Cuentas pendientes
El Roquetas llega a La Línea para intentar evitar el descenso con el árbitro que ajustició a la Balona en Granada en 2006, Rafael García Méndez, como delegado
El trencilla dejó a los de La Línea con nueve con dos expulsiones estrambóticas y decretó un penalti más que dudoso a favor de los de casa. Igual dentro de dos días le resulta más fácil comprender las lágrimas de impotencia que los jugadores y aficionados de La Línea no pudieron reprimir. Dos de los que estaban en el terreno de juego hace seis años, Ismael Chico y Antonio Merino, volverán a cruzarse en su camino.
La Balompédica, con Raúl Procopio al frente, se clasificó para la fase de ascenso en una última jornada que tuvo tintes casi milagrosos. Los albinegros vencieron al Lucentino Industrial (2-0) pero sólo les valía el empate entre el Betis B y el Sanluqueño en la Ciudad Deportiva Ruiz de Lopera. Los sanluqueños vencían 0-2 a veinte minutos del final, pero el filial heliopolitano igualó la contienda y los integrantes de ambas escuadras acabaron en el suelo, llorando su eliminación.
La Balompédica quedó encuadrada en el mismo grupo que Granada CF, Don Benito y Guadalajara y le correspondió medirse en la primera ronda al conjunto de la Ciudad de la Alhambra, que además gozaba de la ventaja del factor campo.
En el partido de ida, con siete mil almas repartidas por las gradas del Municipal, la Balona le puso tesón ante un rival rácano, pero no encontraba portería. En el 89', cuando el Granada ya daba el empate por bueno el meta Gustavo retrasó en exceso el saque de una falta (en concreto, 9,6 segundos) y el ceutí Lara Rodríguez decretó un indirecto dentro del área que Míguélez convertiría, en medio de una explosión de júbilo inolvidable, en el 1-0.
Con ese resultado y con más de mil linenses a su espalda, se presentó la Balompédica en el choque de vuelta, disputado el once de junio de 2006. Los balonos maniataron durante los primeros cuarenta y cinco minutos a un rival del que se escribían maravillas, pero que era incapaz de demostrarlas sobre el césped.
Al comenzar la segunda mitad el árbitro almeriense Rafael García Méndez empezó a hacer de las suyas. En el 51' expulsó por una injustificada segunda amarilla a Antonio Merino, e Ismael Chico acabó jugando de lateral derecho. Y en el 75' decretó un penalti más que dudoso y expulsó a Fede. Josemi equilibró la eliminatoria.
Por entonces Miguel Ángel Barrios (que por cierto ahora triunfa en el San Pedro) cayó lesionado y fue Vázquez, un centrodelantero que había llegado prometiendo goles, el que le reemplazó en el centro de la retaguardia.
Con nueve futbolistas y un buen número de hombres jugando fuera de su puesto natural, la Balompédica completó una auténtica gesta, por mucho que se quedase sin premio.
El equipo de La Línea aguantó 45 minutos no ya sin encajar un gol, sino sin apenas pasar apuros y enlazando algún que otro contraataque que puso el miedo en el cuerpo a la afición local, que acabó literalmente muda, de forma que sólo se oía el grito de "esto sí que es un pedazo equipo" que llegaba de la nutrida representación de hinchas balonos, que acabaron entre lágrimas cuando el punto fatídico, que ese día lo fue más que nunca, permitió al meta Gustavo convertirse en héroe del Granada y eliminar a la Balompédica con la valiosa colaboración de quien el domingo ejercerá, si no hay sorpresa, de delegado de un equipo que viene a jugarse la salvación al Municipal.
El Granada, que ahora tanto clama contra los colegiados, ascendió después de otra eliminatoria preñada de polémicas, con el Guadalajara.
De aquella Balona formaban parte: Sergio, Espínola, Antonio Merino, Fede, Nando, Ismael Chico, Dani Olsson, Barrios, Rafa Caro, Míguélez, Trigueros, Vázquez, Iván López, Charly...
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