ESTAMPAS DE LA HISTORIA DEL CAMPO DE GIBRALTAR

Alfonso X pone cerco a Algeciras. Fundación de la ciudad de al-Binya (1279-1285)

Mapa esquemático con la zona del reino nazarí que entregó el sultán de Granada, Muhammad II, a los meriníes a cambio de su ayuda militar.

Mapa esquemático con la zona del reino nazarí que entregó el sultán de Granada, Muhammad II, a los meriníes a cambio de su ayuda militar.

En el verano del año 1275 el emir de las meriníes, Abu Yusuf Yaqub, desembarcó en las playas de Tarifa al frente de un poderoso ejército. El sultán de Granada, Muhammad II, había solicitado su ayuda en la guerra que mantenía con el rey de Castilla, Alfonso X. El emir de Fez, le había puesto como condición que le entregara el territorio que iba desde Gibraltar hasta Ronda, que incluía los castillos de Tarifa, Castellar, Jimena, Gaucín y Casares y la ciudad de Algeciras que sería la capital de sus dominios en al-Andalus. Desde Tarifa marchó hasta Algeciras, que le fue entregada sin oposición por el gobernador nazarí Ben Hixam, estableciendo el campamento de sus “Voluntarios de la Fe” junto a la ciudad, en el lado sur del río de la Miel. Una vez asentado el ejército, comenzó a devastar los territorios cristianos de la Andalucía occidental. Estas campañas de saqueo se prolongaron a lo largo de los siguientes dos años. En esas expediciones predatorias, los meriníes capturaban ganado, quemaban las mieses, talaban los olivos y tomaban centenares de cautivos que ponían a la venta en el mercado de esclavos de Algeciras o eran llevados a la otra orilla.

Aunque para la Andalucía cristiana la irrupción de los meriníes en la Península Ibérica fue una enorme desgracia, para la ciudad de Algeciras, fue un suceso que favoreció su expansión en todos los aspectos, sobre todo económica, militar y urbanística. La presencia meriní acentuó los valores estratégicos de Algeciras, fomentó su desarrollo portuario, demográfico y comercial con el norte de África y mejoró sus capacidades defensivas. Pero, al mismo tiempo, sembró la semilla de su destrucción al convertirla en el centro de la pugna por el control del Estrecho en un momento en el que este paso marítimo estaba en el punto de mira de las potencias comerciales más pujantes de la Europa cristiana: Aragón y Génova, y de los proyectos expansivos de Castilla.

Para los castellanos, dominar Algeciras les posibilitaría poder controlar el citado paso marítimo, cerrar las puertas a nuevas invasiones norteafricanas y, al mismo tiempo, poseer una inexpugnable fortaleza, estratégicamente ubicada, desde la que facilitar las relaciones comerciales entre el Mediterráneo y el Atlántico. Por esos motivos, el rey Alfonso X, que ya dominaba todo el valle del Guadalquivir y el litoral atlántico desde Portugal hasta Vejer, estaba decidido a expulsar a los meriníes de Andalucía.

Primer cerco de Algeciras por el rey Alfonso X en el año 1279

Cuando Abu Yusuf Yaqub desembarcó en Tarifa, el rey Alfonso X se encontraba en Alemania esperando ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, elección que nuca se hizo realidad. La defensa del reino quedó en manos de su hijo, el infante don Sancho. Cuando regresó a Castilla y supo la devastación que estaban sufriendo las tierras del sur, convocó a los nobles v a las milicias urbanas para poder hacer frente a aquella nueva invasión llegada desde la orilla africana. Sin embargo, no pudo reunir al ejército y a la escuadra hasta el otoño del año 1277.

Desde el mes de octubre de ese año la flota castellana, compuesta por ochenta galeras y veinticuatro naves, además de galeotas, leños y otros navíos menores, comenzó a patrullar las aguas del Estrecho para evitar que a los invasores les llegaran refuerzos y vituallas desde la otra orilla. En el mes de agosto del año siguiente Alfonso X ordenó a su almirante, Pedro Martínez de Fe, que bloqueara el puerto de Algeciras y, en el mes de marzo de 1279, envió a su hijo, el infante don Pedro, con el ejército para que pusiera cerco por tierra a la ciudad y la rindiera.

