Tarifa

Doble emoción bajo el manto de la Virgen de la Luz

  • No es solo el reencuentro con la Reina de Tarifa, es hacerlo después de un año por culpa de la pandemia del coronavirus

El paso bajo el manto de la Virgen de la Luz.

El paso bajo el manto de la Virgen de la Luz. / Erasmo Fenoy

Con mascarillas, un escrupuloso orden de fila de entrada y salida, sin saltarse la distancia social, sin poder hacerse fotos ni tocar el manto, pero al fin frente a Ella. Centenares de tarifeños y muchos otros devotos de la Virgen de la Luz de distintos puntos de la comarca y la provincia, no han podido evitar un poco de más emoción de la habitual cuando se han reencontrado este sábado con la Reina de Tarifa durante la Consagración del Pueblo a su Patrona.

Es el tradicional paso bajo el manto, siempre multitudinario, que sirve de despedida oficial a la venerada imagen patronal antes de su regreso al Santuario después de haber permanecido desde primeros de septiembre en la ciudad. 

Llega después de que las tasas de incidencia de coronavirus, desde hace semanas cada vez más bajas, propiciaran que el Obispado de Cádiz y Ceuta levantara la prohibición de realizar actos litúrgicos en el exterior para evitar aglomeraciones que llevaran a un aumento de los contagios. Esto autorizó la vuelta de las procesiones y este encuentro introspectivo de los fieles con la Virgen de la Luz después de que el año pasado no udiera celebrarse por culpa de la pandemia. 

Había por tanto ganas de verla. De cumplir con el rito centenario del pasar debajo del manto de la Virgen. La hermandad contabiliza cada año entre 20.000 y 25.000 personas, las que hacen cola en el templo. No ha llegado a tanto, pero sí han sido muchos los devotos que lo han vuelto a cumplir mientras no podían ocultar su emoción. 

Alrededor de las cuatro de la tarde pudieron empezar los primeros devotos a pasar por debajo del manto de la imagen de la Virgen de la Luz, situada fuera del templo de San Francisco, junto al pórtico de la pequeña iglesia que ha sustituido este año a su tradicional sede en San Mateo, que está cerrada al culto mientras duren las obras de restauración de sus vidrieras.

Se estableció un itinerario unidireccional desdelas inmediaciones del acceso al Castillo de Guzmán, en dirección a la calle Santísima Trinidad y hacia Plaza del Ángel. Tras reencontrarse con la Virgen, los participantes abandonaron la zona por la calle Santísima Trinidad, en dirección al Mercado Central de Abastos.

La tradición de la consagración del pueblo a su patrona se remonta al año 1899. Así lo detalla en su libro el recordado cronista tarifeño Jesús Terán Gil, quien explicaba que todo comenzó con la inquietud del párroco Francisco de Paula Sánchez Marchena (Padre Marchena) por darle una despedida a la venerada imagen: "La voz corrió entre los tarifeños del 1899 que entendieron la convocatoria como la forma directa de decir adiós la Patrona". 

Este domingo, también siguiendo todas las medidas anti-coronavirus que ha llevado a la hermandad a elaborar un listado de las personas que portarán las imágenes (la Virgen de la Luz y San Isidro Labrador), tendrá lugar la misa del Alba a las 6.30 en San Francisco. Una vez concluida, la comitiva partirá hacia la ermita en la dehesa de Caheruelas, donde no se celebrará la tradicional convivencia. 

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