Algeciras

Determinan apto para el trabajo a un hombre con incapacidad permanente

  • De la Bastida ha trabajado duramente con graves secuelas físicas y psíquicas

José de la Bastida sufrió un accidente muy grave hace 20 años que le dejó secuelas importantes. No obstante, con 19 años tras una larga recuperación no dudó en trabajar en el sector del metal y en grandes industrias. Recientemente mientras recibía tratamiento psiquiátrico con un cuadro de estrés por síndrome postraumático una inspectora médica del Menéndez Tolosa en Algeciras, Rosa Jiménez, dictaminó que procedía pedir subsidio de desempleo y solicitar la invalidez permanente.

Este hombre natural de Los Barrios con este informe empieza su periplo por las organismos de la Seguridad Social para que le reconozcan sus derechos. José de la Bastida, que en la actualidad toma seis pastillas y tiene problemas de rotación en el brazo y de movilidad en una pierna, recibe una carta de la Delegación Provincial de Salud en la que le reconocen una incapacidad permanente con fecha de 13 de mayo de 2009 sin especificar el grado.

La sorpresa le llegó sólo un día después cuando el Ministerio de Trabajo le remitió una resolución en la que se le denegó la prestación de la invalidez permanente "por no alcanzar, las lesiones que padece, un grado suficiente de disminución de su capacidad laboral".

Por último, De la Bastida recibió otra carta de la Consejería de Salud que en este caso especificaba que "como hay una situación de mejoría de sus lesiones que no le impiden la realización de las tareas fundamentales de su profesión proceden a la extensión del alta laboral por inspección". Ante estos informes contradictorios este ciudadano se siente desamparado. Aunque le queda la opción de recurrir ante los juzgados reconoce que no es competitivo en el mercado laboral. "He trabajado de ferrallista y antes de la baja laboral, en un salón de juegos. Me duele todo. No puedo más", dijo sin obviar que en la Inspección de Cádiz el trato que le dieron fue vejatorio. "La administración sólo me pone trabas", lamentó. Con siete años cotizados, admite ser un lisiado que ha trabajado en todo lo que ha podido y en tareas muy duras, pero ya está al borde de la desesperación. "No es sólo por mí. Con este problema vendrá mucha gente", puntualizó.

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