Observatorio de La Trocha | Nuestros jardines históricos

El parque de Las Acacias

  • El jardín floreció alrededor de la casa que Guillermo Smith, consignatario de buques y vicecónsul británico, construyó en el terreno en el que Nicolás Díaz de Oñate tenía un sembrado de habas 

Imagen antigua de los primitivos jardines de Villa Smith.

Imagen antigua de los primitivos jardines de Villa Smith. / E.S.

El parque de Las Acacias se encuentra enclavado en la conocida como Villa Vieja, una de las zonas más antiguas de Algeciras. Donde actualmente se levanta en la época romana existía la ciudad de Iulia Traducta, fundada en el siglo primero de nuestra era.

Tras un periodo de abandono, debido a las invasiones bárbaras en el siglo V, los bizantinos, en su expansión por el Mediterráneo se asientan en la antigua ciudad de lulia Traducta y ocupan gran parte de su área en los siglos VI y VII. La presencia de los bizantinos durará hasta principios del siglo VIII, cuando arriban a nuestras costas los ejércitos musulmanes que fundarán en la orilla norte del río de la Miel, la ciudad de Al Yazirat el Hadra, por lo cual la antigua ciudad romano-bizantina se abandonará.

Con la llegada de los meriníes o benimerines en el siglo XIII, surgirá un nuevo asentamiento en esta zona, en la que se erigirá la ciudad de Al Bunayya. Posteriormente, al ser conquista la ciudad de Algeciras en 1344 por Alfonso XI, los cristianos ocuparon aquella ciudad meriní, por tal motivo existirán dos ciudades separadas por el río de la Miel, lo cual dará origen al nombre en plural de Las Algeciras. 

Como testimonio de este pasado, en la calle San Nicolás, contigua al parque, se hallaron los restos de una gran factoría de salazón, con numerosas piletas, de la época romana. En estas factorías se elaboraba la tan apreciada salsa denominada garum, condimento indispensable en todos los platos de la cocina romana de hace dos mil años. En las obras llevadas a cabo en el parque para levantar su cerramiento nuevo por la calle Emilio Burgos, se encontraron de forma fortuita dos piletas de salazón de la época romana en 2015. Estas piletas, durante la Edad Media, en el siglo XIV, fueron utilizadas para enterramientos cristianos. Se hallaron tumbas, esqueletos, monedas y un pendiente de oro, que actualmente se expone en el Museo Municipal. Esto constata que esta zona tuvo una continuidad de diversos asentamientos a lo largo de los siglos, como queda demostrado por el hecho de que las antiguas construcciones romanas fueron reutilizadas posteriormente en época medieval cristiana.

Fachada principal de Villa Smith, sede de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Fachada principal de Villa Smith, sede de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar.

Fachada principal de Villa Smith, sede de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. / E.S.

También hay que reseñar que la tapia que separa los terrenos del Hotel Reina Cristina de los de este parque se levanta sobre los restos de un antiguo muro, posiblemente de época meriní, de unos ochenta metros de longitud, lo cual vuelve a confirmar cómo esta zona es de una enorme riqueza arqueológica que testimonia la antigüedad de las poblaciones establecidas en la zona. Con la destrucción de nuestra ciudad en el último tercio del siglo XIV, la Algeciras medieval se despuebla y se abandona durante más de tres siglos. A finales del siglo XIX y principios del XX comienza un incipiente poblamiento de la Villa Vieja y es en esta época, con la llegada del ferrocarril a nuestra ciudad, cuando toda la zona se revitaliza, ya que los británicos ven en ella un lugar idóneo para la construcción de villas de recreo y de un hotel, el Reina María Cristina. El terreno donde se ubica el parque era un sembrado de habas, propiedad de Nicolás Díaz de Oñate, al que se lo adquirió Guillermo Smith, consignatario de buques y vicecónsul británico. Después venderá casi dos tercios de este terreno a The Iberian and Mediterranean Hootels Company LTD, de Alexander Henderson, para la construcción del citado hotel.

El señor Smith construyó como residencia propia entre 1903 y 1904 una casa de estilo eduardino, con influencias italianas clasicistas, cuyo arquitecto fue Thomson. En este edificio destacan sus arcadas con arcos de medio punto sobre columnas de orden toscano, sus balaustradas, sus hastiales y sus contrafuertes. Los balaustres originales fueron sustituidos por los actuales en las primeras reformas que se llevaron a cabo en el edificio. En su interior se abre un patio cuadrangular, con cuatro columnas de mármol rojizo sobre las que discurren sendos arcos de estilo carpanel. Su parte superior está rodeada de una galería, que originalmente poseía una balaustrada del mismo estilo que las exteriores, con unos balaustres de forma prismática. En la última reforma que se ejecutó hace unos diez años, estos balaustres fueron eliminados y sustituidos por una barandilla de acero y cristal, la cual desentona totalmente con el estilo primitivo del edificio.

El jardín contaba con una amplia variedad de especies vegetales, procedentes de diferentes zonas del mundo, muchas de las cuales provenían de climas de mayor pluviosidad que el nuestro, y que se fueron adaptando a las nuevas condiciones climatológicas. De entre estas especies, destaca un gran roble que se alza delante de la fachada principal de la mansión. Algunos de estos árboles, debido a los periodos de sequía y a que el parque no se riega nunca, fueron secándose, con lo cual el jardín ha ido perdiendo su frondosidad original. Aunque  al principio existían dos grandes pozos, estos fueron cegados; no obstante, deben de seguir los manantiales de los que se alimentarán las plantas cuyas raíces los alcancen.

En 1966 sus propietarios deciden vender esta finca para la construcción de viviendas. El Ayuntamiento lo impide y adquiere la propiedad. En 1976, siendo alcalde Ángel Cadelo, se inaugura el denominado Jardín Botánico de Las Acacias. Su puerta de acceso se abría por la calle San Nicolás, pero el alcalde Patricio González decide trasladarla a la calle Ortega y Gasset, al lado de la casa de los antiguos guardeses, donde se instaló el Museo Municipal. Flanqueando el paseo que al principio daba entrada al parque se instalaron las columnas de la demolida plaza de toros La Perseverancia.

Durante las décadas de los años ochenta y noventa este parque se fue abandonando y se convirtió en lugar frecuentado por drogadictos, lo que provocó que los algecireños dejáramos de acudir a él. Este abandono ocasionó la destrucción de la mayor parte de las citadas columnas del antiguo coso algecireño, cuatro de las cuales se rescataron y actualmente se hallan en el mausoleo de Paco de Lucía, en el viejo cementerio.

Como conclusión, hay que añadir que en el subsuelo de este parque se encuentran los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Iulia Traducta y de sus sucesoras, la bizantina, la meriní y la cristiana del siglo XIV. Es un parque que necesita una mayor atención y cuidado, pues en verano presenta un aspecto desolador, reseco y polvoriento; no obstante, posee un gran interés tanto desde el punto de vista botánico como arquitectónico.

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