Crónica Personal

Un despropósito

¿Qué avergüenza a Sánchez de sacar la reforma de una ley equivocada gracias al apoyo del PP?

Las tensiones que se viven en la coalición del Gobierno, más algunas de sus decisiones, son inexplicables. Y para quienes vivieron la política de años atrás además de inexplicables son un absoluto despropósito.

Es inexplicable que el presidente del Gobierno no sea capaz de meter en cintura al partido con el que creó una coalición; inexplicable que Irene Montero le esté ganando una batalla que ningún presidente de Gobierno puede perder ante una ministra que no tiene competencias de Estado. Inexplicable porque provoca un debate social en el que Montero no tiene nada que perder, pero sí el presidente del Ejecutivo. Con un agravante: no necesita negociar nada con Montero y sus adláteres, no necesita Pedro Sánchez ceder porque piense que su Presidencia corre riesgo ante la ley del solo sí es sí. No necesita para nada la autorización de Podemos para corregir los errores de esa ley ni que le imponga el calendario para que la reforma de la ley llegue al Congreso en determinado día y tenga o no tenga carácter de urgencia.

Sánchez puede hacer lo que considere más beneficioso para su gobierno y por tanto para él mismo. Y no decimos que sea lo que considere más beneficioso para los españoles, porque no es eso lo que preocupa al presidente de este Gobierno; ha dado muestras evidentes de su falta de sensibilidad hacia los problemas de los españoles, de ahí que esté perdiendo votos a chorros. Pero si lo que le importa es salir bien de este asunto, no se entiende que rechace la mano tendida por Feijóo para contar con los votos del PP y reformar así una ley que es infumable se mire por donde se mire.

¿Qué avergüenza a Sánchez de sacar la reforma de una ley equivocada gracias al apoyo del PP? Peor es transmitir la idea de que no puede sacar adelante una ley equivocada porque es incapaz de doblegar la voluntad de una ministra que no tiene más trayectoria y virtud política que el empecinamiento sistemático en dar la nota con iniciativas que propugnan un modelo social que han rechazado la mayor parte de los países de nuestro entorno. En uno de ellos, en el Reino Unido, acaba de provocar el final de la carrera de Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia: proponía una ley que permitía el cambio de género a partir de los 16 años sin necesidad de informe médico previo. La de Montero es todavía peor, pero Sánchez tiene miedo a meter en cintura a su ministra de supuesta Igualdad.

Cualquier cosa antes de quedar contaminado por unos votos del PP, ofrecidos de buena fe para que no se aprueben más disparates.

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