crónica personal

Pilar Cernuda

Catalana y mujer

SABÍA que estaba dando un titular, aunque respondía una pregunta de respuesta obligada: "¿Puede una mujer catalana ser secretaria general del PSOE?", le planteó el periodista. Y Chacón no dudó ni un segundo: "Claro, a ver quién se atreve a decir que una mujer catalana no puede serlo". Y se abrió la caja de los truenos.

Es evidente que una mujer puede ser lo que quiera si se lo trabaja y acumula los méritos para serlo, al igual que un catalán, y por tanto una mujer catalana. Y si lo que quiere es la secretaría general del PSOE, pues no tiene más que plantearlo. Cosa distinta es que, si se lo plantea, Carmen Chacón sea la persona más indicada para ocupar ese cargo que si es importante cuando el PSOE gobierna, es aún más relevante para el partido cuando se encuentra en la oposición. Porque en este último caso al secretario general corresponde poner al partido en disposición de arrebatar el poder al adversario, y debe hacerlo con personas que están más desmotivadas en la oposición que cuando se gobierna.

No era un secreto para nadie que Chacón aspiraba a la secretaría general del partido. No ocultó su decepción cuando Zapatero le pidió que no se batiera con Rubalcaba en primarias, pero eso no impide que pretenda presentar su candidatura cuando se celebre el congreso del PSOE. De hecho, nadie en el PSC menciona a Chacón cuando se discute sobre la persona más adecuada para ocupar la secretaría primera de ese partido, porque los socialistas catalanes saben que Chacón tiene la vista puesta en el PSOE. Chacón podría haberse impuesto a Rubalcaba en las primarias porque tiene gancho entre la militancia joven. Sin embargo, lo tiene más difícil en un congreso, donde la secretaría general depende de los votos de los compromisarios, la mayoría de ellos cuadros del partido que suelen acomodarse a las indicaciones de Ferraz, aunque algún congreso federal ha habido con sorpresa importante.

La elección del futuro secretario general del PSOE tiene consecuencias que van más allá de la propia estructura del partido. Tal como está España, en una situación de gravedad extrema, es imprescindible que el próximo presidente de Gobierno, presumiblemente Rajoy, cuente con el apoyo de los partidos de la oposición, fundamentalmente el partido mayoritario, así como de todas las fuerzas sociales, sindicatos y empresarios. En ese contexto, el secretario general va a tener un papel de tanta relevancia que es obligado que cuente con un incuestionable sentido de Estado. Rubalcaba lo tiene aunque desde que fue designado candidato no lo ha demostrado, o no lo ha demostrado como pretendían sus seguidores, ha presentado su peor cara en lugar de la más positiva. En cuanto a Chacón, no ha logrado hasta ahora que su sentido de Estado aparezca claramente.

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