Écija Balompié - Algeciras CF | La crónica

(1-0) Un juguete roto

  • El Algeciras despide 2018 con una derrota en Écija y agudiza su crisis en el estreno de Mané y Berlanga

  • Sin delantero ni recambios, el equipo juega plano, no ve puerta y acaba desmoronado

Romero, Joselu y Borja Vicent en un lance en el que el central albirrojo se lleva el balón.

Romero, Joselu y Borja Vicent en un lance en el que el central albirrojo se lleva el balón. / Javier Riego

Crisis, alarma y vergüenza. El Algeciras CF es un equipo roto en estos momentos. Un juguete frágil que trata de insistir en un fútbol mediocre que no lleva a ninguna parte, que no tira a puerta y que al primer golpe se desmorona. Mané y Berlanga no tenían la varita mágica ni la pócima milagrosa para curar los males que se achacaron a Javier Viso tras el chasco en Los Barrios. Los problemas crecen y no se puede señalar a una sola persona. La directiva comienza a estar cuestionada por la afición. El nuevo tándem técnico provisional se estrenó en Écija con una derrota mínima que sin embargo abre un agujero enorme en el algecirismo. Los del Nuevo Mirador se despiden de 2018 con una racha nefasta y una sensación preocupante para la segunda vuelta en el grupo X de Tercera división. Y quien no esté preocupado, que se lo haga mirar.

Sin delantero –Antonio Sánchez está lesionado– y sin recambios, el revulsivo del cambio en el banquillo apenas quedó en una intentona en la primera parte en el Municipal de San Pablo. ¿Pero de verdad ha habido un cambio en el Algeciras? El club destituyó a Viso y puso a quien apostó por él. Quizás por eso los albirrojos jugaron casi como en Los Barrios, como venían haciéndolo desde que aparecieron los primeros síntomas de que algo marchaba mal.

Con un juego muy plano, sin mordiente, sin maldad y sin frescura, el Algeciras ha mutado en un conjunto amorfo, vulnerable y sin carisma. El Écija más limitado que se recuerda en mucho tiempo (sin cobrar desde hace cinco meses) se bastó de un error de bulto defensivo para marcar y después se encargó de que no se jugase a nada con media hora por delante. Ni un conato de reacción albirroja. Solo impotencia y, en la parroquia de fieles que seguía el partido desde casa, un doloroso sentimiento de vergüenza.

Mané y Berlanga, que no se pudieron sentar en el banquillo porque no cuentan con la titulación exigida, mantuvieron la idea de Viso con algún retoque. Volvió Juanjo al lateral tras superar sus molestias y Borja Vicent jugó de central. El castellonense no se complicó la vida. En esta ocasión el que se la complicó y varias veces fue Pablo de Castro. El algecireño cometió dos fallos atrás, uno lo salvó Romero y el otro costó los tres puntos. El momento de Pablo encarna el momento del Algeciras. Entró Ayala en el once y Antoñito ejerció de referencia en ataque. Antoñito, de falso nueve. La pregunta es para qué viajó Álex Guti.

De poco sirve recordar que el Algeciras salió bien al césped del San Pablo. Los albirrojos trataron de llevar la iniciativa, sin alardes, y probaron con algún disparo en botas de Pipo, que está faltal pero es el único que mira a la portería contraria. El Écija, timorato, mandó su primer aviso al cuarto de hora tras el primer error de Pablo, pero apareció Romero. El Gato abortó después una falta de Santi Luque que mandó a córner. El portero salvó a su equipo, una jornada más, en un primer tiempo que sin ser malo, tampoco invitaba demasiado al optimismo.

El Algeciras apenas inquietó y daba la sensación de que se mantenía metido más por la debilidad de su rival que por otra cosa. La prueba del algodón se pudo llevar a cabo en el segundo tiempo. Cumplida la hora de un partido trabado, sin apariencia de que la historia fuese a cambiar, los visitantes movieron ficha: entró Chapa por Josemi cuando todo el mundo pensaba en Guti. Unos minutos después llegó el lance fatal en el que Pablo perdió el balón, Joselu se coló en el área y chutó, paró Romero pero el rechace lo mandó a la red el recién entrado Luisito.

La afición algecirista siente vergüenza y señala a la directiva como responsable

El gol mató al Algeciras, como viene ocurriendo últimamente. El Écija se puso el mono de trabajo defensivo y llevó el duelo a su terreno con continuas interrupciones. Los albirrojos se desquiciaron, sin ideas, sin piernas, sin alguien que arrojase algo de luz ante tanta espesura. La entrada a la desesperada de Álex Guti y Alberto Fuentes se diluyó en un tramo final que abochornó a los pocos que seguían aguantando un milagro. Por que a pesar de todo todavía hay gente que no pierde la fe en el Algeciras.

2018 se va con la sombra de otro fallido intento de ascenso y una crisis deportiva grande. 2019 irrumpirá cargado de problemas en La Menacha. El Algeciras tiene hasta el lunes 7 de enero (a las 17:00 recibirá al Gerena) para hacer creer a su gente que puede revertir esta situación. La grada espera medidas drásticas y varios fichajes. La directiva ya no tiene a Viso como diana. El tiempo corre en contra y la clasificación, a la espera de lo que haga este domingo Los Barrios, es casi mejor que ni mirarla. ¿Puede alguien arreglar esto?

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