaza Alta de Algeciras y los altos de la calle Real. Pero el cabildo acabó por situarse en San Roque y de él dependería el asentamiento algecireño cuando se acometió la tarea de construir un templo parroquial consagrado a Nuestra Señora de la Palma, advocación nacida de la reconquista del antiguo territorio andalusí.

La coletilla “de la Frontera” que sigue a los nombres de Jerez, Arcos, Chiclana, Jimena, Castellar, Vejer, y Conil, en la provincia de Cádiz; Cortes, en la de Málaga; Aguilar, en la de Córdoba y Morón, en la de Sevilla; recuerda su posición geográfica fronteriza en distintos períodos de la Reconquista con el reino moro de Granada. Desde la recuperación para los reinos cristianos, en 1240, de Aguilar y Morón hasta la de Cortes en 1485, transcurren casi doscientos cincuenta años del avance que en 1492, con la conquista de Granada, completa básicamente el mapa geopolítico de España convirtiéndola, a fecha de hoy, en el Estado más antiguo de Europa.

'El éxodo', de Ortega Bru. 'El éxodo', de Ortega Bru.

'El éxodo', de Ortega Bru.

Ya había consciencia de lo que es España durante la pertenecía del territorio peninsular al Imperio Romano. Según el profesor García Bellido, Ennio, un relator latino, emplea por primera vez el nombre de Hispania en su Historia Romana, unos doscientos años antes de nuestra Era. Pero la península ya tenía nombre mucho antes, era la Iberia de los griegos. Produce hilaridad que algunas mentes mezquinas anden ahora redefiniendo lo que es España. Viene a cuento señalar, aunque sea de paso, que “Hispanoamérica” e “Iberoamérica” son sinónimos y que “Latinoamérica” es improcedente. Hispania e Iberia es exactamente lo mismo, España y Portugal, y lo de latino extendería la inmensa obra de estos dos grandes países a lugares que no han tenido nada que ver con la incorporación de una gran parte de América a la civilización occidental. 

En el Acta de la ceremonia de colocación de la primera piedra de nuestra iglesia mayor, se recoge lo siguiente: “En el sitio de las Algeciras, en veintinueve días del mes de junio de mil setecientos veintitrés años, en el que celebró la iglesia la festividad del Príncipe de los Apósteles, San Pedro, yo don Pedro de Rossas Plasencia, cura y vicario de este sitio de Los Barrios y Algeciras, término de la ciudad de Gibraltar, con licencia del Excmo. Sr. Obispo don Lorenzo Armengual de la Mota, puse la primera piedra y cruz del cimiento de la nueva iglesia, advocación de Nuestra Señora de la Palma con las ceremonias del ritual romano”.

En cuanto al decreto que declara la erección del templo parroquial con clara voluntad de desligar sus funciones del de San Isidro de Los Barrios, hay un significativo párrafo que dice: “En cumplimento de nuestro cargo pastoral y por la facultad que el Santo Concilio y sagrados cánones tenemos para la elección de nuevas parroquias, deseando el consuelo de nuestros feligreses, por las presentes erigimos por parroquia con pila, cruz de entierros y demás derechos la iglesia del sitio de las Algeciras para que con independencia de San Isidro el cura que en ella nombramos sea párroco y administre todos los sacramentos y ejerza toda la autoridad y facultad de párroco en dicho sitio y territorio, que abajo señalaremos, percibiendo los derechos parroquiales obvencionales y de primicias que por derecho, costumbre y aranceles por nos dados le toquen y pertenezcan”. 

Naves en la Laja Alta (A. Mira Perales). Naves en la Laja Alta (A. Mira Perales).

Naves en la Laja Alta (A. Mira Perales).

Dada su continuidad a lo largo de la Historia y su posición, y no sólo por eso, Jimena de la Frontera ha significado mucho para la comarca desde todos los puntos de vista. Seguramente fue la admiración que su protagonismo y el de su gente representan para nosotros los yaziríes y en general para todos los campocalpenses, lo que me indujo a cometer el error, en la pasada entrega, de situar la nascencia de Guillermo García Jiménez (Estampas Algecireñas, 1980) en Jimena y no donde nació, que fue en Alcalá de los Gazules, unos años antes de la tragedia de 1936 que sufrió en sus propias carnes y en las de los suyos. Además eludí su primer apellido, lo que, empero, no logró despistar al maestro Juan Ignacio de Vicente del que he aprendido mucho y al que tengo el honor de contar entre lo más granado de mis amables lectores.

