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Tarifa acompaña a la Virgen de la Luz en la vuelta a Las Caheruelas

Unas 4.000 personas inician el camino tras la misa del alba El párroco Juan Pedro Varo destaca en su plática de despedida la entrega del pueblo a su patrona y alcaldesa perpetua

La Virgen de la Luz avanza por la Calzada de Tarifa hacia la salida del casco histórico poco después de las 8:00 de la mañana de ayer.
A. Rodríguez Tarifa

26 de septiembre 2016 - 01:00

El pueblo de Tarifa arropó ayer a su patrona, María Santísima de la Luz, en su vuelta al santuario de Las Caheruelas tras tres semanas de estancia en el templo mayor de San Mateo con motivo de las fiestas en su honor. Una marcha que puso el final a un intenso septiembre de celebraciones en torno a la también alcaldesa perpetua de la ciudad.

De madrugada, a las 6:30, comenzó la misa de la aurora como preludio al arranque del camino. La devoción se dejó notar en el templo, con una importante afluencia de fieles pese a lo temprano de la cita. A las ocho en punto, las campanas de la iglesia comenzaron a repicar para anunciar la salida del cortejo. San Isidro, patrón de la campiña, apareció portado por diez personas en una sencilla parihuela de madera decorada con un monte de claveles rojos que se abrió paso entre la gente agolpada en la Calzada (Sancho IV el Bravo) para ganar el primer tramo de la calle de La Luz. Seguidamente la talla de la patrona, en este caso llevada por doce personas, fue recibida en la calle entre vítores y aplausos.

Unas 4.000 personas, según estimaciones municipales, emprendieron el camino de vuelta hasta la dehesa aunque la cifra aumentó conforme avanzó la mañana porque bastante gente salió más tarde a un ritmo de caminata más veloz para dar alcance a la comitiva durante el trayecto.

Ambas imágenes, con cierta separación cubierta por los peregrinos, enfilaron la cuesta hacia la Puerta de Jerez, el momento más buscado por los fotógrafos por su belleza y donde de nuevo se volvieron a escuchar vítores y aplausos.

San Isidro portaba en una de sus manos una espiga de trigo como símbolo de su patronazgo sobre el campo mientras que la Virgen salió de Tarifa con el bastón de mando, símbolo de su adscripción popular a la localidad, y el tradicional manto rojo elegido por la hermandad para cubrir el recorrido de vuelta.

Las dos tallas cubrieron en apenas veinte minutos el límite del casco antiguo hasta alcanzar Batalla del Salado, donde se vivió uno de los momentos más emotivos de la romería. A la altura del tanatorio, que en ese momento acogía un velatorio, la imagen de la patrona fue colocada frente a las puertas y se rezó un Ave María en señal de respeto hacia el difunto y los dolientes.

Apenas unos metros más adelante, el párroco local Juan Pedro Varo proclamó desde un sencillo atril su primera plática de despedida en la que reconoció haber percibido en su corta trayectoria pastoral local (que comenzó en agosto) la devoción que los tarifeños y campogibraltareños profesan a la patrona.

"Es el momento menos deseado, el de la despedida", comenzó. "Ellos -por los tarifeños- no quieren que te vayas, por eso van contigo y te acompañan. No quieren vivir a oscuras porque es la luz la que se marcha. Tarifa es un pueblo agradecido por tus bendiciones", dijo Varo, quien recordó que la Virgen de la Luz "llegó con el ocaso y se marcha con el alba" para comparar a la patrona con los rayos del sol que comenzaban a iluminar el día.

"Un tarifeño no debe temer a nada porque en su pecho lleva siempre la luz de tu mirada. Una despedida nunca es fácil, he sido testigo de cuánto te quiere tu pueblo", aseveró Varo, quien dedicó la parte final de su intervención hacia los enfermos que no pudieron acompañar el recorrido. "Te encomiendo a los enfermos que se han quedado con la pena por no verte. Llénalos de salud y que nunca les falte la luz de tu mirada", apuntó, para pedir también por los difuntos, por los necesitados y por quienes requieren "consuelo y esperanza". "En Tarifa siempre hay luz porque eres tú quien nos aguarda", concluyó antes de dar paso a la Salve en honor a la Virgen cantada por el coro rociero Amigos del Camino.

Retomado el trasiego, la comitiva atravesó el vial de salida hasta alcanzar la Nacional 340, que fue cortada al tráfico durante unos minutos para permitir el paso del cortejo a lo largo de los 200 metros que distan hacia el inicio de la carretera rural que conduce al santuario. Desde allí los aproximadamente ocho kilómetros de ruta fueron cubiertos sin incidencias y con una agradable temperatura, suavizada con el Levante en el primer fin de semana del otoño. Los fieles y devotos, ayudados por bastones y cañas y sin distingos entre edades, hicieron las paradas habituales en la Huerta de Triviño, El Tito y La Palmosilla. La Policía Local y la Guardia Civil velaron en todo momento por el desarrollo de la celebración, junto con los voluntarios de Protección Civil y las autoridades municipales. El teniente de alcalde Sebastián Galindo cubrió todo el recorrido, acompañado en los primeros momentos por el alcalde, Francisco Ruiz. También acudió el alcalde de Tahivilla, Diego España, entre otros representantes públicos.

El grupo llegó pasado el mediodía hasta su destino, la ermita de Las Caheruelas, donde ambas imágenes fueron recibidas con un rezo antes de quedar instaladas en sus respectivos emplazamientos para el culto. Tras ello, los peregrinos repusieron fuerzas y calmaron la sed antes de emprender el camino de vuelta. El mismo que hará la Virgen el próximo año cuando asome el mes de septiembre.

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