La mujer en la ciencia

En lo que respecta al rendimiento, el colectivo femenino, más disciplinado y constante, está por encima

Solo a Dios se le podía ocurrir dejar establecido cuál sería el soporte del alumbramiento. Si asumir el rol de gestante hubiera quedado al arbitrio de la especie, tal vez los animales irracionales habrían decidido por instinto a qué sexo le correspondía, pero en la especie humana habría sido un caos. El cuerpo de cada uno de los contendientes fue pues diseñado a la medida de su misión y seguramente el placer se añadió al proceso para contribuir a que el deseo tuviese sentido. El diseño de los instrumentos físicos y fisiológicos para que la relación sexual -inicialmente concebida como medio para la preservación de la especie- cumpla su fin, no podía descartar fallos e imperfecciones pues la perfección habría coartado la libertad del individuo, que ha de ser prioritaria, y eliminado el azar, condiciones esenciales para una vida plena.

El hombre y la mujer tienen una estructura corporal muy distinta y sus habilidades y destrezas están condicionadas por ese hecho. Las diferencias derivadas de esas evidencias, son la causa de la asunción de funciones en la unidad familiar y en la sociedad. Por lo demás no hay evidencias científicas de que el hombre y la mujer tengan capacidades específicas diferenciadas, más allá de las que se derivan de sus cualidades innatas. Una mujer podrá levantar menos peso que un hombre o correr a menor velocidad, pero no comprender un razonamiento con más o menos rapidez o facilidad que lo haría un hombre. La experiencia de un profesor de matemáticas con muchos años de ejercicio profesional, que es mi caso, da fe de ello. Puedo asegurar además que en lo que respecta al rendimiento, el colectivo femenino, más disciplinado y constante, está muy por encima.

No hace mucho, el día 15 de julio de 2017, falleció, a los cuarenta años, Maryam Mirzakhani, matemática iraní, profesora de la Universidad de Stanford (USA). Tres años antes había sido galardonada con la Medalla Fields, el más alto reconocimiento que la Unión Matemática Internacional concede al matemático de menos de cuarenta años que haya hecho en los anteriores cuatro años, una aportación especialmente relevante en matemáticas. Al recordarlo hoy, he querido rendir homenaje a su memoria y a la de tantas otras mujeres que ahora o a lo largo de la historia, teniendo que vencer con frecuencia, mayores dificultades que las que encuentran los hombres, trabajaron y trabajan para que el mundo en que vivimos sea más habitable.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios