OBSERVATORIO DE LA TROCHA | NUESTRA ARQUITECTURA CONTEMPORANEA

La arquitectura de Algeciras de 1930 a la actualidad (II): 1930-1970

  • A partir de los años sesenta, la arquitectura algecireña presentará una gran variedad de formas y estilos

Edificio de la calle Huertas, 17

Edificio de la calle Huertas, 17 / Erasmo Fenoy

Otro edificio que se remodeló para darle un aire clásico fue la antigua estación de ferrocarril, de finales del siglo XIX. Sus fachadas se modificaron totalmente con el fin de que adquiriesen ese aspecto más en consonancia con la moda de aquellas décadas de la posguerra, así se levantaron unos pináculos piramidales en sus esquinas y en las puertas laterales exteriores al edificio se construyeron unos copetes alabeados con un óculo en su centro. Estos elementos decorativos se prodigaron mucho en todos los edificios de nuestra ciudad.

También es preciso mencionar el edificio de los pabellones militares de oficiales, en la avenida de Las Fuerzas Armadas. Es una construcción de finales de los años cincuenta, que se caracteriza por su aspecto macizo. Fue uno de los primeros edificios de más de tres plantas que se construyó en la incipiente avenida de las Fuerzas Armadas, cuando comienza el ensanche hacia el norte a expensas de parte del parque María Cristina.

Esta importante vía debería haberse prolongado hasta la barriada de la Granja, pero quedó interrumpida, con lo cual se frustró el referido ensanche. El urbanismo es una de las asignaturas pendientes de nuestra ciudad. No se sabe urbanizar, y lo que es peor, no se quiere aprender. En los años noventa los pabellones sufrieron una remodelación, de tal manera que los áticos que se alzaban en una especie de torretas próximas a los extremos fueron eliminados, así como los elementos ornamentales que coronaban el edificio: amplias cornisas, pináculos piramidales y bolas sobre el pretil de la azotea. Esta costumbre tan algecireña de adulterar los edificios antiguos causa un gran daño a la historia arquitectónica de la ciudad.

El edificio de Correos de la calle Real (actual calle Radio Algeciras) muestra un aspecto muy clásico en su fachada: amplias cornisas de sección escalonada, falsas pilastras almohadilladas, frontón triangular en su ala derecha y ático en este mismo extremo, donde se encontraba el escudo del águila de San Juan. El pretil de la azotea está adornado con bolas. Una gran puerta con arco de medio punto daba acceso originariamente a las oficinas postales en su parte derecha. Recuerdo que el largo pasillo que conducía al interior donde se distribuían las ventanillas de los distritos departamento poseía un gran zócalo de azulejos vidriados hasta la mitad de la altura de las dos paredes.

Edificio de la antigua panadería de Emilio Ríos, Algeciras Edificio de la antigua panadería de Emilio Ríos, Algeciras

Edificio de la antigua panadería de Emilio Ríos, Algeciras / E.S.

Dejando aparte los edificios oficiales, podemos referirnos a casas particulares, tales como la casa nº 15 de la calle Real o Cánovas del Castillo, en cuya fachada luce una alta "peineta" o copete, con un óculo en el centro, que corona su ala derecha. Sus vanos adintelados están adornados con molduras de sección escalonada, que se acompañan de unas baquetillas de ladrillo visto en los vanos de su parte derecha, y una fina cornisa de azulejos vidriados blanco y verde resalta la separación de las plantas. La puerta de acceso tiene arco de medio punto y está orlada por una moldura de ladrillos vistos. La superficie inferior de sus voladizos o sofitos está revestida de azulejos. También es muy destacable su rejería.

Era muy original la ya desaparecida casa que se hallaba en la esquina entre las calles Bilbao y Real, en cuya planta baja se encontraba la panadería de la familia Ríos. En el centro de su planta superior   contaba con un mirador cuyo tejadillo se sostenía con columnas salomónicas y su antepecho de piedra. Una gruesa cornisa servía de apoyo al pretil de su azotea, en cuya parte central se levantaba un copete de líneas sinuosas. Dos especies de pérgolas sostenidas por columnas también salomónicas se alzaban a cada extremo de este antepecho. 

