Corrupción en Europa, España y el Sáhara Occidental

No es fácil de entender la carta de nuestro presidente al rey de Marruecos siguiendo la línea de Trump a favor de la ocupación

Esta semana hemos sabido que uno de los principales acusados en el caso de corrupción que ha golpeado al Parlamento Europeo, el antiguo eurodiputado italiano Pier Antonio Panzeri, ha acordado este martes en Bruselas desvelar toda la información posible sobre la trama de corrupción a la justicia belga a través de un "acuerdo de arrepentimiento" por el que se compromete a revelar los secretos del Catar-Maroccogate a cambio de asegurarse una condena reducida. Muy pronto un gran número de medios de comunicación han señalado que todos los inicios apuntan a que tanto Catar como Marruecos presuntamente sobornaban a buen número de personas del entorno del Parlamento Europeo, incluidos varios parlamentarios, con el fin de que prevalecieran sus intereses. Este asunto es especialmente grave y afecta directamente a España. A toro pasado es más fácil entender como el Parlamento Europeo emitió informes favorables para firmar acuerdos comerciales con Marruecos que permitían el expolio de los recursos naturales del territorio del Sáhara sin consentimiento de los legítimos representantes del pueblo saharaui. Afortunadamente en la UE el Tribunal de Justicia sigue siendo el garante último del cumplimiento del derecho y en varias sentencias ha anulado esos acuerdos recordando la vigencia del derecho internacional, reconociendo que el Sáhara es un territorio ocupado pendiente de descolonizar y sus recursos naturales pertenecen al pueblo saharaui.

En relación con España, debemos recordar que es la potencia administradora de iure del territorio y que todavía mantiene obligaciones jurídicas sobre su antigua colonia hasta en tanto no se ejercite legítimamente el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Por ello, no es en absoluto aceptable que defienda en todos los foros internacionales la potencia ocupante y se abstenga de cumplir sus obligaciones internacionales que son también en cierto modo históricas y éticas.

No es fácil de entender la carta de nuestro presidente del Gobierno Pedro Sánchez al rey de Marruecos siguiendo la línea marcada por Trump y alineándose claramente con la ocupación. Se llegó a publicar que la existencia de una red de espionaje presuntamente por parte de Marruecos (caso Pegasus) al propio presidente del Gobierno y algunos de sus ministros con competencias sobre relaciones con Marruecos pudiera ser un factor determinante. En realidad, la falta absoluta de transparencia y explicaciones racionales del giro en la política exterior han hecho siempre sospechar sobre la existencia de elementos oscuros en la gestión de nuestras relaciones con Marruecos. El caso de corrupción en el Parlamento Europeo proyecta muchas sombras y dudas.

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