La Línea

La segunda vida de Torrenueva

  • El proyecto de restauración de la conocida como Primera torre permitirá visitar su interior, que será adecuado para instalar una sala de exposición

Hace unos días la Asociación Protección Histórica Linense (PHL) presentó al Ayuntamiento de La Línea y a la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar el anteproyecto de la restauración de Torrenueva, un proyecto que permitirá la restauración de la torre vigía, erigida desde el siglo XVI, y la adecuación del interior como sala de exposición. Este será uno de los puntos más interesantes para los linenses, que siempre han visto la torre desde fuera y como un elemento más del paisaje.

Cuando este proyecto se lleve a cabo la Torrenueva se convertirá en un punto importante para promover el turismo y para dar a conocer la historia de la torre y del sistema de vigilancia ante incursiones bereberes del que formaba parte en el siglo XVI, que tenía torres de este tipo repartidas por todo el litoral. Además el entorno de la torre será más accesible.

Torrenueva (también escrito como Torre Nueva) es una torre almenara o torre vigía construida para la vigilancia de costa y muy similar a las que se levantaron en otros municipios como Algeciras, San Roque o Los Barrios. Fechada en el siglo XVI, en tiempos de Felipe II, tenía como objetivo principal vigilar la costa ante las incursiones de los piratas berberiscos. "Tras la Reconquista, la frontera entre el mundo árabe y cristiano se fijó en el Estrecho de Gibraltar, por lo que todo el Sur de Europa está plagado de torres de este tipo", explicaba Ángel Sáez, director del Instituto de Estudios Campogibraltareños, en un reportaje sobre el patrimonio histórico de La Línea elaborado hace unos meses por este diario.

La torre es una edificación de una sola planta y está razonablemente bien conservada a pesar de tener más de 400 años. Parte de su buena conservación se debe a que estuvo activa hasta hace muy poco gracias a las labores de vigilancia y control tanto del cuerpo de carabineros como de la Guardia Civil. Está ubicada en la playa de Levante y no tiene puerta. A ella se accede a través de una escala que está situada a unos cuatro metros y medio del suelo. En su interior conserva una escalera de caracol desde la que se subía a la estancia donde se hacía el fuego para dar la alarma. "Su principal función era la de vigilar los desembarcos que podían producirse desde Gibraltar. Siempre había un torrero vigilando que era el encargado de advertir del peligro, con humareda o con llamarada según si era de día o de noche, al resto de las torres hasta que la señal llegaba a la ciudad más cercana", comentaba Sáez, para quien su utilidad era tan importante que estuvieron construyéndose en la zona de El Palmar y Vejer hasta principios del siglo XIX.

El Estado era el responsable de autorizar estas construcciones e indicaba cómo había que hacerlas, pero sin embargo las pagaba el territorio en el que se establecían. "A su mantenimiento también contribuían los municipios de interior situados a 40 leguas, que se beneficiaban de estas labores de vigilancia", declaró el director del Instituto de Estudios Campogibraltareños.

El número 36 de la revista Almoraima, publicado en 2008 recogía un estudio sobre Torrenueva elaborado por Rafael y Carlos Gómez de Avellaneda que concluía que por su "razonable estado de conservación, fácil accesibilidad y belleza del entorno", el monumento estaba en disposición de poder ser ofrecido para la visita del público. Los autores destacaban que esta situación es "absolutamente inusual en estas fortificaciones", ya que suelen encontrarse "en lugares generalmente mal comunicados e inaccesibles en su interior, mientras que otras se encuentran ya integradas en un urbanismo moderno que las descontextualiza".

La publicación también destaca que la expansión urbana de la ciudad ha de ser respetuosa con este monumento y que se le debe dotar de una zona de seguridad, "pues no basta con su conservación o restauración, hay que evitar la degradación del entorno por un urbanismo asfixiante, como ha ocurrido en tantos casos". También alerta sobre los peligros de una restauración agresiva o de reutilizaciones, como ocurrió en la vecina torre Carbonera o de Punta Mala, que en 1990 fue transformada en faro, al igual que las torres de Cabo Roche y Cabo de Gracia, "salvajadas imperdonables e impropias de un país que se tiene por civilizado".

El artículo de la revista Almoraima también recoge que su denominación más usada es Torrenueva, aunque en ocasiones se le ha llamado Torre de Sabá, en clara alusión a la zona del Zabal. También se le llama a veces la Primera torre. Esta denominación está relacionada con la torre de Punta Mala, que sería la segunda torre, siempre desde el punto de vista La Línea o de Gibraltar.

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