Por último, hay que mencionar la casa que se situada en el rincón entre las calles Tte. Riera (antigua calle López) y la calle Pescadería. En su fachada podemos observar un frontón partido en su esquina curva, flanqueado por dos molduras a modo de pináculos piramidales sobre una amplia cornisa.  Está coronada por un copete de perfil alabeado sobre una cornisa y en cuyo centro se abre un pequeño óculo. Falsas pilastras almohadilladas   resaltan sus extremos. Sus vanos adintelados se encuentran orlados con molduras. En los años 80 se le añadió un piso más en su ala derecha, lo que desvirtúa su factura original. 

Los años sesenta del siglo XX constituyen una ruptura con el pasado en muchos aspectos. Nuestro país comienza el llamado "desarrollismo", con un apreciable crecimiento económico y con una apertura al exterior que conllevarán muchos cambios sociales. Es la época de la "modernidad", que aporta nuevos estilos en música, ropa y, por supuesto, en arquitectura. En mi mente asocio esta nueva arquitectura con la llegada de los objetos de plástico, los detergentes, los muebles de hierro, escay y formica y las fibras sintéticas en la ropa. La influencia de Estados Unidos es notable en todos los ámbitos de nuestra sociedad.

La arquitectura, como el resto de las Bellas Artes, no fue ajena a estos cambios y los nuevos estilos edificatorios supondrán un punto de inflexión en el trascurrir de nuestras construcciones. Se produce una ruptura con la tradición, sus formas y materiales. Se volverá a romper la homogeneidad en nuestra arquitectura, de forma parecida a como ocurrió con la aparición del eclecticismo de finales del siglo XIX y principios del XX. Se retomará las corrientes racionalista y funcional de los años treinta y las nuevas construcciones abandonarán el aspecto de solidez y robustez de las dos anteriores décadas para evolucionar a formas más ligeras, simples y exentas de ornamentación superflua.

Es un estilo que podrá gustar más o menos, pero que constituye una innovación absoluta con respecto a la etapa anterior. Se emplearán como revestimiento de las fachadas la cerámica vidriada en forma de baldosines de diferentes tamaños, el ladrillo visto, el granito artificial o lascas de piedra. Las fachadas lucirán un gran colorido, combinando diversos colores. Las barandillas de los balcones serán de hierro fundido de líneas simples y proliferarán los miradores de hierro de estilo muy sencillo, con antepechos de mampostería, habitualmente decorados con baldosines de colores. Estas viviendas se levantarán en el casco antiguo, lo cual causará un notable impacto al contrastar con la arquitectura tradicional.

Las calles en las que aparecen este tipo de viviendas de dos o tres plantas son las siguientes: Tarifa, Cristo, Duque de Almodóvar, Don Bosco, Cayetano del Toro, Huertas, Regino Martínez, Gral. Castaños, Emilio Santacana, coronel Ceballos, Juan Morrison, San Juan, Montereros, etc. De entre ellos podemos destacar el edificio de la Cámara Agraria, en el paseo de la Hispanidad, el edificio de cinco plantas situado en la esquina entre la calle Sevilla y la avenida Blas Infante, el edificio de tres plantas nº 2 de la calle de las Huertas o el de la calle de las Huertas nº 17 o el nº 21 de la calle Duque de Almodóvar.

Cámara agraria, junto al recinto portuario Cámara agraria, junto al recinto portuario

Cámara agraria, junto al recinto portuario / E.S.

También hay que hacer alusión al edificio de los sindicatos, sito en la avenida de las Fuerzas Armadas, cuyas fachadas eran de ladrillo visto, aunque posteriormente se pintaron de blanco. En él destaca su pórtico enmarcado con placas de piedra y en el que se encuentran dos pilastras prismáticas. Otro digno de mencionar es el antiguo edificio de bomberos, en el que actualmente se halla Onda Algeciras TV. Su fachada orientada a la plaza de Andalucía presenta un paramento cóncavo con unos grandes ventanales, que originariamente estaban formados por bastidores de hierro en los que se encajaban los vidrios. Fue remodelado en la pasada década, con lo cual ha perdido parte de su primitiva factura. Sus paredes laterales   muestran ladrillo visto.

