65 esculturas de metal, 65 toros de Osborne, 65 piezas únicas en las que resuena el antiguo culto a la fuerza vital del toro en la Historia del Arte, con una mirada  intransigente a la muerte. Un proyecto que sobrepasa la esfera conceptual, estética y emocional que supone el Toro de Osborne en nuestro imaginario y patrimonio cultural colectivo, para apoyar programas de mecenazgo donde la creación seguirá siendo protagonista.

La Fundación Osborne ha presentado en Madrid este proyecto cultural conmemorativo del 65 aniversario de la colocación de la primera valla del Toro de Osborne en las carreteras españolas.

El pasado 25 de abril  el actor y artista Jordi Mollá se encerraba en la bodega la Atalaya, del Grupo Osborne, en El Puerto, con 65 siluetas a escala de la emblemática valla del Toro, fabricadas con la misma chapa metálica original. El proyecto consiste en la intervención artística sobre los toros para los que Jordi Mollà se ha nutrido de todas las inspiraciones que le han marcado conceptual y estéticamente en su trayectoria artística. A Tapies, Chillida, Pollock o Basquiat, les podemos encontrar en cada pincelada, en cada trazo, en cada mancha, en cada rasgado. Después cada pieza, cada toro, ha sido firmado y numerado como pieza única, y depositado en una caja también única.

Una artbox diseñada para contener toda una historia que transmita integralmente el proceso creativo del proyecto, que proyecte un aura especial, y que además de contener y proteger el Toro intervenido, incluye otros elementos que incrementan el valor artístico, conceptual y exclusivo del arte de trascender, el Toro como legado. 

Dentro de cada caja se incluye un ejemplar del libro 'Un toro negro y enorme'            –titulado así por un verso del poeta José Bergamín– que es un homenaje de creadores, artistas, escritores, diseñadores, ilustradores y fotógrafos al mítico Toro de Osborne diseñado por Manolo Prieto.

También bajo la estela y como tributo a las famosas suites y tauromaquias de artistas como Goya, Picasso o Barjola, cada artbox custodia una serie de impresiones artísticas de las 65 piezas intervenidas por Jordi Mollà.

Se incluye también un catálogo anexo con el relato del proceso creativo y productivo de la obra, así como el pertinente certificado de autenticidad numerado y firmado el artista, el comisario, la gestora del proyecto y el director de la Fundación Osborne.

Finalmente se incluye una vela, un elemento sensorial que al encenderla  transporta a quien lo haga hasta El Puerto de Santa María. Una vela que huele a roble, a flor de naranjo, a azahar, a albero. Un aroma diseñado en exclusiva con esencias de Grasse (Francia), cuna del perfume.

Los beneficios que se recauden de este proyecto contribuirán a fomentar la empleabilidad, la cultura del emprendimiento y la innovación, a través de formación para jóvenes mediante los proyectos e iniciativas de la Fundación Osborne.