Guillermo Pérez Villalta regresó ayer al edificio que él mismo imaginó y diseñó, el conocido Kursaal. "Solo he pedido una cosa, pensar que cuando paséis por él significó para mi mucho, puse muchísimo de mi vida, de mi pensamiento, todo lo que hay es simbólico. No penséis que estáis en una oficina, tiene su espíritu". Aunque lo acogió con timidez, le insistió el propio alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, que debe asumir que el inmueble porta ya su nombre. El tarifeño, considerado entre los mejores artistas contemporáneos, le regaló a Algeciras 59 obras, quedando plasmado en la firma de un acta de depósito.

Hasta noviembre no podrá verse sin embargo esta donación artística, que consiste en "los bocetos, acuarelas, maquetas y los diseños nacidos de un talento privilegiado", apuntó el alcalde, que agradeció además al tarifeño su gesto de "generosidad de la que ha hecho gala al querer compartir lo más íntimo de su creatividad".

Pérez Villalta reconoció, como está ocurriendo con la donación de más obras de su legado a Andalucía, que decidió que "mis herederos sean la gente en general, no tengo unos herederos directos". En este caso, dentro del total que está en trámites de cesión, había una parte muy grande conservada referida al diseño e imaginación arquitectónica, en la que estaba naturalmente el edificio Kursaal.

"Pensé que el lugar idóneo y más lógico es que estuviese por aquí, y fue un poco el inicio de toda esta historia. Al final, pasado el tiempo, pensé dejar todo el conjunto de trabajos de arquitectura, ya que la mayoría de ellos en gran medida se refieren a nuestra zona, al Campo de Gibraltar". No obstante, hizo alusión a que desgraciadamente hay muchos que se quedaron en proyectos, salvo el edificio en el que ayer se citaron y la torre de los vientos en La Línea.

Explicó el tarifeño que la mayoría de los proyectos que ideó fueron para el puerto de Algeciras, y lo único que quedó fue el actual Millán Picazo.

Pérez Villalta defendió su interés por imaginar diseños en la comarca por su relación con la tierra: "vivo aquí, amo mi tierra y este lugar del Estrecho es especialmente maravilloso, a pesar de que se lo han intentado cargar continuamente, pero tiene tanta fuerza en sí el Estrecho que cuando vamos de Algeciras a Tarifa o viceversa y vemos eso -en referencia al paisaje- nos quedamos impresionados, y entonces decidí dedicar parte de mi vida a recrearme y desarrollar ideas para la zona. Desgraciadamente no se ha hecho nada pero por lo menos he metido ahí mi imaginación".

Sobre el edificio Kursaal Pérez Villalta ironizó sobre la vida "azarosa" que llegó, "incluso fue durante 15 años una ruina moderna, este edificio por una serie de avatares se quedó vacío, inacabado". Si bien, elevó el acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento y la Diputación para poder terminarlo, valorando que "se ha acabado dentro de lo que cabe con una cierta dignidad".

Landaluce matizó, tras la intervención del artista, que cuando se inaugure -porque en su día no lo hizo Villalta-, "nos quiere deleitar con un paseo descubridor del edificio". De hecho el propio tarifeño desveló detalles místicos sobre los colores, simbolizando el azul lo masculino y lo verde lo femenino, sin que nada quede al azar.

Tras el acto de firma del acta, alcalde y artista inauguraron en la sala Sol del mismo edificio la exposición El viaje pintado, que recoge unas ochenta acuarelas de ilustraciones que el tarifeño realizó por encargo de la editorial Galaxia Gutemberg para la edición especial de Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, con motivo del 150 aniversario de su publicación. El tarifeño explicó detalles de la muestra, piezas en las que la letra capitular cobra gran importancia. Esta muestra podrá ser visitada de lunes a viernes, en horario de 9:00 a 14:00 horas, hasta el 9 de agosto.