Junto a estas construcciones de mediana altura comenzarán a edificarse los grandes bloques de pisos a imitación, a escala infinitamente menor, de los rascacielos neoyorkinos. El primero fue el edificio ROTABEL, en la avenida Virgen del Carmen. También se construirán bloques de pisos en barriadas como la Piñera, de formas muy simples carentes de toda ornamentación.

En 1968 comenzó a construirse la urbanización Villa Palma, en la que fuera la finca de Juan Morrison, en la calle Doctor Pérez Rodríguez. Aquella era una finca de carácter británico, provista de amplio jardín similar al del parque de las Acacias, con una enorme variedad de especies vegetales, entre las que destacaban las palmeras, con las que el escarabajo picudo acabaría décadas después. Se salvaron algunas especies vegetales y se construyeron bloques de pisos siguiendo de forma muy superficial las directrices del arquitecto, y urbanista suizo Le Corbusier. Fue la primera urbanización en la que se combinaron las viviendas y las zonas ajardinadas.

Después se edificaría la urbanización Carteya, en la avenida Ramón Puyol. Allí se utilizó el ladrillo visto, cuidándose la estética, y creándose un perfecto equilibrio entre los bloques y su ajardinamiento, el mejor de Algeciras. Las dos construcciones que cierran la década de los sesenta, son la plaza de toros Las Palomas, de 1969, cuyos arquitectos fueron Manuel Blanquez, José Cáceres y Joaquín Cuello, y la Escuela de Artes Aplicadas.

En la primera destacan su gran puerta adintelada, sobre la que se encuentra el escudo de la ciudad y la representación de dos bisontes, inspirados en los de la Cueva de Altamira (Cantabria), que adornan los extremos de su fachada principal. Toda la parte baja está circunvalada por un soportal adintelado con   pilares de hormigón, que primitivamente estaban sin enlucir, siguiendo el estilo del llamado "brutalismo". En el piso superior se abren vanos de forma rectangular en disposición vertical, alternando con paneles lisos. Se asciende a ella por una gran escalinata. 

En cuanto a la Escuela de Arte Nueva, fue construida en 1971. Tiene forma de espiral o helicoidal, a modo de caracola que va ascendiendo por el barranco hasta llegar a la avenida del Capitán Ontañón. Se caracteriza por su tejado a diferentes niveles y su gran número de escaleras, lo cual dificulta el acceso a sus departamentos interiores. Su arquitecto recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1968, y está catalogado con Bien de Interés Cultural en Andalucía. Ha sido recientemente restaurado, ya que sufría considerables daños estructurales. En esta restauración los jardines que lo rodean han sido drásticamente deforestados.

Escuela de Arte Nueva, Algeciras Escuela de Arte Nueva, Algeciras

Escuela de Arte Nueva, Algeciras / E.S.

Este edificio es interesante por sus valores estético, mas no por los funcionales, pues en primer lugar, es como una escultura o una obra arquitectónica griega, es un todo, una unidad que no admite ampliación en caso de necesidad, el estar edificada sobre una cuesta multiplica el numero de escaleras, con escasas facilidades para minusválidos. Al estar adaptadas a paredes curvas, hay aulas con importantes ángulos muertos e incluso divididas en varios pisos escalonados. El resultado es desastroso, siendo lo mejor destinar a esa función docente un edificio mas convencional y sensato. Una posible función para el actual inmueble seria la de Museo de Arte Contemporáneo, en el que, a semejanza del Museo Guggenheim de Nueva York, la visita se inicie por el piso mas alto (allí gracias al ascensor) y el recorrido desciende hasta salir por la planta inferior.

En todos estos edificios descritos se retoma el estilo racionalista que se había iniciado en los años treinta y que se vio interrumpido en las décadas de 1940 y 1950. A partir de los años setenta, la arquitectura algecireña presentará una gran variedad de formas y estilos.

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