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La Piñona deja un inolvidable sello flamenco con su baile

XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía

Alegrías, farruca, soleá y fandangos en una noche muy completa

Las fotos de la actuación de Lucía Álvarez 'La Piñona' en el XI Encuentro Paco de Lucía

La actuación de La Piñona, en el parque María Cristina de Algeciras. / Andrés Carrasco

Noche de apertura en el XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía, con palabras de bienvenida del alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce y con el baile de Lucía Álvarez La Piñona. La jimenata puso un broche de flamenco puro con su estilo propio, clásico, por supuesto, y con bienvenidas gotas de juventud.

El comienzo lo marcaron los cantaores y el guitarrista, entrecruzando sus cantes de Cádiz, como un rubor de olas, para dar salida a La Piñona, vestida con un traje color plata, como el agua, con bata de cola, lo que aumentaba la dificultad.

Sal para arrancar una sesión de baile de forma pletórica. Nadie pudo resistirse al ritmo de Lucía y su grupo, ella estilizada y expresándose con todo su cuerpo, con sus brazos moviéndose como agua que salpica, y que llegó a empapar una noche que era calurosa.

La Piñona llegó a bailar apoyándose en un solo pie , uniendo su intensidad a la del compás, de pronto con dedos que chapoteaban en el aire, y pies que parecían hundirse en la arena mojada.

Toque por rondeña del guitarrista Ramón Amador por Paco de Lucía abrieron la segunda pieza, que hasta cantó: "Te estoy echando de menos, mi compañerito del alma, y es que yo también lo amaba...".

Entonces bailó La Piñona una farruca inmensa, que se degustó despacio ante su figura corporal completa, mostrando sus códigos clásicos y a la vez frescos, como había anunciado en la entrevista concedida a Europa Sur. Mostró su magistral baile de pies.

La Farruca era un baile tradicionalmente interpretado por bailaores. Eso quedó ya muy atrás, como demuestran muchas bailaoras. La Piñona lo hizo, y hasta por letras de Chavela Vargas, con una estética atractiva, de raza.

Cantaron por fandangos Manuel Pajares, Jonatan Reyes y Ezequiel Montoya ‘Chanito’, al son de la guitarra de Ramón Amador. "Aunque me voy no me voy...". Y por el aire se movieron los cantes de Encinasola, Alosno y otras partes de Huelva.

Sonó la soleá. Ella de negro, solo con una pequeña peineta de plata que recogía su pelo, con la solemnidad que ha de crearse para interpretar este palo. En ese entorno La Piñona va construyendo con sus pies de taconeo excelso un tránsito de aquella majestuosidad al compás más vivo de este estilo, sin abandonar su canon ritmico, un canon que la bailaora vuelve a templar y llenar con un gestualidad muy expresiva y un lenguaje corporal sublime de composición, creadores ambos de emocionantes sensaciones en el espectador.

Un baile de muchos quilates este de La Piñona, con una personalidad bailaora que asoma continuamente en todos sus pasos y en todas sus figuras, y que no deja en ningún momento de subyugarnos y someternos a su altísima belleza .

Solo había que verla moverse para sentir lo que ese palo del flamenco supone. Por momentos pareció que se movía sobre una baldosa, componiendo sus brazos, zapateando con ritmo intenso y a compás, con un acompañamiento excelente a la guitarra y al cante.

Así terminó, con sentimiento, después de contagiar a un público que supo reconocer que había asistido a una noche de baile de mucha calidad, a una sesión flamenca que abrió con acierto una nueva edición de un encuentro musical que servirá para honrar la figura de un paisano algecireño universal, llamado Paco de Lucía.

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