Sequía, Doñana, nula convergencia económica, listas de espera y hegemonía política del PP. Son cinco de las claves del año en Andalucía. Antes del cambio climático había un año seco de cada cinco. En la última década ha sido al revés. En el futuro no va a llover más; además de nuevos recursos hídricos, habrá que estudiar cómo y dónde se consume menos agua. Por ejemplo, no podía haber agua para todos, como prometían Vox y el PP en Doñana a los regantes ilegales. El acuerdo entre el Gobierno central y la Junta ha llegado tras un desprestigio internacional del Parque. En el haber de la Junta hay que anotar la compra de una finca de 7.600 hectáreas en las marismas del Guadalquivir.

Un millón de andaluces están en lista de espera para consulta o intervención quirúrgica. Todas las autonomías están mal, pero Andalucía es de las peores: la cuarta por la cola en demora para operaciones y la segunda peor para ver a un especialista. El PIB también retrata el retraso regional. Frente a la propaganda que presume a diario de liderazgo, Andalucía tiene el menor PIB per cápita de España, con un 74,9 sobre un promedio nacional de 100. En 1982 era de 75,4 y ha oscilado entre los 72,6 de 1999 y los 77,6 de 2005. Después de cinco años de gobierno del PP, la convergencia económica sigue pendiente.

Es relevante que el Partido Popular ha conseguido, tras su mayoría absoluta regional de 2022, una hegemonía institucional casi absoluta en las municipales de mayo: gobierna todas las capitales y casi todas las diputaciones. Un éxito que no redondeó en las generales de julio. Ambas elecciones se caracterizaron por una polarización extraordinaria a nivel nacional. El PP triunfó en mayo pidiendo “derrocar el sanchismo”. Y Pedro Sánchez mantuvo el poder en julio alarmando sobre la extrema derecha. Después, para amarrar votos, hizo concesiones a los ultranacionalistas: amnistía para el procés, blanqueo a Puigdemont, Alcaldía de Pamplona para Bildu… Esta polarización, palabra del año para la Fundéu, se ha traducido en una crispación irrespirable en los debates institucionales.

En la política nacional destaca una andaluza, María Jesús Montero, recién nombrada vicepresidenta primera. Es número dos del PSOE y número dos del Gobierno; 33 años después de la dimisión de Alfonso Guerra se reproduce el esquema. En el plano internacional lo más relevante es la guerra de Gaza. A los 1.200 muertos y 240 secuestrados del ataque terrorista de Hamas, Israel ha respondido con una masacre. Ya hay 21.000 muertos palestinos; una tercera parte eran combatientes y más de la mitad, niños. La destrucción de Gaza ha provocado el desplazamiento de casi dos millones de personas. La guerra está alterando el tráfico marítimo por el Mar Rojo y quebrantando la cohesión de los aliados de Estados Unidos, principal baluarte sionista. Este conflicto inacabable, por sí solo, hace de este que termina un año ceniciento.

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