Otro año atascado en el día de la marmota

Algeciras CF | Resumen 2018

El Algeciras dice adiós a un 2018 que vio a los de Asián truncar el sueño del ascenso en Ibiza

El ilusionante inicio de la era Viso, frustrado en diciembre con una crisis que deja a Mané y Berlanga al cargo

La deuda heredada, el gran lastre de un club que necesita un aval con la Seguridad Social

La directiva del Algeciras, el día que presentó el proyecto con Mané y Javier Viso, en junio.
La directiva del Algeciras, el día que presentó el proyecto con Mané y Javier Viso, en junio. / Nacho Marín

Se va un año con más decepciones que alegrías para el Algeciras CF. 2018 representó el día de la marmota para un algecirismo que de nuevo vio roto el sueño del ascenso a Segunda B a las primeras de cambio. Ibiza se convirtió en Astorga. El proyecto deportivo de José Antonio Asián dio paso a un relevo de la casa, un técnico joven como Javier Viso que hizo jugar de maravilla a los albirrojos en un arranque de ensueño, pero que a las puertas de la Navidad fue destituido tras perder en Los Barrios para abrir un periodo de incertidumbre. Mané, el artífice de la actual plantilla, y Berlanga, el capitán que colgó las botas, tomaron las riendas con un tropiezo el 29 de diciembre en Écija que agrava la crisis con la recibe el año el Nuevo Mirador.

Lo mejor, quizás lo único positivo en un balance rápido, es que el Algeciras CF sigue respirando, con sus penas y sus ratitos de gloria, este club centenario sobrevive a la losa de la deuda heredada gracias a la gestión económica de una directiva que a día de hoy está en el disparadero por el momento deportivo y otros encontronazos que han tensado la cuerda entre la grada y el palco. Existe un divorcio que va a más.

En La Menacha necesitan un aval para rubricar un armisticio con la Seguridad Social, pero también precisan que la pelotita entre y el equipo esté en la pelea entre los cuatro mejores del grupo X porque otra campaña más en Tercera división sería el enésimo mazazo para la parroquia.

Y eso que 2018 comenzó de la mejor manera. Los albirrojos se dieron un atracón de goles (4-0 ante el Puente Genil) en su mejor partido hasta el momento a las órdenes de Asián y se ponían a cuatro puntos del liderato del Cádiz B. Aquel día se lesionó por enésima vez el delantero Chico Díaz. Fue el preámbulo de su marcha. El equipo ya estaba sin Pablo Ganet, que hizo las maletas a Tánger, y estaba a punto de aterrizar Moussa, el único acierto de un mercado de invierno esperpéntico que acabó con el argentino Damián Solferino como solución nefasta a los males en ataque.

El Algeciras sufrió su primera derrota del año el 11 de febrero en el Nuevo Mirador (1-2 ante el Xerez CD). Un “patinazo inaceptable”, tituló este periódico sobre un tropiezo que ya emitía síntomas del siguiente revés en Ceuta. Asián salvó los muebles la semana siguiente en el añadido ante el Atlético Onubense y el algecirismo, poco a poco, se concienció de lo imposible de alcanzar el primer puesto del intratable filial cadista del exalbirrojo Mere.

Los albirrojos se llevaron el 8 de abril el derbi comarcal ante la UD Los Barrios en La Menacha (2-1, con dos zapatazos de Albertito) y certificaron en la penúltima jornada su clasificación para la fase de ascenso con una goleada ante el Ciudad de Lucena (4-0). Los de Asián llegaron a la visita a Gerena con el tercer puesto del grupo garantizado así que el técnico reservó y probó para cerrar la liga con derrota.

En estos primeros cinco meses de 2018 la actualidad institucional y económica del Algeciras se sostuvo en un segundo plano, pero con la sombra siempre latente de una deuda que maniató cualquier gestión de la directiva.

Llegó el 14 de mayo y el Algeciras volvió a estar por segunda campaña consecutiva en Las Rozas. El sorteo del playoff deparó al coco que nadie quería ver en el Nuevo Mirador: la UD Ibiza de los exvalencianistas Amadeo Salvo y Rufete, un equipo hecho a golpe de talonario, favorito, pero que a la postre fue más temido de lo necesario. La bola fijó el primer duelo en casa y la vuelta en la isla. La suerte no estaba de cara porque a un par de días del primer cara a cara el Algeciras perdió a Albertito por una lesión de rodilla similar a la que padeció en invierno. Los de Asián se quedaron sin su jugador más desequilibrante y el golpe resultó letal: los albirrojos cayeron en el Nuevo Mirador con un tanto de Cirio y aunque pusieron todo el corazón del mundo en la vuelta volvieron a caer contra los ibicencos por 2-1. Mané marcó su primer gol con el Algeciras cruelmente el día que colgaba las botas, una retirada que había anunciado a comienzos de febrero. El campo de Can Misses registró el 27 de mayo una nueva decepción para todo el algecirismo, el segundo fracaso seguido en la primera ronda del playoff, como un año antes en Astorga con David Guti en aquella tanda de penaltis en la que marró David Camps.

