Fue, como estaba previsto, una fiesta. Flamenco en La Caridad cumplió las expectativas y tuvo como gran protagonista a la bulería, el mítico y festero palo que caracteriza a la catedral jonda -Jerez de la Frontera para más señas- en un ámbito de compás en el que El Capullo y Diego Carrasco se mueven como auténticos peces en el agua.
Uno y otro abandonaron hace mucho tiempo los caminos del flamenco clásico y el que tiene el marchamo de calidad de ser seña de identidad cultural de Andalucía. Pero sí han sido capaces -cada uno a su manera- de construir y ofertar a los públicos un menú musical que a la postre acaba gustando y atrayendo a muchos. ¿Tiene su mérito? Por supuesto. ¿Es flamenco esa propuesta artística? Solo en su raíz basada en el compás y muy de lejos ya. Lo saben mayoritariamente los espectadores y lo saben ambos y todos tan contentos.
Anoche se trataba de que la plaza de abastos tuviera vida a esa hora y se lanzase el mensaje de que la música puede servir para ello. Eso se logró.
El resto de artistas cumplió a la perfección en redondear la fiesta porque hay en ellos solvencia y experiencia sobradas para ellos. Fue el caso de José El Pañero, Luis de Mateo, El Purili, Joselito de Pura, Chata La Perikika y Manuel El Chino.
Y todo pasó a escasos metros de donde el padre de Paco de Lucía, Antonio Sánchez Pecino, tuvo su puesto con el que sacar adelante a su familia. Y de la legendaria calle Río, tan gitana y cantaora.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios