Una derrota déjà vu (0-1)
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La Balompédica retoma todos sus defectos del pasado, regala un gol y la victoria a un Jaén muy práctico y se sitúa en la plaza de promoción Los albinegros encadenan dos partidos sin marcar
La Balompédica regresa a la zona pantanosa de la clasificación después de cosechar una derrota de esas que los aficionados [pocos, cada vez menos] que acudieron al estadio tienen la sensación de haber visto un buen puñado de veces esta temporada. Los albinegros -en este caso su portero, pero en ese apartado van rotando- regalan un gol en un duelo en el que no estaban siendo inferiores. A partir de ahí, al verse por detrás en el marcador, se dejan atenazar por los nervios, enseñan sus vergüenzas y cuando a base de chispazos crean alguna oportunidad se cruza en su camino su alarmante falta de gol. Sobre todo la de Miguel Ángel Espinar. Nada nuevo. El público se fue con la sensación de que el rival, como tantos otros, no precisó precisamente una exhibición para salir victorioso del Municipal [lo que sólo es cierto con muchos matices], de que su equipo empieza a acostumbrarse peligrosamente a coquetear con la zona de máximo riesgo... y de que ahora ya no se le puede echar la culpa de todo a Rafa Escobar.
Las mejoras que la Balona enseñó ante el UCAM Murcia, notables, quedaron ayer limitadas a un espejismo. Bueno, no todas. Es evidente que este equipo ha subido su nivel en el apartado defensivo. La pregunta es si con eso da para conseguir algún objetivo.
Los albinegros volvieron a ser ese equipo timorato y abúlido, que deja escapar puntos con una facilidad pasmosa en los puñeteros detalles que amenazan con mandarlo a Tercera y que para hacer un gol necesita llegar muchas, demasiadas veces a las inmediaciones del marco rival. Tantas que ya lleva dos semanas sin marcar. Las mismas que el nuevo míster en el banquillo.
El despertar del partido fue engañoso. José Ramón, del que después poco o nada se supo, ganó la línea de fondo en el cinco pero a su pase de la muerte no fueron capaces de llegar ni Mauri -que hace mucho que abdicó de su condición de O'Rei- ni Espinar, decididamente divorciado con el marco.
El encuentro entró en una fase de equilibrio. El Jaén jugaba con más gusto, con más criterio, pero la Balona le plantaba cara. Esta vez la reforma táctica, con el regreso al formato tradicional, quedó limitada a que Juampe jugase como media punta clásico. Y por lo que sea, ahí desapareció.
En el 33' la volvió a tener la Balona. Mauri en su única aparición por banda, dejó al borde del área pequeña para Espinar, al que se le hizo de noche antes de enviar directamente fuera.
El Jaén no había lanzado aún contra la puerta albinegra. Ni con peligro ni sin él. No había lanzado. Y llegó el 37'. Un centro desde la izquierda. El viento le jugó una mala pasada a Lolo Soler, que vio como el balón le rebasaba y cómo Álex Cruz [con escasa oposición de Manolo León por cierto] más que rematar, puso la cabeza para que el cuero le rebotase y se convirtiese en el cero-uno.
A partir de ahí la Balompédica comenzó a desaparecer. Y su gente a enfadarse hasta el punto de dejar sentir esos silbidos que tanto incomodan a los que están dentro. A los de casa les faltaba ese punto de agresividad que le reclama siempre la grada. No ya es que en el partido no hubiese tarjetas. Es que apenas había falta. Y esa ausencia de tensión, de hambre, sí que no la perdonan los que pasan por taquilla.
En el tiempo añadido Lolo Soler se resarció en parte de su colosal error al replicar un lanzamiento de Hugo Díaz, que en excelente posición fue incapaz de definir. La segunda parte fue un fiasco. El proceso de descomposición del equipo de casa se fue acelerando a un ritmo vertiginoso y la Balona se rompió en dos. Ximo Forner elevó a grados desesperantes ese fútbol insípido que viene practicando y con la exhibición de Óscar Quesada enfrente aún quedaba más patente el desbarajuste del pivote de los albinegros. O llega algún refuerzo o al nuevo míster no le queda otra que solicitar que clonen a Ismael Chico y que juegue con dos dorsales diferentes.
La entrada de Canario en el mediocentro, a veintidós del final, dio algo de criterio al movimiento del balón. Lo justo para que por dos veces el balón apareciese por las cercanías de Espinar con aparente peligro, lo que tampoco era fácil porque los dos centrales del Jaén ejercían de guardianes centinelas infranqueables.
La pena es que a esas alturas de la tarde/noche el sevillano estaba ya hecho un flan por culpa de los silbidos de la grada y más que otra cosa, se quitaba el balón de encima como si quemara. En la más obvia, se la soltó a Zamorano, pero cuando el argentino llegó al balón el portero visitante ya se le había echado encima.
El pitido final deja a la Balona en el puesto de promoción, con un partido en Huelva la próxima semana del que emana un preocupante olor a final y con la sensación de que como Manolo Ruiz no tiene una varita mágica, le queda mucho, pero mucho trabajo por delante. Tanto como el que demuestra un dato objetivo; hace cuatro días mal contados el Betis B estaba desahuciado y parecía el peor equipo de la historia de la categoría de bronce. Hoy está a un solo punto de la Balompédica.
ÁRBITRO: Jesús Muñoz Mayordomo (Ciudad Real). Arbitraje de nivel en un partido en el que los dos equipos le dieron muchas facilidades.
TARJETA: Amarilla al local Manolo León (84').
GOL: 0-1 (37') Álex Cruz cabecea un centro desde la izquierda que no acertó a interceptar Lolo Soler en su salida.
INCIDENCIAS: Encuentro de la vigésima jornada de Liga en el grupo IV de la Segunda división B, disputado en un Municipal de La Líneas muy despoblado, apenas con unos 800 espectadores. Los jugadores del equipo de casa saltaron al terreno de juego con unas camisetas en las que se podía leer "ánimo Salva" en clara muestra de apoyo a su ya excompañero Salva Rivas
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