Corea del Sur sigue con Picardo

Picardo repite y habrá ocasión para que vuelva a llamar Corea del Norte al norte de su pueblo

Más de uno entre los vecinos de la colonia celebrarían en su día la ocurrencia del reelegido Fabian Picardo de referirse a España como Corea del Norte. No sería de extrañar que a alguien con la chispa del alcalde de La Línea, la ciudad limítrofe, se le ocurriera, en justa y consecuente respuesta, llamar a Gibraltar, Corea del Sur. Incluso puede que Picardo hiciera algún chiste en la intimidad, con el apellido del alcalde linense. Porque el generalísimo permanece en el dirigente gibraltareño tan presente como en la izquierda española; sin Franco, el de El Ferrol, se habrían quedado casi sin recursos verbales.

Algo tendrá Fabian de su abuela española que, según parece -lo cuenta nuestro Quino López-, confeccionó con sus delicadas manos, la bandera del destructor del bando republicano, José Luis Díez, refugiado en Gibraltar tras ser seriamente dañado por el fuego que le propinó el crucero Canarias, en los últimos días de agosto de 1938. Dicen que fue su marido, el abuelo de Picardo, éste sí yanito, el diseñador de la enseña. ¡La cantidad de mujeres que encontraron cobijo en el corazón y en el hábitat de los gibraltareños a nativitate! Franco, el de El Ferrol, ha sido siempre la personificación del pan y la sal para yanitos y progres de procedencia nacional; les duele en el alma el proceder de este militar que evitaron molestar las democracias occidentales, para no entorpecer su tarea de contención de un dictador de la talla de Stalin, cuando la Unión Soviética estaba en todo su apogeo.

Picardo repite y habrá ocasión para que vuelva a llamar Corea del Norte al norte de su pueblo, telón de una colonia militar de alcance, que se esfuerzan él y sus adláteres, voceros y plumillas a sueldo, en disimular. ¡Pedro! ¡Pedro! Dicen que dijo cuando supo de su victoria. Como Penélope en Hollywood, pero no por Almodóvar, sino por Sánchez: ¡Forma gobierno, Pedro, colega, que con esas compañías tengo asegurado el futuro! El Governor en funciones, ha legalizado ya con su firma de órdago a la grande, al electo Picardo para el ejercicio de sus tareas domésticas. Al otro lado cuenta con la compresión y el aliento de los alcaldes limítrofes, especialmente del de San Roque, al que sólo le falta llevarle la cola cuando se presente a profesar sus votos de fidelidad al jefe de la iglesia anglicana, S. M. el rey Carlos III, en un gesto teocrático imposible de encontrar en otro lugar más acá del tercer mundo.

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