Real Balompédica Linense

Chico: no puedo vivir sin ti, no hay manera

  • La Balona suma 0,73 puntos más por jornada con el capitán, ausente las últimas nueve

  • Los albinegros reciben 0,41 goles menos por encuentro cuando el de La Atunara se alinea

Ismael Chico: conduce el esférico durante el Balona-Melilla del 10 de febrero, el último partido en el que fue alineado

Ismael Chico: conduce el esférico durante el Balona-Melilla del 10 de febrero, el último partido en el que fue alineado / Rafael Cerpa

Los Ronaldos hicieron tararear a más de media España aquel latiguillo de “no puedo estar sin ti, no hay manera” allá por 2008. Una década más tarde la Balompédica se reencuentra con esa idea, solo que en un plano futbolístico. El capitán de los albinegros, Ismael Chico, ha desaparecido como por encantamiento de las alineaciones. Y coincidiendo con su salida del once, el equipo de La Línea ha experimentado un bajón alarmante, que le ha llevado de los puestos de privilegio a tener complicada incluso su participación en la Copa del Rey. Los números no dejan lugar a dudas, con el de La Atunara en el césped la Balona suma 0,73 puntos más por partido y encaja 0,41 goles menos.

Ismael Chico, un símbolo para la afición de La Línea, ha participado en 22 encuentros en la presente competición liguera. Con el seis sobre el terreno de juego los de La Línea sumaron 36 puntos, es decir, 1,63 por aparición. En los once encuentros en los que ha faltado la captura ha sido de diez puntos (0,9).

La salida de Ismael Chico de los planes del entrenador, en una decisión que se puede catalogar como poco de tajante, se produjo tras la derrota en el Municipal a manos de la UD Melilla el pasado diez de febrero. Desde entonces su equipo ha jugado nueve partidos, en los que ha cosechado apenas dos victorias y nada menos que cuatro derrotas, las últimas tres de manera consecutiva.

La aportación del veterano centrocampista tiene mucho que ver con eso que se ha dado en llamar intangibles. La sobriedad que aporta a la zona ancha está más que reconocida por los técnicos que han pasado por la Balompédica. Y por muchos de los que estaban al frente de los equipos rivales. No es extraño, por lo tanto, que se asocie su ausencia a la fragilidad defensiva que los linenses demuestran en las últimas jornadas y que contrasta y mucho con la resistencia que ofrecían en la primera vuelta.

Hay quien entiende que el problema no radica en la falta de contundencia en la retaguardia (compuesta prácticamente por los mismos futbolistas, a excepción de lesionado Kibamba) sino por la el escaso parapeto que supone ahora la medular, en la que ha encontrado plaza Tarsi Aguado, el único de los fichajes de invierno que se ha hecho sitio en la formación balona.

Lo que resulta incuestionable es que con Ismael Chico en el tapete la Balompédica encajó 13 golpes en 22 duelos, lo que arroja una media de 0.59. Unos números que llevaron al equipo de Jordi Roger a ser noticia más allá incluso de las fronteras nacionales.

En los once encuentros en los que faltó Ismael Chico la Balona recibió exactamente eso, once dianas, lo que arroja una media de un gol. O sea, 0,41 más por jornada. Proyectado a la totalidad de la competición supondrían 15,5 dianas recibidas en toda la campaña.

Ahondando en la seguridad defensiva, el futbolista de La Atunara lideró 14 de las 19 veces que su equipo dejó la portería a cero. Es decir, el 63,63 por ciento de las veces que formó parte del equipo. En los once partidos en los que ha dejado de jugar la Balompédica consiguió no encajar tanto alguno en cinco ocasiones. O sea, un 45,45% (casi un 20 por ciento menos).

A estos datos irrefutables se suma la extraña sensación de que el capitán cayó en desgracia justo después de certificar su renovación por una temporada más, una circunstancia que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones.

Desde aquel 20 de febrero en el que el futbolista hizo, por cierto, una encendida defensa de la unidad en la caseta y del respaldo al entrenador, solo ha jugado cuatro partidos. Ni uno solo completo.