cofradías

El Monte Carmelo, eterno horizonte

  • El periodista Ernesto Rodríguez rememora los 275 años de historia de la corporación del Carmen

  • Reivindica la coronación canónica en el pregón de la festividad carmelita

El pregonero Ernesto Rodríguez, frente a la Virgen del Carmen, ayer.

El pregonero Ernesto Rodríguez, frente a la Virgen del Carmen, ayer. / erasmo fenoy

"Convencido estoy plenamente de que ese amor que Algeciras y los algecireños te profesamos, desembocará sí o sí en que junto a la Palma os veamos coronadas canónicamente". Ernesto Rodríguez exigió ayer para la Virgen del Carmen el máximo reconocimiento que concede el obispado a la devoción popular de una imagen. Lo hizo desde el atril de la parroquia de la avenida Agustín Bálsamo en su pregón de la festividad carmelita y ante medio centenar de fieles. "No solo porque así lo demanden, al ser de justicia, nuestras hermandades, sino porque el pueblo así lo quiere y demuestra con hechos", añadió.

Rodríguez subió el ambón precedido por su presentación a cargo del director de Onda Algeciras TV, Javier Martínez. A ambos les une una amistad que se fraguó hace más de una década en el fragor del ejercicio de la profesión periodística en cabeceras de prensa como la extinta Area y medios de comunicación locales como Onda Cero y Antena 3. Martínez definió a Rodríguez como "un periodista de casta y un cofrade militante". "Aprendimos juntos a vivir y a trabajar hace más de 30 años. Lo llamo cariñosamente presidente de la asociación de pregoneros, por todos los que ha pronunciado", apuntó en clave anecdótica.

El pregonero comenzó a tomar medidas al pregón a primeros de mayo. La decisión no fue casualidad: "Quería arrancar en el inicio del mes de María, la Virgen y madre, acercarme un poco más a ella, a la más delicada de todas las criaturas del creador".

Las líneas anunciadoras de la festividad del Carmen sirvieron también de homenaje a los nombres propios de los 275 años de vida de la corporación: "Fue en su documento al Obispado. [...] El reverendo Sebastián González Araujo ya recogía el año 1743 como punto de arranque y añadía que hacía 31 años que la advocación era la de más arraigo en Algeciras". Los desaparecidos sacerdotes Manuel Flores, Francisco Cruceyra y Sebastián Llanes fueron reconocidos en el texto.

Al arraigo marinero. El informador algecireño evocó la devoción de los pescadores por la imagen de gloria: "No largaban amarras sin que sus tripulaciones se encomendasen a ti, para que les protegieses y arropases para que tuviesen una buena travesía".

La obra de Rodríguez no obvió las manifestaciones populares de la fe a la imagen en los barrios de la ciudad. El orador trasladó a los asistentes a la noche de julio en la que la barriada de Pescadores se paraliza cada año. Sale la Virgen del Carmen y la portan sus hijos, que son también vástagos de la mar. "Se viste de gala para procesionarte a hombros de quienes año a año renuevan su promesa de honrarte", dijo.

Para la Armada Española, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera pidió a la Virgen su amparo: "Cuida también de quienes consagran sus vidas a proteger las nuestras y lo hacen en las aguas que vigilan y controlan a diario./ Todos son nuestros particulares ángeles de la guarda y necesitamos que sigas cuidando de ellos".

En las postrimerías Rodríguez se detuvo y fijó su mirada en la bancada del templo. Esperó a que su voz derramase su sentir y corriese a través del aire hasta detenerse en el corazón de los hermanos: "Se acaba la travesía de este humilde pregonero/ ya se atisba otra orilla/ El pregón, una barquilla que lleva tu nombre en la quilla: Carmen, madre del amor".

Con la piel erizada y el rostro impregnado de emoción elevó el tono para dirigirse a la cuadrilla del Carmen. "Costaleros de Algeciras, mecedla con suavidad, porque lleváis con orgullo a la reina de la mar./ Y cuando vayáis a embarcar/ marchándose ya la tarde en el Aitana del Carmen/ hacedlo con el amor que se profesa a una madre", declamó.

"Dejadme que os acompañe/ ese día del Carmen en que los barcos se engalanan/ Y te pasea, señora/ Con el amor que te tiene esta tierra mariana". Los hermanos enmudecieron y al instante rompieron en un unísono aplauso que capituló las palabras de Rodríguez, que abrazó sus tapas en señal de agradecimiento.

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