Fallece V. S. Naipaul, el Nobel de Literatura caribeño

El mundo literario despide al autor que transformó la rabia en precisión

  • Salman Rushdie ha sido de los primeros en lamentar la pérdida del escritor, al que consideraba, pese a sus desacuerdos, "un amado hermano mayor"

Sir V. S. Naipaul mostrando en 2001 la Medalla del Nobel

Sir V. S. Naipaul mostrando en 2001 la Medalla del Nobel / JONAS EKSTROMER

El mundo de la literatura despidió ayer al británico Vidiadhar Surajprasad Naipaul (V.S. Naipaul), que desde sus orígenes caribeños e hindúes exploró la realidad de las antiguas colonias a través de novelas, memorias y relatos de viajes. El ganador del Premio Nobel en 2001, hijo de inmigrantes indios nacido en Trinidad y Tobago, ubicó algunas de sus obras más conocidas en su tierra natal, que abandonó en 1950 para vivir en el Reino Unido. Sus críticas sobre la religión, la política y a algunos de los pilares de la tradición literaria, así como sus complejas relaciones con las mujeres, rodearon su vida de polémica en diversas ocasiones. El escritor Salman Rushdie, con quien mantuvo enconadas disputas, fue uno de los primeros en rendirle tributo en un mensaje en las redes sociales: "Estuvimos en desacuerdo toda nuestra vida, sobre política, sobre literatura, y siento como si acabara de perder a un amado hermano mayor”, escribió el autor de los Versos Satánicos.

Naipaul, que publicó en 1957 su primera obra, El sanador místico, consolidó su prestigio internacional en 1971 al recibir el premio Booker Prize por En un estado libre, una narración de relatos entrelazados sobre inmigrantes indios y antiguas naciones coloniales en África. Diez años antes había publicado ya una de las novelas clave de su carrera, Una casa para el señor Biswas, en la que utilizó elementos de su biografía y la de su padre para componer una visión personal de la vida en Trinidad y Tobago. Una de sus facetas más polémicas se refleja en su obra de 1981 Entre los creyentes: un viaje por el Islam, un relato de seis meses de viaje a través de Irán, Pakistán, Malasia e Indonesia en el que analiza el crecimiento del extremismo religioso tras la Revolución Islámica.

Al concederle el Premio Nobel, en 2001, la Academia Sueca elogió su habilidad para "circunnavegar la literatura” y su "incorruptible búsqueda en trabajos que nos impulsan a vislumbrar la presencia de historias ocultas”. "Naipaul es un filósofo moderno. En un estilo atento, que ha sido debidamente admirado, transforma la rabia en precisión y permite que los sucesos hablen con su propia ironía intrínseca”, sostuvo el comité del premio. Naipaul fue criticado en ocasiones desde los países poscoloniales que describía en sus obras por haber elegido vivir en el Reino Unido. El novelista cubano Guillermo Cabrera Infante le defendió en alguna ocasión al decir que era un escritor que "dice las verdades” y por ello "le han negado la sal y el agua por todas partes”. "Ha hablado pestes” de la India y Trinidad, y "nadie es profeta en su tierra”, señaló Cabrera Infante en 2001.

Naipaul, a quien su padre leía libros de Shakespeare y Dickens cuando era un niño, vivió en su Trinidad natal hasta los 18 años, cuando ganó una beca y se trasladó al Reino Unido para estudiar en la Universidad de Oxford.

Su primera mujer, Patricia Hale, con quien se casó cuando tenía 22 años, murió en 1996, tras lo cual contrajo matrimonio con la periodista paquistaní Nadira Alvi. En 2008, una biografía autorizada de Naipaul provocó escándalo al revelar que el escritor mantuvo durante veinte años, a partir de 1972, una relación sadomasoquista con una argentina de origen británico llamada Margaret.

Su segunda esposa confirmó la pasada noche en un comunicado la muerte del escritor. "Fue un gigante en todo lo que logró. Murió rodeado por aquellos que él amaba, habiendo vivido una vida llena de maravillosa creatividad y empeño", señalaba esa nota.

Entre los tributos que ha recibido Naipaul, la novelista marroquí-estadounidense Laila Lalami le describió como un "fantástico estilista". "En su mejor momento podía escribir con enorme ternura y buen humor sobre personas cuyas vidas habían sido borradas por las narrativas coloniales", describió Lalami.  

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