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josé aguilar Ignacio Martínez

El Gobierno inexplicableAcento andaluz

Todo se conjura para que se adelante el toque de queda y vuelva el confinamiento, todo menos Sánchez, Illa y SimónCon el anuncio sobre el habla, Lola Flores empodera, Cruzcampo lidera y Andalucía gana

No alcanzo a comprender por qué el Gobierno se obstina en no atender la demanda de una mayoría de comunidades autónomas para adelantar el toque de queda y de varias de ellas para volver al confinamiento domiciliario. Ni siquiera veo que pueda haber razones electoralistas a favor del ministro agonizante Salvador Illa.

Este es el panorama: España sigue entre los diez países del mundo con más mortalidad causada por la pandemia, se bate cada vez más pronto el récord de contagiados por día (44.000 este jueves), todas las naciones de nuestro entorno están aumentando las restricciones ante la tercera oleada del virus, la Unión Europea se pone en alerta y avisa del peligro de colapso hospitalario -muy real en nuestro servicio sanitario, según los datos que se conocen cada día-, casi todos los expertos suplican la adopción de medidas más drásticas por ser más eficaces en menos tiempo que las más suaves, que siempre acaban siendo insuficientes y siempre exigen prórrogas. Es mejor sufrir mucho, a nivel social y económico, tres semanas que sufrir menos, pero durante más tiempo y sin arreglar el problema. Sin garantías, como se está viendo. Dos veces ya desde que a Pedro Sánchez se le ocurrió proclamar que habíamos derrotado al virus.

En realidad, todo se conjura para que el Gobierno dé su brazo a torcer y permita a los líderes autonómicos ampliar el toque de queda y confinar a sus ciudadanos más matizadamente que en marzo: el ministro de Sanidad lo prometió si la mayoría de las regiones lo demandaba, la presunta impopularidad de las medidas recaería en las comunidades y no en el Ejecutivo, el PP estaría obligado a refrendar el decreto de alarma si es que hace falta reformarlo, la interacción social se ha demostrado como el agente principal de propagación del virus, la salud pública está antes que la economía, salvo para algunos sectores concretos.

Todo se conjura... menos el ministro amortizado, su jefe Sánchez, que se ha lavado las manos, y su subordinado Simón, con la credibilidad por los suelos desde que dijo que en España todo lo más habría un par de casos de Covid-19 ( total, se han registrado 2 millones y medio, casi lo mismo), desdeñó las mascarillas por la única razón de que el Ministerio no las había comprado ni encargado y ha fallado en casi todos sus pronósticos sobre la evolución de la enfermedad. Ahora, cuando comparece, es un simple comentarista más. Ni siquiera ha sido capaz de contar los muertos. Inútil.

UNA empresa puntera lanza una campaña en defensa del habla andaluza. Cruzcampo ha vuelto a hacerse viral. Apelando al almacén de los sentimientos, sacó en primavera un anuncio para celebrar el fin del confinamiento. El motivo central era el reencuentro con la cerveza de grifo: "Mírala cara a cara que es la primera". En esa línea, acaba de sacar otro spot empático, en defensa del acento andaluz. Emocionante. Como el eslogan que divulgó Iñaki Gabilondo cuando dirigía Radio Sevilla en el inicio de la transición: "Andalucía es una tierra grande, hermosa, vieja y sabia. Siéntase orgulloso de ser andaluz". O como la mención de Jennifer López, el miércoles en la ceremonia inaugural de Biden, sobre "una nación con libertad y justicia para todos", dicho en español. Las palabras importan, y con los acentos valen mucho más.

Hay en Andalucía valiosas empresas de referencia mundial. Las encimeras de Cosentino o el aceite de Dcoop son número 1 en USA; la moda infantil de Mayoral capitanea mercados, incluso el italiano; los detergentes de Persán lavan ropa en media Europa; Osborne es marca internacional y su toro, símbolo de una popular versión de la bandera de España. En ese grupo destaca Cruzcampo en esta ocasión, con su liderazgo en defensa del habla andaluza, con un anuncio protagonizado por Lola Flores. Se está hablando mucho de los aspectos legales, derechos de imagen o detalles técnicos, pero lo importante es el objetivo.

Es frecuente que presentadores de televisión, políticos o caricatos utilicen el acento andaluz como sinónimo de ordinariez e incultura, o argumento de descalificación. Lola Flores, un cuarto de siglo después de marcharse de este mundo, con imagen y voz construida por ordenador a dos años de su centenario, nos dice con autoridad que seas cajero de supermercado, catedrático o ministro, de las raíces salen cosas buenas. No andamos sobrados de estímulo en tiempos de Covid, quizá por eso destaca esta motivadora campaña. Pero hay otros alientos.

El miércoles, dos niños andaluces, la trebujenera Aurora de nueve años y el sevillano Nicolás de 11, protagonizaron la final del concurso de televisión MasterChef Junior a cuya preselección se presentaron diez mil candidatos de toda España. Como contó en este diario Francisco Gallardo, fueron espectaculares los menús de los finalistas, en especial el de la ganadora gaditana. Un programa con mucho acento andaluz. El chef Pepe Rodríguez sentenció: "Andalucía, gana". Y con el anuncio sobre el habla, Lola empodera. Y Cruzcampo lidera.

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