España

CiU busca una muleta alternativa a ERC para seguir en el poder hasta 2016

  • El PSC, con 19 diputados en el 'Parlament', es la primera y casi única opción: Duran ya tantea a Iceta El Gobierno también recurrirá el descafeinado 9-N rediseñado por Mas

El Gobierno catalán ya maneja escenarios alternativos tras el regate del president Artur Mas con la consulta soberanista del 9-N. A pesar de que ERC mantiene de momento su respaldo de 21 escaños a CiU en el Parlament, los 19 del PSC son igualmente válidos para agotar la legislatura, cuya muerte estaría fechada en 2016 si no hay adelanto electoral.

Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, el supuesto verso suelto de la federación nacionalista, ha mantenido contactos con Miquel Iceta, primer secretario del PSC tras la marcha de Pere Navarro el pasado 14 de junio. Ambos admitían ayer que las negociaciones apenas han florecido. "Todo está muy verde", confesaba Iceta tras la sesión de control a Mas.

Duran y Unió se sentirían más cómodos con un aliado menos maximalista que ERC, partidaria de una declaración unilateral de independencia y de que ésta se incluya como condición sagrada para diseñar una lista unitaria en los próximos comicios "plebiscitarios", la alternativa a la alternativa de Artur Mas después del fiasco del 9-N. Pero Iceta aclaró que el único interlocutor verdaderamente válido es el president, es decir, su partido, CDC, más soberanista (en general), con mayor peso electoral (la proporción aproximada es de tres a uno respecto a UDC) y también más dividido cuando toca esbozar la hoja de ruta de los meses entrantes.

CiU sabe que ha dejado de contar con ICV y, menos explícitamente, con la CUP. La incógnita es Oriol Junqueras (ERC), templado como nunca lo fueron sus predecesores, dispuesto a dejar que Mas se inmole con la parodia del 9-N light y sólo proclive a una lista conjunta si en el programa se eliminan trampas semánticas y se abraza la vía de la desobediencia civil.

En esta tesitura, Mas podría elegir la carta predilecta de Mariano Rajoy: dejar que el tiempo trabaje solo, contentarse con una consulta que más bien parece una recogida de firmas y resistir en la butaca a la espera de que un cambio de viento restablezca las muy maltrechas opciones electorales de CiU.

Si Artur Mas comienza a parecerse (estratégicamente) a Rajoy, Rajoy cada vez se muestra más fiel a sí mismo. Como un monje tibetano frente a su mandala, repite el mensaje hasta grabarlo en el aire: diálogo sí, pero dentro de la ley; reforma constitucional sólo si se aclara el objeto específico y se sube al carro un PSOE que apuesta por un recauchutado más integral; ocurrencias, las mínimas, desafíos, los justos. Si la actitud chulesca de Mas persiste, Rajoy recordó ayer su respuesta: batalla judicial, rigurosa aplicación del rodillo estatal.

Entretanto, la presidenta de la Junta, Susana Díaz, abrazó (también) su guión habitual, exigiendo a Mas que "frene el engaño a los catalanes y se siente a dialogar", reclamando acción al jefe del Gobierno español y calificando de "acto de propaganda electoral" el 9-N bis anunciado el martes por el president. Curiosamente, el protagonismo de Díaz puede crecer si se concreta la dupla CiU-PSC. Los socialistas catalanes son más primos que hermanos del PSOE, pero la vocación nacional de la presidenta y el hecho de que el PSC nunca pactará gratis le permitirían introducir elementos suavizantes en el contrato autonómico.

Habrá que esperar unas semanas para comprobar cómo afecta este giro argumental a la pulsión independentista instalada en amplios sectores de la sociedad y apadrinada por la ANC. Aunque el derecho a decidir encierra en parte la frustración por una crisis que no se va, no es descabellado pensar que las opciones de Ciutadans, o incluso la corriente abstencionista, crezcan nuevamente. Mientras no se demuestre lo contrario, CiU sigue siendo el reflejo político más aproximado a la masa civil catalana. Y lo de Mas ha sido, básicamente, un bofetón a los suyos.

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