Campo chico

Alberto Pérez de Vargas

Chirimbolos en la espadaña

Han aparecido, a un lado y otro de la espadaña de la Capilla de Europa, unos ingenios de cerámica

Sobre la cúpula y alrededor de la linterna de la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla, se sitúan numerosos chirimbolos –parece que de terracota−, ya bastante raídos por el paso del tiempo y los rigores del clima, que no se sabe muy bien qué pintan en semejante lugar. En ocho juegos, están secundados por otros aún mayores que los rodean circunvalándolos. Sobre la linterna, otros ocho de menor tamaño terminan coronando unos tirantes curvados de doble recorrido, que parecen ser contrafuertes para preservar la linterna, de los vientos excesivos. Yo diría que, sin contar los más pequeños, situados ya sobre la linterna, hay un par de docenas de estos artilugios, que recuerdan una formación de centinelas sin alma ni formas corporales, guardeses de no se sabe qué imaginario.

Recién aparecidos a un lado y otro de la espadaña de la Capilla de Europa, unos ingenios de cerámica, seguramente han inspirado sus formas en aquellos pequeños chirimbolos de la linterna de la catedral sevillana. Era lo que le faltaba a la espadaña, tras el encalado que soporta junto a la fachada norte del recinto. Su parecido a la entrada de un cortijo de La Campiña de Carmona o de El Aljarafe es cada vez mayor. Hemos tenido suerte de que al P. Marina, que según parece es el ingenioso generador del trastorno estético, no se haya levantado un día con la ocurrencia de pintar de verde esperanza la fachada clásica de la capilla, o quizás de encalarla también.

Un pariente cercano del restaurador de la capilla, el arquitecto algecireño Enrique Salvo; al que supongo sumido en la estupefacción por lo que andan haciendo con su obra; el tío Manolo, escultor de fina estampa, un buen día de hace poco más de una década, observó la hornacina vacía de la fachada y esculpió un pequeño San Bernardo que colocó en ella. El santo francés, Bernardo de Claraval (1090-1153), Doctor de la Iglesia, nunca estuvo por estos pagos, que Dios guarde, pero mire usted por dónde, se murió un 20 de agosto; la misma fecha, de 1462, en la que las tropas castellano-leonesas conquistaron Gibraltar a la morería. Desde entonces es patrón de la comarca, si bien se le cita a veces como patrón de Algeciras.

El Crismón que aparece sobre la hornacina, contrasta con la fachada clásica. Se colocaría como cualquiera de los demás atributos; San Bernardo, chirimbolos, encalados y otros; según capricho del emprendedor. Habrá que esperar que Nuestra Señora nos preserve de los sujetos y de las ocurrencias que estén por llegar, cuyas formas y naturaleza sólo Dios puede prever.

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