TOROS EN SEVILLA

Manuel Escribano: "En el quirófano me peleé con todos los médicos para que no me anestesiaran y volver al ruedo"

Manuel Escribano tras cortar las dos orejas de un Victorino este sábado en Sevilla.

Manuel Escribano tras cortar las dos orejas de un Victorino este sábado en Sevilla. / JUAN CARLOS MUÑOZ

Por las venas de Manuel Escribano corre sangre de Sevilla y Tarifa, su segunda tierra. Con esa sangre, que derramó este sábado sobre el albero de La Maestranza, emocionó a todos en una tarde de épica, valor, generosidad y grandeza. "Lo que sucedió es más que ser triunfador de la feria", explicaba esta mañana, todavía desde el hotel, el torero a Europa Sur, antes de partir hacia su casa en Gerena.

El periodista Paco Aguado lo describió así para Efe: "El momento cenital llegó al final, antes de la salida del sexto, cuando Escribano, que había sido herido por su primero, salió del hule para irse, sin chaquetilla y vistiendo unos pantalones vaqueros en lugar de la desgarrada taleguilla, una vez más a la puerta de chiqueros a recibir a ese segundo Victorino de su lote". Y añade el cronista: "Con la plaza sumida en un absoluto silencio, después de que en el camino hacia chiqueros le acompañaran los gritos de ¡torero, torero!, la banda de música arrancó un pasodoble en su honor, las alegres notas de Amparito Roca y ese floreo de clarinete que llenó de esperanza tan trágico momento de espera, con el torero de rodillas frente a la oscuridad de los chiqueros".

Horas más tarde de aquello, Escribano se encuentra dolorido, "como es lógico", matiza. En la enfermería de la plaza fue intervenido de una cornada en la cara interna del tercio inferior del muslo derecho de 10 centímetros de extensión. Fue intervenido con anestesia local por orden expresa del diestro. "Echado en la mesa del quirófano, me tuve que pelear con todos los médicos para que no me durmieran porque quería torear al sexto", recuerda el sevillano. 

Manuel Escribano con el capote, después de recibir al sexto Victorino a porta gayola. Manuel Escribano con el capote, después de recibir al sexto Victorino a porta gayola.

Manuel Escribano con el capote, después de recibir al sexto Victorino a porta gayola. / JUAN CARLOS MUÑOZ

Reaparecer en una semana

No se trataba solo de la cornada, sino de las consecuencias de la paliza, que aún sufre. "Me duele la pierna, pero también los riñones, y no puedo inspirar fuerte porque me duelen las costillas". A pesar de ello, Escribano mantiene su compromiso de reaparecer el próximo domingo, 21 de abril, en Sevilla con la de Miura. "Ahora empezaré a hierro con el fisio", avanza. "Mi cabeza y mi corazón quieren torear. A ver cómo está para entonces mi cuerpo". Su cita diaria con su fisioterapeuta, que se encuentra en Sevilla, es lo que impide que Escribano, admirador de Miguelín, se exilie en las playas de Tarifa para sanar sus heridas, como tantas veces ha hecho. 

"Me daba igual todo: las orejas, el devenir de la temporada, mi propia vida"

Asegura el de Gerena que lo que sucedió este sábado fue lo "más increíble" que ha vivido en La Maestranza, donde en 2016 llegó a indultar al histórico Cobradiezmos, también de Victorino. "Cuando iba a porta gayola, estaba tan emocionado que me entraron ganas de llorar", recuerda. "Todo mi esfuerzo estaba pagado al ver el corazón abierto de los aficionados hacia mí. Me daba igual todo: las orejas, el devenir de la temporada, mi propia vida". 

Al ser preguntado si sentía dolor, contesta: "Cuando un torero toma la decisión de tirar para adelante, no puede mostrar debilidad. Hay que tapar el dolor y el sufrimiento, aunque me costara hasta respirar o estuviera reventado". Y acaba su respuesta con un: "¡Qué bonito es esto!". 

Fuera de Algeciras

"Echaré de menos estar este año en Las Palomas"

La entrevista concluye hablando de la próxima Feria Real de Algeciras, de la que se ha quedado fuera de los carteles, a pesar de ser uno de los triunfadores de 2023. "Echaré de menos estar este año en Las Palomas", reconoce el sevillano que, en un principio, sonaba para torear la de Miura. "Ni le he preguntado al apoderado qué ha pasado para no entrar". 

"Debería haber regresado a Algeciras después de salir a hombros el año pasado. Son cosas que uno no entiende". Y remata: "Hoy más de uno sentirá coraje por no haberme contratado. Ahora, a pensar en la Miura". 

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