Fútbol | Coronavirus

Los abonos y la amenaza de jugar a puerta cerrada

  • Muchos aficionados se preguntan qué pasaría con los partidos que no pudieron ver si la Federación da por terminada la temporada

  • Balona, Algeciras y Los Barrios, como clubes no profesionales, dependen mucho de sus fieles

Aficionados hace cola en la taquilla del Nuevo Mirador.

Aficionados hace cola en la taquilla del Nuevo Mirador. / Jorge del Águila

Una de las grandes preguntas en ese mar de cuestiones en el que se ha convertido el fútbol por el Covid-19 tiene que ver con los aficionados. Se habla mucho y con razón de si los partidos serán a puerta cerrada o con público cuando el balón vuelva a rodar, pero qué va a pasar con los abonados, con los que sacaron su carnet para disfrutar de toda la temporada 2019-20. Y qué va a pasar con la próxima campaña de socios si la Real Federación Española de Fútbol determina que el próximo curso debe empezar a puerta cerrada.

Aunque todas las prioridades pasan ahora por garantizar la seguridad y la salud de las personas ante el coronavirus, el asunto de los abonados se antoja fundamental, especialmente en el llamado fútbol no profesional en el que militan la Real Balompédica Linense y el Algeciras CF (Segunda B) y la UD Los Barrios (Tercera división). En estas categorías los clubes dependen y mucho del respaldo de sus incondicionales ya que de los abonos sale una buena proporción del presupuesto.

Con respecto a la Segunda B, el grupo IV de Algeciras y Balona está pendiente de diez jornadas. Tanto albinegros como albirrojos debían disputar cinco de esos partidos en casa. Si la Federación, como todo parece indicar, da por terminadas las competiciones en el fútbol no profesional, los abonados habrán perdido el derecho a ver una serie de partidos por los que habían pagado, lo que lleva a la pregunta, que ya se han hecho desde varios sectores, sobre qué va a pasar con esos abonos.

Es cierto que se trata de un problema de causa mayor, una situación nunca antes vista, pero también es verdad que el aficionado tiene derecho a reclamar lo que es suyo. La sensación es que cada entidad tendrá que lidiar con su hinchada para ver cómo solventa un asunto peliagudo. Aquí entran ya factores como la empatía, la fidelidad y la necesidad de cada afectado ante una crisis que ha mermado a muchas familias.

Los clubes, en su mayoría, se han visto fuertemente azotados por la crisis generada por el virus: casi todos se han visto obligados a plantear un ERTE y han sufrido las consecuencias económicas de la inactividad en todos sus ámbitos. No hay gastos derivados de los partidos pero tampoco taquillas, mientras que sí hay gastos de mantenimiento y apenas ingresos publicitarios. Cierto es que la situación en cada casa es distinta. Unos pueden tener más abonados que otros, pero también más deuda.

El problema, no obstante, no se trata solo de solucionar los abonos de lo que resta de temporada, sino que puede ir más allá en caso de lo que se determine para la andadura 2020-21. Uno de los escenarios que se contempla es comenzar con los estadios a puerta cerrada y eso llevaría a la siguiente cuestión: ¿Se abonaría usted a su equipo sin poder ir a verlo? El debate está servido.

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