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Un guardia civil al servicio del narco: la trama que hizo pasar medio millar de kilos de hachís de Ceuta a Algeciras

La Fiscalía pide ocho años y medio de cárcel para el agente de la Guardia Civil que “miró hacia otro lado” en el puerto de Ceuta, permitiendo el embarque de vehículos cargados con más de 577 kilos de droga hacia Algeciras

Operación Templario: de los “Big Three” del hachís en el Estrecho a solo dos tras el archivo judicial de diez detenidos

Un agente de la Guardia Civil registra un camión en el puerto de Ceuta. / Europa Press

Durante años, J.F., guardia civil destinado en la Compañía Fiscal del puerto de Ceuta, fue el hombre de la frontera. Su deber era vigilar que nada prohibido cruzara el Estrecho de Gibraltar. Pero terminó siendo justo lo contrario: un centinela que abría la puerta. Según publica El Faro de Ceuta, la Fiscalía le acusa de haber trabajado para dos organizaciones de narcotraficantes —y también para particulares que se buscaban la vida cargando sus coches de hachís— a cambio de dinero. No mucho, apenas unos miles de euros por cada pase. Lo suficiente para corromper la rutina.

Entre Ceuta y Algeciras, el Estrecho se ha convertido desde hace décadas en una autopista líquida del hachís. Casi todo pasa por ahí. Pero pocas veces la corrupción dentro de las fuerzas de seguridad se había mostrado con tanta claridad como en la Operación ATAM-Macetero, una investigación conjunta de la Udyco de la Policía Nacional y el Servicio de Información de la Guardia Civil.

El resultado: un agente detenido, trece personas arrestadas y un total de 577 kilos de hachís valorados en más de un millón de euros que lograron cruzar el puerto sin ser detectados. O, mejor dicho, con la complicidad de quien debía detectarlos.

Un negocio con tarifa propia

La Fiscalía lo explica sin metáforas: J.F. vendía su mirada. A cambio de entre 3.000 y 5.000 euros por operación, garantizaba el paso de coches cargados con droga, muchos de ellos con destino a Algeciras. Desde allí, los vehículos seguían su ruta hacia el interior de la Península, donde la mercancía se distribuía por redes secundarias.

El 1 de febrero de 2024 dejó pasar un Seat Cupra con 80 kilos en el maletero, “a la vista de cualquiera que solo hiciera el gesto de abrirlo”, según concluye la Fiscalía y desvela este martes El Faro de Ceuta. El 11 de julio otro coche, un Opel Corsa, desembarcó en Algeciras con 76 kilos escondidos. En octubre, un Seat Ibiza con 54 kilos fue interceptado también en la ciudad gaditana. Todos pertenecían a la misma organización.

Pero el guardia no era hombre de fidelidades exclusivas: mantenía tratos con otra red, para la que gestionó al menos dos embarques —uno de ellos, un Seat León con 76 kilos de hachís que sí llegó a Algeciras— y hasta con individuos que actuaban por su cuenta. Uno le encargó el paso de 27 kilos; otro, el de un Mercedes con 45. Y aún hubo un servicio más, el más grotesco: permitió embarcar a cuatro hombres con coches Audique llevaban las ruedas rellenas de hachís.

A ojos de la Fiscalía, su comportamiento fue “reiterado y sostenido en el tiempo”. Un funcionario que, según el Ministerio Público, convirtió su puesto en una aduana privada, un peaje en mitad del Estrecho.

Cuando el guardia dejó de mirar

Desde septiembre de 2015, J.F. conocía cada resquicio del puerto: los horarios, los controles, los movimientos de sus compañeros. Sabía cuándo mirar y cuándo no. La droga partía de garajes en barrios como El Príncipe o Miramar, en Ceuta, y viajaba en ferris cuidadosamente elegidos. A veces oculta en dobles fondos; otras, simplemente a la vista, como si la impunidad fuera una forma de camuflaje.

Las escuchas revelaron la naturalidad con la que se movía entre ambos mundos. “Quillo, me has cogido el coche, lo has parado...”, le reprochó uno de los narcos cuando otro guardia, ajeno a la trama, interceptó por error un vehículo con 86 kilos de hachís. “No, yo no, tío”, respondió él, tratando de calmarlo.

Durante meses, la Policía Nacional y la Guardia Civil cruzaron datos, geolocalizaciones y escuchas hasta trazar el mapa del engaño. El 11 de febrero de 2025, un operativo simultáneo en Ceuta, Algeciras y Zaragoza puso fin al negocio. Los agentes irrumpieron en domicilios, garajes y talleres; el guardia fue detenido.

La Fiscalía pide para el agente J.F. ocho años y medio de prisión y veinte de inhabilitaciónpor un delito continuado de cohecho y otro contra la salud pública. En Algeciras, donde tantos coches desembarcaron sin ser revisados, la historia suena conocida. Aquí el mar trae de todo, incluso a los hombres que olvidan mirar.

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