Cualquier tiempo pasado...

La gravísima crisis económica en la que está inmersa La Línea, con 10.460 desempleados registrados a finales de febrero y el impago acumulado de hasta ocho nóminas por parte del Ayuntamiento está impidiendo a la ciudad disfrutar de la excelente trayectoria de la Real Balompédica y, por añadidura, a ésta conseguir recaudaciones que harían mucho más llevadera su economía. Los números no mienten: ocho de los veinte equipos que ocupan plaza entre el primer y el quinto clasificado en cada uno de los cuatro grupos reunió más espectadores en su último partido en casa que la Balompédica. La estadística sólo sirve para dar más valor aún a la desconcertante facilidad con la que la directiva de Alfredo Gallardo hace frente a los pagos.

No hay duda. La estocada monetaria que La Línea sufre la está pagando, como muchísimos linenses, la Real Balompédica. Son innumerables los aficionados fieles que semana a semana tienen que renunciar a acudir al estadio al no poder hacer frente al precio de las entradas. A una cifra aberrante de parados se suman los trabajadores municipales y los familiares de los mismos, que con ocho soldadas por recibir y los bancos acechando para arrebatarles sus pertenencias no se pueden permitir lujo alguno. Y el fútbol, se quiera o no, es un lujo.

La otrora fiel afición albinegra está ofreciendo datos muy por debajo de lo que ha sido habitual a lo largo de la historia. Los aproximadamente 2.500 espectadores que acudieron al Balona-San Roque de Lepe del pasado domingo son sólo un ejemplo, pero muy significativo, por cuanto el equipo de Rafa Escobar venía de ganar a domicilio y afrontaba un duelo importantísimo para su futuro.

Tomando como referencia el último partido disputado ante su parroquia por todos y cada uno de los cinco primeros clasificados de los cuatro grupos de Segunda B, hasta ocho han registrado mejor entrada de público. Lejos, lejísimos, quedan los 13.400 hinchas que atestaron el Heliodoro Rodríguez de Tenerife para ver el duelo entre los insulares y el primer clasificado del grupo I, el Real Madrid-Castilla. Y eso, a pesar que las entradas oscilaban entre los 35 y los 15 euros.

También son muy relevantes los datos de Cádiz (6.943), Real Oviedo (6.815) y Alavés (6.482), que duplican de largo la asistencia al Municipal. Y la lista se amplía hasta ocho de los veinte nombres.

Estando en mitad de la tabla de esa ficticia clasificación y distanciada, muy distanciada, de los presupuestos de los líderes, a la Balona se le exige en la misma medida que a los clubes con los que está llamada a encontrarse en la fase de ascenso.