El almirante de la flota comunicó a don Pedro que desde que estuvo bloqueada por mar la ciudad, sus defensores debían estar “muy desmayados” e inclinados a la rendición si se les combatía con la suficiente insistencia y tenacidad. Tras recibir esta información, el Infante dio órdenes de que se instalaran las máquinas neurobalísticas en los sitios más convenientes y en altura (la meseta de lo que hoy es la barriada de la Villa Vieja) y que batiesen a la población. Refiere la Crónica castellana que "mandaron sacar los engeños y los pusieron en aquellos lugares donde mejor cumplirían, y mandaron que tirasen con ellos de día y de noche".

Nº Vestigios de la ciudad meriní reproducidos en uno de los planos levantados por Jorge Próspero de Verboom en 1730. A: alcázar; B: baños; C: pozo de noria de los baños; D: pozo de noria (conservado en los jardines del Hotel Reina Cristina); E: coracha marítima; F: puerta (en el Patio del Coral); G: río de la Miel; H: puente arruinado; I: la ciudad de al-Yazira al-Jadrá. Nº Vestigios de la ciudad meriní reproducidos en uno de los planos levantados por Jorge Próspero de Verboom en 1730. A: alcázar; B: baños; C: pozo de noria de los baños; D: pozo de noria (conservado en los jardines del Hotel Reina Cristina); E: coracha marítima; F: puerta (en el Patio del Coral); G: río de la Miel; H: puente arruinado; I: la ciudad de al-Yazira al-Jadrá.

Nº Vestigios de la ciudad meriní reproducidos en uno de los planos levantados por Jorge Próspero de Verboom en 1730. A: alcázar; B: baños; C: pozo de noria de los baños; D: pozo de noria (conservado en los jardines del Hotel Reina Cristina); E: coracha marítima; F: puerta (en el Patio del Coral); G: río de la Miel; H: puente arruinado; I: la ciudad de al-Yazira al-Jadrá.

El bloqueo y el asedio continuaron durante toda la primavera y parte del verano de aquel año sin que los defensores dieran muestras de desfallecimiento. Sin embargo, desavenencias surgidas entre el rey de Castilla y su hijo don Sancho (luego rey Sancho IV) impidieron que las naves con bastimentos y las pagas de los soldados llegaran al cerco. Los hombres de la flota sufrieron hambre y enfermedades carenciales, teniendo que saltar muchos de ellos a tierra en la Isla Verde, dejando desguarnecidas las embarcaciones. En el mes de julio del año 1279, el emir Abu Yusuf, que estaba en Ceuta, mandó reunir una flota formada por setenta navíos -según el historiador Ibn Jaldún-, y la envió contra la escuadra cristiana que bloqueaba Algeciras.

Una parte de los navíos musulmanes se dirigió hacia la Isla Verde donde pasaron a cuchillo a los soldados que estaban en ella, tanto a los sanos como a los dolientes, quemando las galeras que se hallaban allí fondeadas. El resto de la flota se dirigió contra las restantes embarcaciones que se hallaban en el cerco, entablando batalla con ellas y derrotándolas. El almirante Pedro Martínez de Fe fue capturado en el curso de los combates. Después de aquella derrota, el infante don Pedro se vio obligado a levantar el cerco y retornar a Sevilla derrotado. Según Ibn Abi Zar (siglo XIV) "los habitantes de Algeciras salieron, hombres y mujeres, y se esparcieron por las tiendas (de los sitiadores), matando y cautivando. Encontraron en ellas despojos, dineros, frutas, odres, cebada y harina en cantidad inmensa; todo lo transportaron al interior de la ciudad". El primer intento castellano de tomar Algeciras a los musulmanes había fracasado.

