Cultura

Homenaje a Tito Antonio, el flamenco linense más ilustre

  • Martínez Bascón ha sido presidente de la peña hasta en tres etapas

Enrique Morales y Antonio Martínez Bascón, en la Peña Flamenca junto a la estatua de Camarón

Enrique Morales y Antonio Martínez Bascón, en la Peña Flamenca junto a la estatua de Camarón

Todas las peñas flamencas tienen un socio o aficionado que es el veterano entre veteranos. Por su edad y experiencia suele ser referencia de consulta sobre unos conocimientos y vivencias que acumulan décadas de antigüedad. En la Peña Flamenca Cultural Linense este papel lo juega el siempre paciente, amable y sonriente Antonio Martínez Bascón, más conocido como Tito Antonio. Nacido en 1944 y tras toda una vida de militancia flamenca, sonó la hora de un merecido y sentido homenaje en una entidad entre cuyos principales impulsores estuvo él mismo. Y ahí sigue, al pie del cañón. "Es difícil definir cómo me siento, que se acuerden de mí como aficionado", dice cuando se le aborda para que valore a bote pronto el reconocimiento.

Martínez Bascón cuenta que sus primeros recuerdos flamencos tienen que ver con un enclave emblemático para esta música, el bar Pinto de Sevilla. Su familia, que residía en la capital de Andalucía, tardaría en llegar a La Línea de la Concepción por razones laborales de su padre. "Yo tendría unos tres años cuando me llevaban a ese bar a escuchar tanto a la Niña de los Peines -casada con Pepe Pinto- como a su hermano Tomás Pavón o a Antonio el de la Calzá", rememora Tito Antonio.

La afición musical del homenajeado transitó en su juventud por otros derroteros distantes de lo jondo pero sin dejar de mirar de reojo al flamenco: "Yo era de Elvis Presley ¿Sabes? Pero ocurre algo muy especial con este arte. En la vida de todo andaluz hay siempre un momento en que te llama, eso pasa con el flamenco y la gente de esta tierra. A mí me llamó y ya no me ha dejado nunca".

Cuando la afición de La Línea dio forma a su peña a él se dirigieron las miradas, en los primeros compases de aquellos tiempos ilusionantes, para que se encargase de la presidencia. Pero declinó cumpliendo un aspecto muy serio del código no escrito del asociacionismo flamenco. Había un socio aún mayor y por este motivo, según él, debería ocupar ese puesto. El elegido fue entonces Manuel Sore Fernández, primer presidente de la entidad y que lo fuera entre abril de 1981 y enero de 1982. Tito Antonio fue el segundo de la historia. Y le ha correspondido serlo hasta en tres etapas diferentes de las décadas de los ochenta y noventa.

Hoy en día es un consejero sabio, discreto y colaborador imprescindible para el máximo responsable actual de la peña, Enrique Morales. "Mi opinión sobre el estado del flamenco en la actualidad tiene dos caras. En la positiva está la cantidad de gente joven que viene empujando fuerte y tiene un concepto como el mío. No hay más que ver cómo cantó el otro día Perico El Pañero en la bienal de Canela de San Roque o artistas de la talla que tenemos como José Canela, el tocaor Antonio Carrión o Juan Delgado. En la cara negativa de este arte está nuestra fragilidad. Al flamenco se le ataca desde todos los frentes. Nos hemos relajado demasiado en ese aspecto y siempre se anda queriendo confundir al personal. Es un galimatías", aclara con cierto enfado.

Ocurre a muchos aficionados campogibraltareños con trayectoria a caballo entre los siglos XX y XXI que su cantaor estrella es Alejandro Segovia Camacho, Canela de San Roque (1947-2015). También es el caso de Martínez Bascón: "Nuestras vivencias fueron innumerables y me acuerdo de él a diario". Por eso no se ha podido elegir mejor a la hora de configurar el cartel para el recital que acompaña a su reconocimiento: Fernando Canela, el hijo cantaor más joven del recordado artista de la sanroqueña calle Algeciras, y el tocaor de Málaga Rubén Lara. Ambos pertenecen a esa vanguardia joven y fresca que todo arte necesita. También el flamenco.

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