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"Hemos disfrutado en Tarifa todos los cambios registrados en el cine africano"

Entrevista | Mane Cisneros, fundadora y directora del Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger

Cisneros deja la dirección a un equipo formado durante años en la propia muestra tras 22 ediciones al frente

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Mane Cisneros, en el centro de la fotografía, en una de las presentaciones del festival celebradas en Marruecos / FCAT

Tuvo casa en Betijuelo, un poblado de Tarifa, y en su estancia fundó el Festival de Cine Africano en 2004. Ha dejado la dirección después de 22 ediciones, delegando en manos ya experimentadas la organización de la muestra. Fue durante mucho tiempo la única mujer que dirigía un festival de cine en España. Mane Cisneros, madrileña y licenciada en Geografía e Historia, ayudó a referenciar Tarifa -y por extensión al Campo de Gibraltar- como lugar de encuentros cinematográficos y plataforma de intercambios de conocimientos sobre la población del Estrecho.

En su trayectoria, además de poner en marcha y mantener el festival, destaca la creación de la Mediateca Africana en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla. Hace un tiempo volvió a residir en Extremadura, en Jarandilla de la Vera, un lugar habitado por unas 3.000 personas, situado entre Jaraíz de la Vera-Losar de la Vera y Navalmoral de la Mata, en una zona que se define como cruce de caminos, una situación que también vivió en Tarifa, ahora en tierra sin mar. Allí, como en la localidad campogibraltareña, creó una muestra de cine.

Pregunta.¿Qué piensa cuando ve con perspectiva lo hecho en el Festival de Cine Africano?

Respuesta.Creo que ha habido de todo. Han sido 22 años de luces y sombras, un camino nunca fácil, pero el balance que hago es extremadamente positivo. Creo que este proyecto me ha hecho mucha mejor persona, me ha abierto los ojos a un mundo que yo misma desconocía. Me ha enseñado a ser humilde, más humilde, me ha enseñado a mirar primero al otro antes de mirarme a mí misma. Tantas, tantas cosas que se han aprendido y que he aprendido y he intentado compartir con los demás.

P.¿Qué fue lo peor que ha vivido?

R.El momento más duro fue ese cambio a Córdoba, en 2012, porque la manera en la que se hizo no fue una manera limpia, no fue una manera bonita, tuvimos que salir por la puerta de detrás. Además, se nos dio a entender que nos íbamos por la puerta de detrás. La manera fue simplemente dejar de contestar a correos, a llamadas de teléfono, a mensajes. Y eso fue muy duro, muy duro.

P.Y en Córdoba pasaron cuatro años.

R.Lo ocurrido provocó que en un año hubiera dos ediciones, la edición de primavera en Tarifa y cuando nos fuimos a Córdoba, la edición del otoño y, curiosamente, siendo del mismo partido político, Córdoba nos abrió los brazos, nos acogió, nos ofreció espacios maravillosos, pero la pena estaba siempre allí. Yo sabía que ese festival tenía que ser del Estrecho.

No he crecido como mujer, sino como individuo

P.¿Qué es lo mejor que se lleva de su experiencia en Tarifa?

R.El público que nos ha animado y nos ha arropado durante tantísimos años. Es quien a mí me ha dado la fuerza para seguir adelante y no cejar en el empeño. Y luego los propios cineastas africanos. Esa evolución enorme que ha habido en el cine de África a lo largo de estos años han hecho que se encendiese en nosotros como una curiosidad y una necesidad de seguir esa evolución que era imparable, que era en realidad el reflejo de la evolución de un continente.

P.¿Ahora el cine europeo es más permeable a las historias y a los actores de África?

R.Recuerdo un encuentro con grandes productores de cine en Berlín, en el ámbito del Talent Campus, en el que había muchos jóvenes cineastas de países periféricos. Uno de ellos me dijo: "Necesitamos la vivacidad, el dinamismo y la frescura de las historias que nos vienen desde otros países. Tienen esa fuerza que nosotros ya no tenemos porque lo tenemos todo". Así como se dijo, así fue.

P.¿El cine europeo se mantiene vivo?

R.Es un cine complejo, pero no deberíamos estar generalizando tanto. Igual que yo reclamo siempre para África que no se generalice, porque hay diferencias infinitas entre unas zonas de producción y otras, en Europa sucede lo mismo. Está claro, si nos vamos al cine español, hemos visto la evolución, los intereses han sido de revisión histórica, reflejo de una evolución social que hemos estado viendo.

P.¿Cómo han sido esos cambios en África?

R.Son los cambios mayores que han podido suceder en los cines de un continente y hemos tenido la grandísima suerte de verlos desfilar todos por el festival en Tarifa, incluidos los cambios generacionales, la desaparición de los padres fundadores de los cines de África, la muerte del 35 mm, la llegada de la tecnología digital, la democratización del acceso a los cines, la entrada de las mujeres...

Cisneros interviene en uno de los coloquios organizadores durante una de las sesiones del festival tarifeño / FCAT

P.Fue la primera mujer en dirigir un festival de cine.

R.Fui la primera y lo he sido durante muchos años. Por suerte, ahora la situación ha cambiado completamente. Estoy en un grupo de Whatsapp que creamos de mujeres directoras de festivales de cine y somos 108, me parece, solo en ese grupo.

P.¿En el mundo?

R.No, en España. Lo importante es retener este dato, es el hecho de que ha habido una evolución enorme. He vivido casi 15 años en un mundo exclusivamente masculino, y voy a decir una cosa que a lo mejor no se interpreta bien. Yo, personalmente, no he sentido discriminación.

P.¿Al ser la única mujer directora?

R.Probablemente. Esto ha hecho que, de alguna manera, no pudieran quitarme la autoridad. Porque si me la quitaban, dejaban fuera el único elemento femenino que había en el panorama. También voy a decir que yo vengo de una historia familiar de mujeres muy potentes. No he crecido como mujer, he crecido como individuo. Me han enseñado a ser persona, no mujer. Y, en ese sentido, a veces tengo que tener cuidado, y esto me ha pasado sobre todo en Marruecos, en la parte marroquí del festival. Ahí sí que yo sé que se tragaban sapos y culebras teniendo que escuchar y atender a las órdenes de una mujer.

P.Hoy se unen Tarifa y Tánger en el nombre del festival. ¿Cómo se vive ese diálogo entre culturas?

R.Concibo el Estrecho como una región única. Es un espacio único a nivel geográfico, a nivel natural, y lo es mucho más de lo que creemos a nivel humano. Nacimos como un festival que quería ser puente en el Estrecho, más allá de dos países. Las dos ciudades faro para nosotros fueron siempre Tarifa y Tánger. Durante muchos años hemos intentado que Algeciras se involucrase, entrase en el festival, y solamente ha sido en este último año que realmente hemos empezado a hacer cosas con Algeciras.

P.¿Con el nuevo equipo directivo está garantizado el futuro?

R.No es un nuevo equipo porque es gente que conoce y ha crecido con el festival. Cuando hay un cambio está claro que las cosas no serán como eran antes, pero no necesariamente tiene que ser malo. Soy consciente de que mi personalidad y mi manera de entender y de hacer las cosas han marcado muchísimo el evento. Ahora toca que otras personas, también personas más jóvenes, pongan su huella y le den quizás otra nueva personalidad, aunque creo que va a haber continuidad.

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