Conviene aprovechar la oportunidad para declarar abiertamente que poco podría decir en estos recuadros si no fuera por el trabajo bien hecho de una buena batería de investigadores que han creado el ambiente necesario para estar en condiciones de hablar y de escribir sobre nosotros mismos, sobre nuestra historia cercana y sobre lo que somos y adonde estamos. Si tengo, eso sí con gran esfuerzo de síntesis, que quedarme con uno, sería con Juan Ignacio, bien que haciendo hueco para Mercedes, su admirable esposa y adlátere científico. El maestro me advirtió del error que ahora rectifico.

Aunque Guillermo no era de Jimena, estaba bien citado. Apelo para justificarlo al adagio italiano “se non è vero, è ben trovato” (si no es verdad, está bien hallado), que es como decir que la intención era buena. Juan Ignacio, quizás para suavizar el efecto que puede producir en el sujeto, que le sea señalado un error, me dio otro nombre de jimenato importante, de tantos cuantos hay, para rellenar el vacío dejado por Guillermo, el del descubridor de la cueva de la Laja Alta y de sus pinturas rupestres. Ya sabía yo de Salvador Corbacho Rey, pero cuando me referí a sus paisanos Martín Bueno, Riquelme y el adoptado Regueira estaba pensando, sobre todo, en cuestiones relacionadas con Algeciras. No obstante, Juan Ignacio advirtió que si de acudir se trata a xeminíes falta Corbacho, más aún si se tiene en cuenta que la espléndida barca a remos que aparece dibujada en las paredes de la cueva de la Laja Alta, ha sido reproducida en un monumento de estructura metálica original de Rafael Gómez de Avellaneda, que ha estado en el muelle Juan Carlos I del Puerto durante más de dos décadas y ahora lo hace en la dársena del Saladillo. Durante un tiempo, también fue insignia de la Mancomunidad de Municipios.

Una vista espléndida del templo parroquial. Una vista espléndida del templo parroquial.

Una vista espléndida del templo parroquial.

De atender como es debido la sabia advertencia del maestro, de añadido hay que citar a dos mujeres extraordinarias que hicieron mucho por poner en valor el trabajo de los arqueólogos y aficionados que nos han ofrecido la posibilidad de conocer la riqueza del arte rupestre cobijada en la zona norte de la comarca. Me refiero a Ana María y Angelines Vallecillo Soriano. Un trabajo del redactor de este periódico Quino López, publicado el día 5 de septiembre de 2019, pone al corriente en un plis plas al lector de los prolegómenos que afectan a lo que se ha dado en llamar Arte Sureño, el fantástico escenario del arte rupestre en la orilla norte del Estrecho, y permite acceder al significativo Manifiesto de la Plataforma para la defensa del Arte Sureño, que se firmó hace casi exactamente cuatro años, el 24 de agosto de 2019, en la Casa Verde de Jimena de la Frontera.

¿Qué más decir de ese norte que corona a esta maravillosa comarca, abraza a la Serranía de Ronda y acaricia a la provincia hermana de Málaga? Puestos a decir no acabaríamos nunca. Decía un xeminí de pura cepa, Andrés Macías Sánchez, pionero, junto a José Luis Tobalina Cuerda, en la familiarización de la comarca con el Diario de Cádiz, buque insignia de la flota a la que pertenece este periódico, que el Puerto era de Jimena, y algo tenía de razón. El primer presidente de la entonces Junta de Obras del Puerto (JOP), creada poco después de la Conferencia Internacional celebrada en Algeciras en 1906, fue por poco tiempo Francisco Vicente Montero y Riera, que aunque había nacido en San Roque, pertenecía a una ilustre familia en la que abundan los jimenatos, como lo fue su padre, que nació en Jimena en 1818 y murió en San Roque en 1893; el llamado Historiador Montero, Francisco María Montero y Delgado, fue, con algún importante equívoco, probablemente intencionado, el celebrado autor de Historia de Gibraltar y de su Campo, publicado en Cádiz en 1860, traducido al inglés y difundido en Gran Bretaña.

Carátula del libro del historiador Montero Carátula del libro del historiador Montero

Carátula del libro del historiador Montero

Descendientes de los Montero son los hermanos De las Rivas. Carlos, el primogénito, puede ser considerado como el Puerto hecho hombre. En él ha estado desde que tiene uso de razón y a él ha servido en su ejercicio profesional. Su padre heredó la empresa náutica Vapores Punta Europa (Punta Europa y Aline) y él se convirtió, tras una carrera jurídica brillante y de amplio espectro, en secretario general de la JOP, hoy Autoridad Portuaria, en 1989, puesto en el que permaneció hasta su jubilación acaecida al filo del cambio de siglo. Pero no sólo es de señalar a nuestro querido Carlos como destacable descendiente de los Montero, también está nuestra no menos querida y admirada Victoria Guerrero Montero, alma, corazón y vida del Aula Universitaria de Mayores de la Universidad de Cádiz, fuente de sabiduría para los que por ser mayores saben muy bien lo bueno que es saber para saber cuánto no sabes.

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