NUEVA GESTIÓN EN EL COMEDOR DEL CARMEN

Cáritas gestionará el comedor del Padre Cruceyra desde Cádiz tras una crisis con los antiguos responsables

El personal cocina unas lentejas pocos días después de la reapertura al público tras la pandemia.

El personal cocina unas lentejas pocos días después de la reapertura al público tras la pandemia. / Jorge del Águila

El futuro de la mayor obra social del padre Cruceyra, antiguo párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen en Algeciras, corre peligro tras una grave crisis en el seno de su gestión que ha terminado con la dimisión de Pepe Ramírez, responsable voluntario del centro; Juan Paradas, su administrador, y un tercer voluntario. 

Cuestionado por los motivos de su renuncia tras 21 años de servicios para el comedor del Carmen, Ramírez ha explicado a Europa Sur que se han producido "discrepancias" con Cáritas Diocesana de Cádiz en la forma de "contratar y despedir al personal técnico" del centro sin contar con su opinión ni con la de Paradas. Sostiene que, desde Cádiz, han prescindido de una trabajadora social "que había cumplido su trabajo correctamente". El director provincial les comunicó este despido a toro pasado. 

Pepe Ramírez también lamenta la lacónica respuesta de Cáritas al transmitirles formalmente su renuncia: "Muchas gracias por los servicios prestados", fue la contestación. "Parece que ha llegado la hora de descansar, aunque seguiré colaborando con Cáritas de San Miguel y su hermandad de la Sagrada Mortaja", añade entristecido el algecireño, militar jubilado, que pronto cumplirá 80 años.

Según le han transmitido a Ramírez, a partir de ahora, la gestión del Centro Social Padre Cruceyra se llevará a cabo desde Cáritas Diocesana de Cádiz, sin un responsable local, a diferencia de lo que venía sucediendo desde su fundación en 1996. 

Este diario ha contactado con la delegación provincial de Cáritas para interesarse por las previsiones de gestión del comedor, sin obtener respuesta en el momento de publicarse esta información.

Los voluntarios preparan unas acelgas donadas por Mercadona. Los voluntarios preparan unas acelgas donadas por Mercadona.

Los voluntarios preparan unas acelgas donadas por Mercadona. / Jorge del Águila

Sobrevivir al Covid-19

El comedor del Carmen atiende diariamente a alrededor de 130 personas sin recursos gracias a la labor de tres profesionales contratados por Cáritas —una cocinera, una asistenta social y una limpiadora— y varios voluntarios que se van turnando. 

El padre Cruceyra lo creó hace 27 años para ayudar a los feligreses de la Villa Vieja en un modesto local contiguo a la iglesia. La institución pronto se quedó pequeña y el Ayuntamiento de aquel entonces cedió un edificio en el número 6 de la avenida Agustín Bálsamo, prácticamente enfrente del Teatro Florida, donde sigue funcionando en la actualidad.

El centro se financia con fondos de Cáritas, la colaboración del Consistorio algecireño y donaciones de particulares y empresas ubicadas en el Campo de Gibraltar, como la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras (APBA) o Congelados Llinares, entre otros. Además de la ayuda fundamental brindada por el Banco de Alimentos. El principal objetivo es ofrecer una correcta alimentación a personas en riesgo de exclusión social. 

Vista del comedor, que vuelve a estar abierto para las personas necesitadas. Vista del comedor, que vuelve a estar abierto para las personas necesitadas.

Vista del comedor, que vuelve a estar abierto para las personas necesitadas. / Jorge del Águila

La pandemia de Covid-19 puso en jaque al comedor del Carmen, que tuvo que reinventarse y prescindir de algunos de sus funciones para seguir abierto: a partir del 1 de junio de 2020, comenzaron a repartir comida para llevar y se cerraron las duchas y el servicio de higiene personal, como la peluquería o la donación de ropa. Hubo días en que llegaron a entregar más de 200 bolsas con alimentos.

Desde el pasado 11 de abril, casi tres años más tarde, el centro social ha recuperado la normalidad y ha vuelto a ofrecer almuerzos diarios en el interior de sus instalaciones. Primer plato, segundo plato y postre. Cuando esta redacción visita el comedor a primera hora de la mañana, en la cocina preparan un guiso de lentejas, pollo empanado y natillas. Las instalaciones abren al público algo más de una hora, de 12:00 a 13:15, de lunes a viernes. 

Pepe Ramírez, responsable voluntario del comedor hasta hace unos días. Pepe Ramírez, responsable voluntario del comedor hasta hace unos días.

Pepe Ramírez, responsable voluntario del comedor hasta hace unos días. / Jorge del Águila

Cuenta Pepe Ramírez —pocos días antes de conocerse su renuncia— que hay menos usuarios en comparación con las cifras que se registraban antes de la pandemia. "En primer lugar porque aquí suelen acudir muchos musulmanes, que ahora celebran el ramadán, y hacen ayuno durante el día. Eso quita a 25 ó 30 personas al mediodía. Por otro lado, el anonimato que ofrecía el reparto de comida para llevar, el coger la bolsa e irse, también incrementaba el número de personas que venían al comedor del Carmen", detalla. "Hay personas que sienten vergüenza por tener que entrar al centro". 

Sin embargo, la comida para llevar generaba un enorme gasto en envases. "Estimamos un presupuesto diario entre 50 y 60 euros en tupperwares", calcula Pepe Ramírez. De cara al fin de semana siguen preparando bolsas que reparten los viernes, principalmente con embutidos. "El Banco de Alimentos es nuestro principal proveedor y se portan con nosotros de maravilla. Mercadona también nos ayuda prácticamente a diario con artículos que están a punto de caducar: fruta, verdura, carne... Nosotros congelamos esos productos y tenemos un mes para consumirlos, según dicta Sanidad, que nos visita una o dos veces al mes". Y agrega Ramírez: "Sanidad nos obliga a comprobar todos los días hasta el pH del agua del grifo". 

Entrada al comedor, en el número 6 de la avenida Agustín Bálsamo. Entrada al comedor, en el número 6 de la avenida Agustín Bálsamo.

Entrada al comedor, en el número 6 de la avenida Agustín Bálsamo. / Jorge del Águila

Inmigrantes, ancianos y desempleados

Este voluntario añade que la mayoría de usuarios del comedor del Carmen son inmigrantes, ancianos y desempleados. Los menores de edad no pueden acudir. Para las familias con niños existe un espacio gestionado por la asociación AMBAE

"En febrero de 2002, cuando llegamos aquí Juan y yo a petición del cura del Carmen, Pedro Bravo, el comedor estaba tieso", recuerda Pepe Ramírez. "Conseguimos donaciones a través de muchos amigos que nos conocían y sabían cómo trabajábamos. Esto ha estado controlado hasta el céntimo. Hemos luchado mucho y ha sido gratificante", concluía el pasado 17 de abril este responsable voluntario que ha pasado más de dos décadas al frente del proyecto creado por el añorado padre Cruceyra. Al hablar, sentado en una de las mesas, se le saltaban las lágrimas, barruntando, quizá, que su labor en el comedor estaba a punto de finalizar.   

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios