30 años del IECG

Alcornocal y producción de corcho en los montes de propios de Los Barrios (1967-2017)

  • Los montes gestionados por el Ayuntamiento de Los Barrios han sufrido pérdidas superiores al 40%, lo que aconseja un análisis profundo de la actividad forestal y sus repercusiones socioeconómicas

Descorche de un alcornoque en Los Barrios.

Descorche de un alcornoque en Los Barrios. / Erasmo Fenoy

El municipio de Los Barrios pertenece a la comarca del Campo de Gibraltar y se ubica en el extremo suroriental del Parque Natural de Los Alcornocales. Tiene una superficie de 33.100 ha, el 93% de las cuales son de vocación forestal. La práctica totalidad del terreno forestal está dominada por alcornoques (Quercus suber), bien formando masas puras, bien mezclado con quejigos morunos (Quercus canariensis) o con acebuches (Olea europaea var. sylvestris).

La extracción (saca) y el negocio del corcho supone desde hace décadas, una de sus señas de identidad más características, junto con otros aprovechamientos tales como la caza, ganadería, recolección de piñas, setas, leñas, etc. Estos aprovechamientos, junto con las tareas de mantenimiento de la masa (desbroces, repoblaciones) son generadores de una gran cantidad de jornales en un municipio con una industrialización creciente pero con un elevado índice de desempleo.

Según los datos del II Plan de Desarrollo Sostenible elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio (2017), tenía una población en 2011 de 22.853 habitantes con un total de 7.315 personas ocupadas, de las que tan sólo el 1,1% se dedicaba a la agricultura (80 personas), el 20,64% a la industria (1.510 personas), 720 a la construcción (9,84%) y 5.000 personas al sector servicios (68,35%).

El alcornocal como comunidad forestal

El alcornocal es un ecosistema mediterráneo altamente humanizado cuya explotación ha permitido durante siglos el mantenimiento de economías rurales en estrecha dependencia de los recursos forestales. Se distribuye exclusivamente en el Mediterráneo occidental: Portugal, España, Francia, Italia, Marruecos, Argelia y Túnez. En la península ibérica es el ecosistema forestal de mayor importancia en superficie, después del encinar, con una superficie aproximada de 503.000 hectáreas según el II Inventario Forestal Nacional (1998). No obstante, su amplio espacio potencial en la península se ha visto reducido en los últimos siglos debido fundamentalmente a la acción antrópica concretada en talas, carboneo, obtención de taninos para la industria de curtidos y sobrepastoreo. Junto a determinados factores abióticos (precipitaciones, temperaturas y suelos) habría que considerar también la intervención humana como factor limitante y determinante de su distribución actual. Si bien en general aparece mezclado con encinas y quejigos en las formaciones adehesadas de Sierra Morena, en estas sierras del Campo de Gibraltar el alcornocal adquiere el aspecto de una formación forestal exuberante, con una fisonomía de bosque atlántico. En el siglo XIX, el científico alemán Wilkomm hablaba de la “selva virgen europea”, el bosque más bello e interesante que habían visto sus ojos.

Distribución de Quercus suber en España, según el mapa de regiones de procedencia (Díaz et al., 1995 Distribución de Quercus suber en España, según el mapa de regiones de procedencia (Díaz et al., 1995

Distribución de Quercus suber en España, según el mapa de regiones de procedencia (Díaz et al., 1995

El auge de la industria corchera permitió el favorecimiento de la masa de alcornocales y la lenta desaparición del quejigo, utilizado en parte para las traviesas de ferrocarril de Bobadilla a Algeciras, según reconocía en la Memoria de Alcalá de los Gazules (1903) el propio redactor. Además la madera de quejigo era muy apreciada por su resistencia a la putrefacción, lo que la hacía especialmente idónea para la construcción naval, los edificios y las traviesas. La construcción del ferrocarril en ese período de mediados del XIX (1855-1864), principalmente los tramos Córdoba-Cádiz y Córdoba-Málaga, produjo una fuerte demanda de esas maderas y en definitiva un proceso de intensas cortas de quejigo. Un siglo después nos encontramos en una situación casi contraria: un proceso de expansión del quejigal, y un lento declive de los alcornocales inmersos en una baja tasa de regeneración demográfica, una fuerte presión de herbivoría y una elevada tasa de mortalidad como consecuencia del cambio climático y de la enfermedad de la seca.

Gestión forestal en los montes de propios

El Grupo de Montes de Propios de Los Barrios está compuesto de 12 montes gestionados por el ayuntamiento que suman en total 4.319 ha. En general el alcornoque es el árbol dominante en el municipio si bien aparece mezclado con quejigos andaluces (Quercus canariensis) en los lugares con más humedad ambiental y también con acebuches en solanas y vaguadas donde la textura del suelo es más arcillosa. También existen 936 hectáreas de pinar (683 de pino piñonero y 253 de pino marítimo). De los pinos piñoneros se obtiene una creciente cosecha de piñas.Los principales problemas selvícolas que afectan al alcornocal en concreto en estos montes de propios, donde forma masas forestales de gran porte y espectacularidad y cuyo estado de conservación hasta la década de los 90 del siglo pasado era relativamente bueno, son la preocupante falta de regenerado y el patente grado de afectación por la “seca de los Quercus”, que está dañando al arbolado (tanto árboles agrupados como dispersos). El parásito más importante que contribuye al desarrollo de esta enfermedad es el oomiceto Phytophthora cinnamomi una especie introducida en Europa probablemente procedente de las islas Papúa Nueva Guinea-Célebes y detectada en España a finales de los años 80. La mortalidad debida a “la seca de los Quercus”, no es un fenómeno nuevo (hay focos además en otras provincias andaluzas) sino que aparece y desaparece y en su evolución intervienen factores de predisposición, que son permanentes y van mermando la salud y el vigor del arbolado (la vejez del mismo, las heridas y cicatrices del descorche) y factores desencadenantes como los incendios forestales, el ataque de plagas de insectos como Lymantria dispar (lepidóptero), Coraebus undatus (coleóptero) y Periclista andrei (himenóptero) y, como consecuencia del cambio climático, los largos períodos de sequía de las últimas décadas, intercalados con cortos períodos de encharcamiento del suelo que favorecen las infecciones de las raíces de los árboles por hongos, provocando desajustes fisiológicos intensos en el arbolado y la muerte a la larga. En la actualidad, un estudio al menos, indica que el patógeno Phythopthora cinnamomi se está expandiendo rápidamente, y que la mortalidad de los alcornoques adultos provoca toda una serie de alteraciones en cascada de la comunidad de plantas y organismos del suelo forestal.

Todo ello, además de la pérdida de vigor del arbolado y de la muerte de numerosos pies, repercute lógicamente en la producción corchera. Tan sólo en los montes de El Rincón (La Teja, Mogea Luenga, Cucarrete y las Cuevas del Hospital) situados al nordeste del término municipal, en la vertiente sur de la sierra de Montecoche, se cortaron unos 20.000 alcornoques entre 1985 y 2000 con un total de leña extraída que superó los 15 millones de kilogramos. Otros estudios anteriores ya habían cuantificado la pérdida de producción tanto de las provincias de Cádiz y Málaga para el período 1965-2000, como la de los montes públicos de Algeciras, Los Barrios y Tarifa durante el siglo XX. En este estudio, hemos analizado los datos de producción de corcho en el municipio de Los Barrios durante los últimos 50 años, y confirmamos que se viene produciendo una pérdida paulatina de la producción de corcho durante ese período.

Desde luego, del análisis de los mismos, se deduce que hay una pérdida grave de la masa de arbolado que está provocando una disminución acelerada en la producción de estos alcornocales, con las consiguientes pérdidas económicas para el sector, aparte claro está, de los daños ambientales ocasionados en todo el ecosistema como consecuencia del deterioro y muerte del arbolado. Nuestro estudio cuantifica la pérdida estimada actual en el 48,5% con respecto a la época de finales de los años 60 y durante este medio siglo se aprecian notables altibajos en la producción, pero siempre con una marcada tendencia decreciente. Por último, los incendios forestales acaecidos en los últimos años también están modelando la estructura de la masa.

