carlos guerra. Exjugador de la balona, en la actualidad en la unión

"Alberto Merino, Copi y yo merecíamos otra salida de la Balona"

  • El zaguero deja la Balona después de nueve campañas, agradecido por haber podido disfrutar de unas temporadas inolvidables, pero también crítico con la forma de despedir a sus futbolistas más significativos

Carlos Guerra es la baja más traumática de la Real Balompédica en el presente verano. En total ha defendido la camisola albinegra en diez temporadas diferentes. Más de trescientos cincuenta partidos de competición le contemplan. El propio zaguero es consciente de que todos los ciclos tocan a su fin, pero reivindica que tanto sus excompañeros Alberto Merino y Copi como él mismo merecían una despedida diferente por parte de la entidad. El futbolista, que ya se ha enrolado en la Unión Deportiva Los Barrios, se sirve de estas páginas para llevar a cabo la despedida que no tuvo por otros medios.

-Después de tantos años, ¿cómo se lleva eso de escuchar que es exjugador de la Balona?

-Después de nueve años resulta complicado, raro. Pero está claro que sabía que tarde o temprano tenía que llegar. Es más, ni siquiera yo me esperaba estar tantos años seguidos, sobre todo desde que empecé a compaginarlo con mi trabajo [Guerra es miembro de la Policía Nacional] así que toca ir asimilándolo y mirar al futuro.

-Vaya, que el 14 de julio no tendrá la tentación de irse a San Roque Club para empezar la pretemporada.

-No, no creo. De verdad que lo tengo asumido. Ahora toca seguir a la Balona desde fuera.

-Lo que ha quedado claro esta semana es que usted es exjugador de la Balona, pero no exfutbolista. ¿Qué le ha llevado a firmar por la Unión?

-Tenía claro que quería continuar jugando. Me ilusiona seguir compitiendo, aunque sea en Tercera. Tanto Johny como Álvaro Moya [entrenador y presidente de la Unión] han puesto mucho empeño en que esté con ellos y eso ha pesado. Confío en disfrutar allí y que la gente esté contenta con mi rendimiento.

-De todo eso se deduce que no se considera acabado.

-No, no, en absoluto. Es verdad que esta temporada ha sido un poco complicada por culpa de las lesiones, o mejor dicho de las molestias, pero al final he jugado partidos. Físicamente admito que no he estado como a mí me hubiese gustado y me ha faltado la continuidad por culpa de las molestias. Ésa es una espinita que tengo clavada y si sigo jugando es porque quiero demostrar que aún puedo competir.

-En caso de que la decisión del club hubiese sido la contraria, ¿qué podía haber aportado Carlos Guerra a la Balona la temporada próxima?

-Supongo que si hubiese estado bien hubiese podido competir por un puesto en el equipo titular. Y lo mismo que estos últimos años, intentar ayudar en el campo todo lo posible. Y en el vestuario ayudar, junto con los capitanes, a que la gente que llega esté lo más a gusto posible para que luego rindan en el campo, como de hecho ha venido sucediendo desde hace un tiempo.

-Hizo usted una despedida a través de las redes sociales en la que dos cosas llamaban la atención. La primera, agradecía a Rafa Escobar el apoyo que le brindó duante los cinco años que coincidieron en la caseta, pero no hacía referencia alguna a Manolo Ruiz. No era una casualidad ¿verdad?

-Está claro que con Manolo Ruiz he estado seis meses y con Rafa Escobar cinco años. No es que haya jugado más o menos, porque él decidió que jugasen otros compañeros que entendía que estaban mejor y yo eso lo respeto. Lo que sucede es que en un periodo tan largo como el que hemos estado con Escobar se genera una amistad mientras que con Manolo Ruiz no he tenido tanto contacto.

-Vaya, que utilizando el eufemismo de Pep Guardiola en su día para referirse a Etoo, no hubo feeling.

-Bueno no sé... no sé si es feeling. Lo que si es verdad es que él apostó por Olmo y por Joe y no por mí. Manolo Ruiz quería otro tipo de cualidad para un central, imagino que se refería a la velocidad. Yo entiendo que aun sin estar bien físicamente cuando he jugado he ayudado al equipo a lograr la permanencia, que era el objetivo.

-El otro apartado que llamó la atención de su despedida pública: no había una sola referencia al presidente Alfredo Gallardo, algo que me consta no sentó nada bien en el club.

-No, no... a ver, lo explico. Escribí aquello en un momento en el que me dejé llevar por la emoción y es cierto que no hice mención al club, pero es obvio que después de nueve años estoy súper agradecido a la Balompédica porque me dio la oportunidad de seguir jugando, de compaginarlo con mi trabajo, que tampoco era fácil. Todo lo que he vivido en estos últimos años, que posiblemente será lo más bonito que me llevaré del fútbol, se lo debo a la Balona y muy especialmente a Alfredo [Gallardo] que es el que siempre tomaba las decisiones, el que apostó por mí cuando aprobé las oposiciones de la Policía Nacional. Él quería que estuviese y le estoy muy agradecido a él y a todo el club, de verdad.

-Es que hay un runrún en los mentideros, en las redes sociales, de que de un tiempo a esta parte se marchan de la Balona jugadores como Alberto Merino, Copi y usted mismo sin el debido reconocimiento. ¿Qué opinión le merece esta reflexión?

