Feria Real de San Roque | Corrida Mixta

Tarde triunfal en San Roque: todos a hombros

  • La ausencia de bravura no se antepone al triunfalismo de los diestros

  • David De Miranda firma lo mejor de la tarde

Los cuatro protagonistas de la tarde salen a hombros en San Roque.

Los cuatro protagonistas de la tarde salen a hombros en San Roque. / Erasmo Fenoy

Tarde triunfal en San Roque con todos los toreros a hombros, muy por encima de un ganado sin bravura, un enorme David de Miranda y un Juan del Moral que cortó tres orejas en el día de su alternativa.

Cabe destacar, antes de entrar de lleno en materia, que tras el paseíllo, el Ayuntamiento, con su alcalde Juan Carlos Ruiz Boix a la cabeza, homenajeó al maestro Francisco Ruiz Miguel cuando se cumplen 50 años de su alternativa. En reconocimiento a su trayectoria le fue entregada una placa conmemorativa además de recoger una calurosa ovación de los tendidos.

Lidió en primer lugar, como es preceptivo, el toricantano Juan del Moral, que recibió con una larga cambiada de rodillas al toro de su alternativa, un bonito colorao que había que llevar enseñándole y toreado para alargarle el recorrido. Se pudo apreciar la falta de rodaje y el consecuente oficio del nuevo matador de toros, ilusionado y voluntarioso consiguió los mejores compases de su faena cuando hilvanó varios circulares por el lado izquierdo. Recetó una buena estocada y cortó dos excesivas orejas.

Manuel Escribano lanceó con temple la ya de por sí templada embestida del segundo. Quitó el de Gerena por chicuelinas alternadas con tafalleras, pareó por ambos pitones y se ganó a los tendidos con el tercero, un par en paralelo a tablas y quebrando para colocar al violín. Arrancó faena con dos esforzados pases cambiados a sabiendas que lo única opción que tenía para sacar algo era en los medios. A la segunda serie el toro dijo nones y buscó tablas. Allí también arreó Escribano y exprimió al desrazado y rajado toro. Cadencia y suavidad junto con una gran estocada le valieron las dos orejas.

David De Miranda sigue cogiendo sitio. Lanceó con empaque y gusto al tercero al que después de recibir un puyazo quitó por tafalleras primero y rematando por gaoneras de corte josetomasista, con una quietud, temple y suavidad.... Pasmosos. No lo fue menos con la muleta, iniciando por estatuarios sin inmutarse. No permitió el toro mucho toreo en redondo, pero lo que sacó fue de mucho regusto. Remató metiéndose en los terrenos del toro con actitud valerosa sin excentricidades y antes de la gran estocada que dejó, deleitó por bernadinas en la misma línea. Dos merecidas orejas tal como iba la tarde.

En el intermedio se lidió el toro de Soto de la Fuente para rejones que lidió el rejoneador Andrés Romero. Muy corretón de salida apretó a la cabalgadura que pasó algún apuro por el exceso de albero. Aún así, paró y templó al toro con solvente torería. Andrés engancha fácil con los tendidos y ello sumado a la buena labor colocando banderillas sobre Caimán, Fuente Rey, Jerje (que por momentos recuerda a Opus72), Kabul y Máximo, en todos los terrenos, galopando de costado y la vistosidad en las preparaciones de las suertes pusieron en sus manos dos orejas a pesar de fallar con los aceros.

Tras el innecesario descanso, que sólo sirve para enfriar el ambiente y calentar los estómagos, lo cual no quita agradecer a mis vecinos de localidad cuanto me ofrecieron, retomamos el orden natural y le tocó a Manuel Escribano lidiar un toro muy terciado que no se salía del vuelo del capote y que redujo su viaje casi a la nada, sin celo alguno, antes de banderillas. Parado, y a pesar de la voluntad de Manuel, tomó los aceros con prontitud y le metió el brazo logrando otra buena estocada. Fue justamente ovacionado.

El quinto de lidia ordinaria (6° de la tarde) se movió de salida aunque, siguiendo la línea, cortito de celo y saliendo a su aire. Puyazo largo y tercio de banderillas desordenado. David de Miranda algo de fe debía tener. Le puso convicción, seguridad y ganas. Toreó vertical,metiendo la cintura poniendo todo lo que no tenía el toro, pero cuando falta lo esencial, bravura y emoción, al final se acaba diluyendo. Con todo, y un meritorio cierre por manoletinas previo a un pinchazo y estocada tendida se pidió la oreja y fue fuertemente ovacionado.

Juan Del Moral trató de torear a la verónica al sexto con más voluntad que acierto, el toro apretaba y repetía y de nuevo la falta de oficio se hizo patente a pesar de componer la figura. Mantuvo el son en la muleta el toro, pedía muleta en la cara para repetir una y otra vez, a la postre el mejor de la corrida, y Juan Del Moral lo conseguía hilvanar por momentos con lucidez y jaleado por el público, pero cuando aquello podía rugir... a colocarse de nuevo. Tal y como está el toreo, habrá comprobado que hay que apretarse los machos si se quiere conseguir algo. Hizo muy bien la suerte suprema echando la muleta abajo y enterrando el estoque. Tardó en echarse y cortó una oreja.

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