Fundación de al-Binya o al-Buniyya, la ciudad palatina meriní

Después del fracasado asedio de Algeciras de 1279 y mientras el reino de Castilla se hallaba sumido en un conflicto dinástico entre el infante don Sancho y su padre, lo que obligó a Alfonso X a firmar un pacto con el emir de los meriníes, Abu Yusuf aprovechó aquella tregua para fundar una ciudad junto a Algeciras, ciudad que las fuentes árabes denominan "al-Binya, al-Bunya o al-Buniyya" y las cristianas Villa Nueva. Se edificó al sur de la vieja medina "yazirí", al otro lado del río, sobre el altozano donde había estado asentado el ejército castellano. En origen se trataba de una ciudad-campamento erigida para que residieran en ella las tropas expedicionarias norteafricanas; pero, al mismo tiempo, fue una ciudad palatina que habría de contener los elementos de representación del poder: alcázar, mezquita, mexuar y baños.

La Dajira (principios del siglo XIV) dice, en relación con la fundación de "al-Binya: En los días de su reinado (Abu Yusuf), construyó dos ciudades-fortaleza. Una de ellas fue la dichosa Fas al-Yadid (Fez la Nueva) que adoptó como sede de su monarquía. La segunda es la ciudad que construyó también para su propia residencia, a las afueras de Algeciras. En ella moraban él, sus familiares y visires, pues sentía vergüenza de que la gente de Algeciras se viera en el apuro de tener que alojarle cuando pasaba a la Península para hacer la Guerra Santa. En ambas ciudades construyó mezquitas, alminares, alcázares, baños, acequias y puentes en los caminos".

El Musnad (crónica escrita por Ibn Marzuq en el siglo XIV) refiere que (Abu Yusuf) "construyó la Ciudad Blanca de Fez la Nueva, urbanizándola y eligiéndola como residencia para sí y para sus soldados... Cerca de Algeciras construyó al-Binya, ciudad que se le asemeja mucho".

Torre de asalto en el asedio de una ciudad musulmana (Miniatura de la Gran conquista de Ultramar -1293-. Biblioteca Nacional de Madrid). Torre de asalto en el asedio de una ciudad musulmana (Miniatura de la Gran conquista de Ultramar -1293-. Biblioteca Nacional de Madrid).

Torre de asalto en el asedio de una ciudad musulmana (Miniatura de la Gran conquista de Ultramar -1293-. Biblioteca Nacional de Madrid).

Tanto el autor de la Dajira como Ibn Marzuq establecen un intencionado paralelismo entre las dos fundaciones, paralelismo que era evidente para los cronistas contemporáneos que debieron conocerlas: ambas eran ciudades palaciegas y ambas servían como residencia a los miembros de la corte meriní y a las tropas del emir. Ibn Jaldún refiere, en relación con la fundación de "al-Binya: Queriendo poseer, sobre el litoral y junto al puerto, una ciudad en la que poder instalar sus tropas y tenerlas aisladas con el fin de librar a los habitantes del país de sus violencias y exacciones, eligió un emplazamiento en las cercanías de Algeciras y dio orden de elevar en aquel lugar los edificios necesarios. Esta nueva ciudad fue construida bajo la dirección de un hombre de su confianza y recibió el nombre de al-Binya".

Dos hechos vienen a confirmar la existencia de al-Binya como ciudad palatina y centro del gobierno y de la administración meriní en la Península Ibérica. Uno es que cuando Abu Yusuf murió, estando en Algeciras, el 20 de marzo de 1286, "fue enterrado en el oratorio de su alcázar de al-Binya; y otro, que su hijo, Abu Ya‘qub Yusuf, fue proclamado rey el mismo día del óbito de su padre en la ciudad de Algeciras, recibiendo el juramento de fidelidad en la misma ciudad unas semanas más tarde".

La construcción de al-Binya o Villa Nueva debió finalizar en el año 1285. Al menos, el alcázar y los principales edificios palaciegos estaban ya terminados en el mes de octubre de ese año. Escribe Ibn Abi Zar‘ que "volvió el emir de los musulmanes a Algeciras, donde entró el 27 de sa‘ban (28 de octubre de 1285) y encontró que el alcázar que construía en la ciudad nueva, la sala de audiencias y la mezquita se habían terminado por completo".

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