-No es una opinión, es algo que se ve. Cualquier club a jugadores que hayan estado tantos años y que hayan conseguido lo que nosotros en la Balona los hubiese despedido de otra manera y sería lo correcto. La Balompédica lo está haciendo como lo está haciendo y supongo que entiende que así está bien. Lo que nadie puede negar es que uno compara con otros equipos y con otros jugadores y yo pienso que nos merecíamos otro trato, salir de otra manera. Tanto en mi caso como en el de los otros compañeros que ha nombrado hay que asumir que el tiempo pasa y que llega el momento de irse. No se trata de estar más o menos mosqueado, sino que entiendo que las cosas se podían hacer de otra forma y tener un detalle con los futbolistas que hemos dado tanto y que hemos disfrutado tanto con la Balona.

-Porque en su caso ¿le ha sorprendido que hayan prescindido de sus servicios?

-Bueno, viendo como salieron Alberto y Copi, tenía mis dudas de qué sucedería conmigo. Lo que está claro es que Manolo Ruiz no contaba conmigo igual que con Joe y Olmo, ellos iban a seguir y era consciente de que había bastante posibilidades de que yo no siguiera.

-¿Se va con cuentas pendientes con alguien?

-No, de verdad que no. Soy una persona que ve las cosas claras, iba renovando año a año y sabía que este momento podía llegar. Rencor ninguno. No he jugado este año lo suficiente, cuando uno llega a una edad eso se mira mucho, pero es cierto que hay un grupo de futbolistas que nos podíamos haber ido de otra forma.

-Carlos Guerra llegó a enfadarse y mucho tras el empate en Marbella con las críticas a la defensa. ¿Sigue pensando que eran inmerecidas?

-Sí que me enfadé, sí. Yo llevaba ya mucho tiempo y cuando se consigue el objetivo todo está muy bien, pero cuando no, era culpa de la defensa y los porteros. Esta temporada cuando no hacíamos goles era culpa de Espinar. Y ni una cosa ni otra. Otras temporadas hemos encajado los mismos goles, pero teníamos más acierto ante el marco y eso nos hacía estar arriba. La defensa ha sido más o menos la misma de los últimos años. Es cierto que encajábamos goles tanto con Escobar como con Manolo Ruiz, pero para conseguir los objetivos es un trabajo de bloque, no de la defensa o de un determinado atacante.

-Pero usted es consciente de que se señalaba.

-Está claro. Cuando no eran los centrales eran los laterales y cuando no, los porteros. Ahora parece que va a cambiar un poco, a ver cómo le sale.

-Nueve años son muchos. Si el genio de la lámpara le brindase la oportunidad de revivir un día de su paso por la Balona, ¿con cuál se quedaría?

-Estos nueve años se han pasado volando y cuesta elegir. Tengo la duda entre el día de Miranda, porque fue mi primer ascenso y el del Tuledano. Son dos ascensos preciosos, pero yo valoro más el del Tudelano, porque teníamos un presupuesto muy inferior y había muchos jugadores de La Línea y del resto de la comarca. Para mí es un orgullo haber ascendido con todos ellos. Sí, ése es el recuerdo más bonito.

-No todo el mundo puede contarle a sus nietos eso de "a mí me sustituyeron en San Mamés y el público se levantó a aplaudirme". Fueron muchos los balonos que se emocionaron en aquel momento.

-Ése es otro de los recuerdos imborrables. Esta temporada ha sido más complicada que las anteriores, por los problemas físicos y porque íbamos mal en la clasificación, pero a cambio estuvimos en esa eliminatoria y eso lo disfrutamos, tanto en San Mamés como en La Línea.

-Y en contraste, ¿qué día no quiere ni recordar?

-El del descenso en Mallorca, en la 2001-02. Ahora lo ve uno con el paso del tiempo y el análisis era diferente, pero en aquella etapa siempre había problemas económicos en la Balona y aquella temporada se fueron compañeros que no estaban cobrando y nos quedamos los sub-23 más Báez, Alberto Merino, David Rico, Mingote, Camacho... y aún así estuvimos a punto de salvarnos. Fue un palo muy duro descender en el último partido y ver a gente como esos compañeros o el propio Baby llorando.

-Ha hablado de Rafa Escobar y de Baby. ¿Con qué entrenador se queda de su paso por la Balona?

-Con los dos que acaba de nombrar. Costó ganarse la confianza de Baby en aquella primera temporada, pero cuando surgió el problema y tuvo que tirar de nosotros nos respaldó de una manera increíbe. En los años posteriores siempre confió en mí. Lo mismo puedo decir de Rafa Escobar. Los dos confiaron en mí más que yo mismo en algunos momentos. No podía elegir, sería injusto.

--Imagínese que se hubiese celebrado esa rueda de prensa que claramente demanda para despedirse de la afición. ¿Qué hubiese dicho?

-[Durante un par de minutos Carlos Guerra no contesta a la pregunta. Hunde su cara entre sus manos y apenas las aparta para beber en varias ocasiones. Después de ese tiempo y con voz entrecortada, responde] No sé si hubiese podido hablar, es complicado. De hecho me está costando hacerlo ahora. No lo sé muy bien. Imagino que más o menos lo que dije en las redes sociales: que muchas gracias por todo el cariño que he recibido.

-¿Y a su familia?

-Imagínese. Mis padres [vuelve a callarse durante un largo rato]. No tengo palabras para mis padres, mi mujer, mi hijo y mis hermanos. Sólo puedo dar las gracias.

-Una última curiosidad, que se lo estoy haciendo pasar mal y no es el objetivo. Se marcha el futbolista pero ¿queda el balono?

-Por supuesto. Yo sabía que este momento tenía que llegar e insisto que aunque nos merecíamos otra cosa, no me voy con rencor, pero soy de La Línea, lo he dado todo, he sido muy feliz en la Balona, he recibido mucho cariño y a partir de ahora jugaré en la Unión, pero voy a estar pendiente del equipo y le deseo que las cosas le vayan al menos igual de bien que hasta ahora.

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