He corregido exámenes de Filosofía en Selectividad, cuestión en la que tengo experiencia acumulada. Nota media que pasa un poco del seis y uno de cada cinco suspenso. Teniendo en cuenta que no podemos bajar por ortografía ni por cuestiones lingüísticas ni formales, y he visto cosas que no creerían, mi conclusión es que, oh sorpresa, el nivel no es bajo sino patético.

Lo fácil es culpar a la chavalería y su indolencia e incapacidad de frustración, signos de nuestra época, sin duda, el profesorado de matemáticas que conozco está sorprendido por la polémica de un examen que no suponía más dificultad que pararse a leer. En Filosofía, lo digo por si piensan que la materia es larga y que la opcionalidad es compleja o algo parecido, sólo hay cuatro autores y puedes elegir el que quieras, con lo cual estudiando uno tienes garantizado el sobresaliente.

Las universidades no paran de subir las notas de corte y nosotros la evaluación por elevación divina y esotérica, por conocimientos no. Las carreras ya no se hacen por vocación, sino por aprovechar tu fantástica nota: miles de alumnas brillantísimas, de espabiladísimos alumnos que quieren ejercer la Medicina no entran en las Facultades, mientras la ambición lleva a otras a estudiar esa carrera para terminar donde mejor paguen, o sea, fuera de España. ¿Quién lleva el timón de un país que dice necesitar sanitarios?

He leído más de cien veces temas de libros de texto repetidos de memoria y mal y poco. Eso no es culpa de los discentes. El libro de texto es una enfermedad del Sistema Educativo. El aula es para transmitir conocimiento, espíritu crítico y sobre todo explicar los porqués, un manual puede ser una referencia pero la labor de la docente es desbrozar esos contenidos en su clase y la del discente estar atento, tomar notas (“Verba volant...”) y ser capaz de sintetizar una información que, para entonces, ya habrá conformado parte de su Cultura. Esto debería comprobar una prueba evaluadora, lo demás es mediocre y pobre intelectualmente. Y ésta es la media, de todos.

No hay plan: si es imposible controlar para mejorar, nadie puede controlar un empeoramiento. Esto no significa que no sea necesaria la utopía y rechazable la distopía. Al grano: nadie está destruyendo lo Primario (Salud, Vivienda, Educación...), pero estamos gobernados por gente pseudopreparada que tiene el crecimiento como huida hacia delante permanente, crecer, fomentar, no vivir... Un alumnado analfabeto funcional es la consecuencia de esa mentalidad, pero también será la causa de una sociedad sin ideas, sin principios y abocada a la simbología, las imágenes y el sálvesequienpueda. ¿Quién dirige?

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