El retorno de la expedición trajo cola porque la directiva tomó un camino y la plantilla se quedó atascada en Barcelona, donde hubo quien tuvo espíritu hasta para salir de fiesta. Tras unas jornadas de reflexión en las que el propio José Antonio Asián dio por acabada su andadura como entrenador, la directiva apostó por quien había sido su ayudante, el algecireño Javier Viso.

El 6 de junio el Algeciras presentó su “nueva identidad” con Viso como preparador, Mané como secretario técnico y Miguel Ángel García como el directivo encargado de la parcela deportiva. Un proyecto enfocado a revalorizar la cantera, que pasó a estar coordinado por Miguel Ángel Berlanga, quien anunciaba su intención de seguir un año más dentro del terreno de juego. El proyecto 2018-19 comenzó con descartes y con la llegada de los primeros fichajes de una tacada, todo de golpe, con algunos nombres ilusionantes como el delantero Antonio Sánchez, el algecireño Fran No o la ansiada renovación del Gato Romero. Se desencadenó entonces el culebrón Máiquez, que acabó con la salida de uno de los emblemas del algecirismo en la última década. El bravo defensa algecireño recibió un merecido homenaje sobre el césped con su familia el pasado 7 de octubre.

La puesta en escena del Algeciras de Viso llegó con una victoria épica en casa (1-0 ante el Écija) y un comienzo demoledor de cuatro triunfos consecutivos en uno de los mejores arranques del club. El San Roque de Lepe de Ganet cortó la euforia de golpe con un empate en el descuento y el Algeciras perdió a la semana siguiente en Arcos.

La normalidad presidió la marcha de un conjunto que ganaba en La Menacha y sumaba fuera, pero ya con alguna derrota como la de Ceuta y sin la autoridad mostrada en Gerena o Utrera. El primer gran golpetazo para el Algeciras de Viso se produjo el 11 de noviembre con el 0-4 encajado ante el Coria. La humillación pasó factura a un equipo que luego apenas se llevó la alegría de vencer en Guadalcacín al colista en el debut por fin de Moha y después al Betis Deportivo. Los rojiblancos, siempre al acecho del liderato, dejaron pasar innumerables trenes para volver a la cabeza hasta que enlazaron las derrotas con el Cádiz B (0-1) y en Los Barrios (2-0) ante un rival resucitado de la mano de Rafa Escobar que se apoderó del cuarto puesto. La decepción en la Villa con casi un millar de fieles llenando las gradas clavó la puntilla a Viso el pasado 23 de diciembre, que ya había venido deslizando mensajes de que los refuerzos no llegaban y el equipo estaba agotado ante tanta tralla.

La directiva entregó el testigo a Mané, el hombre que confeccionó el plantel, y el pasado día 26 Miguel Ángel Berlanga anunció su retirada para sumarse como ayudante del secretario técnico en un banquillo que aguarda a una tercera pata de la casa. El debut llegó en Écija con una nueva derrota, un palo que agrava la crisis para despedir el año.

En cuanto a la deuda, “el Algeciras se mantiene estable”, como tituló este diario tras la última asamblea ordinaria de socios. Ricardo Alfonso Álvarez y su junta tienen “controlada” y “encauzada” la deuda concursal, que cada temporada precisa de unos 38.000 euros, pero la espada de Damocles pende aún sobre la cabeza con la losa de Tesorería, con quien el club necesita avalar casi un millón y medio de euros para alcanzar un convenio de pagos a largo plazo que permita al Algeciras respirar y normalizar sus cuentas.

La realidad es que el Algeciras ha agotado 2018 sin encontrar ese avalista tan necesario para su supervivencia y la directiva se ha visto abocada a negociar con grupos inversores interesados, aunque esa vía significaría la conversión en Sociedad Anónima Deportiva. A día de hoy parece la solución más factible de una institución centenaria que en diciembre vio nacer un nuevo libro sobre su historia y los comienzos del balompié en la ciudad con la llegada del ferrocarril. Los orígenes de un club especial de Ricardo Almagro y Francisco García Corral ya está disponible como regalo de Reyes para cualquier algecirista que se precie.

stats