Demografía

La natalidad en el Campo de Gibraltar llega a su nivel más bajo desde el año 2000

  • Los nacimientos en 2017 caen un 21,5% en comparación con 2007, la anualidad con más partos en la comarca

  • El crecimiento vegetativo registra su peor dato desde 1997

Un hombre de edad avanzada cuida a un bebé en la Plaza Alta de Algeciras.

Un hombre de edad avanzada cuida a un bebé en la Plaza Alta de Algeciras. / Erasmo Fenoy

La falta de trabajo o la precariedad de un empleo con fecha de caducidad y mal pagado, la inestabilidad y la incertidumbre ante el futuro o, en el caso de tener ocupación, la imposible conciliación entre la vida laboral y familiar lleva a muchas familias a prorrogar la decisión de tener un hijo. En otros casos, simplemente, esta posibilidad queda descartada. Son algunos de los factores que forman la compleja ecuación de las causas de la baja natalidad en España, en caída libre desde hace años.

El Campo de Gibraltar no es, ni de lejos, ajeno a esta situación dado que la natalidad en la comarca se encuentra en su momento más bajo desde 2000. Durante el pasado año 2017 (el último dato disponible) se registraron en el conjunto de los siete municipios de la comarca un total de 2.632 nacimientos, la menor cifra desde el año del fin de siglo y milenio.

Aún con ciertos indicadores macroeconómicos en mejoría, la natalidad no se ha recuperado de la fuerte bajada experimentada durante la crisis económica. Entre 1996 y 2017, los ejercicios registrados por el Instituto de Estadística de Andalucía, el año con mayor número de nacimientos en el Campo de Gibraltar fue 2007, con un total de 3.354. Fue, a su vez, el considerado como el año previo al estallido de la recesión global.

Evolución de nacimientos y defunciones en el Campo de Gibraltar (1996-2017) Evolución de nacimientos y defunciones en el Campo de Gibraltar (1996-2017)

Evolución de nacimientos y defunciones en el Campo de Gibraltar (1996-2017)

Desde entonces, el endurecimiento de las condiciones económicas llevó a muchas familias a aplazar la decisión de tener descendencia o directamente a descartarlo. Un año después, en 2008, los nacimientos habían caído un 2%, a lo que se sumó otro 0,45% de bajada en 2009. Son porcentajes pequeños año a año y en términos absolutos apenas suponen un centenar de nacimientos de diferencia a la baja. Pero al tomar los datos con la perspectiva que ofrece una década, es posible detectar las dimensiones del fenómeno demográfico. Si se acude a los años extremos entre el máximo número de nacimientos y el mínimo, los ya citados 2007 y 2017, los nacimientos caen de forma estrepitosa un 21,5%.

Entre 1996 y 2017, según los datos del instituto estadístico regional, la media de nacimientos en la comarca fue de 2.907 bebés al año, por lo que en el último ejercicio de la serie (2.632 nacimientos) la comarca estuvo diez puntos por debajo del promedio.

Frente a una natalidad en caída libre, los fallecimientos en el conjunto de la comarca se mantienen relativamente estables, con una media de 1.998 óbitos cada año si bien en los once años entre 2007 y 2017 el promedio fue superado en ocho ocasiones.

Al mantenerse relativamente estable -sin grandes altibajos- la cifra de fallecimientos frente a la caída de los natalicios, el crecimiento vegetativo (la diferencia entre nacidos y fallecidos en un mismo año) se encuentra también en mínimos desde 1997. En 2017, la diferencia entre nacidos y muertos fue de sólo 431 personas mientras que en 2006 el crecimiento vegetativo llegó a 1.471.

Hay municipios de la comarca en los que se registran más muertes que recién nacidos, lo que evidencia un envejecimiento de la población que se compensa, a efectos totales, con la inmigración. En el último año fue el caso de Tarifa (con -5) y Jimena, con un déficit poblacional de 27 personas. De hecho, en Jimena de la Frontera el crecimiento vegetativo es negativo desde 2012, lo que le sitúa como el municipio con la situación más comprometida para poder incrementar su población sin el aporte de factores externos como la llegada de nuevos vecinos desde otras localidades.

Tarifa sufre el mismo fenómeno, pero con menor intensidad, mientras que en el resto continúan naciendo más bebés que fallecimientos aunque la progresiva reducción del crecimiento vegetativo es uno de los indicadores de que aunque cada vez habrá más habitantes en la comarca, la cifra subirá a un ritmo más bajo.

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