Árboles afectados por la seca en los Montes de Propios de Los Barrios. Árboles afectados por la seca en los Montes de Propios de Los Barrios.

Árboles afectados por la seca en los Montes de Propios de Los Barrios.

Otros investigadores argumentan que el alargamiento del período seco estival, como consecuencia del cambio climático, estarían debilitando aún más a estos viejos alcornocales muy castigados desde hace siglos. Las interacciones entre los factores climáticos y edáficos, estarían provocando distintas repuestas de las diferentes fases del ciclo de vida (juveniles y árboles adultos fundamentalmente) del arbolado y comprometiendo su sostenibilidad. Las técnicas de manejo forestal deben facilitar una progresiva adaptación de los bosques y matorrales mediterráneos e incorporar criterios preventivos frente a los efectos del cambio climático.

Herbivoría y cinegética

Las plantas han evolucionado para minimizar los costes que les suponen los ataques de los herbívoros, si bien la sobrepoblación de los mismos (ganado doméstico y silvestre) podría estar jugando un papel importante en la modificación de la estructura del bosque y de los matorrales mediterráneos, y su papel al impedir en parte la regeneración del bosque debe ser atendido urgentemente.

En los años 90 del pasado siglo, se hicieron numerosas repoblaciones en el término municipal de Los Barrios. El resultado global fue poco satisfactorio, fundamentalmente por la presión en aumento de herbívoros domésticos y silvestres que ramoneaban sobre las repoblaciones. A raíz de esto, el ayuntamiento tomo dos decisiones: renunciar a los aprovechamientos de los pastos de algunos montes, con lo que la carga ganadera doméstica se eliminaría y proteger las repoblaciones con malla cinegética con lo que se evitaría el daño por parte de los herbívoros silvestres (cercados de repoblación).

Por ello, entre el año 2000 y el 2005 se hicieron 30 cercados de repoblación de distinto tamaño en los montes de propios y se está en la actualidad en la fase de comprobación de los resultados, si bien en un reciente estudio realizado sobre 4 cercados en el subgrupo de montes de Murta, se demuestra básicamente que los cercados cumplen su función correctamente si están bien hechos y que el ramoneo es mucho mayor fuera de los cercados que en el interior, lo que impide la renovación del alcornocal fuera de los mismos por la excesiva presión de herbivoría.

Lobo cazado en septiembre de 1912 en El Quejigal. Montes de Jerez. Lobo cazado en septiembre de 1912 en El Quejigal. Montes de Jerez.

Lobo cazado en septiembre de 1912 en El Quejigal. Montes de Jerez.

Así pues, parece que los cercados están jugando un papel fundamental para la protección del regenerado debido a la alta densidad de herbívoros silvestres (ciervos, gamos, corzos, muflones, cochinos asilvestrados) en todo el término municipal y, en general, en todo el Parque Natural de Los Alcornocales. La joya faunística de los bosques gaditanos es el corzo, cuyas poblaciones son las más meridionales de su área de distribución a nivel mundial. Sin embargo, el ciervo es la especie más abundante y extendida de caza mayor, con densidades actuales de 20-22 ejemplares/km2, por encima de lo recomendable. Su presencia en los montes de propios es relativamente reciente, al parecer a partir de reintroducciones que se iniciaron en la finca La Almoraima en 1915, probablemente traídos desde Doñana y sobre todo en los años 50 y 60. Los gamos se reintrodujeron a principios de los 80 y dada la ausencia del principal depredador de ambas especies, el lobo, se ha producido una explosión demográfica preocupante. El lobo, uno de los grandes carnívoros del bosque mediterráneo, fue bastante abundante en las Sierras del Aljibe y del Campo de Gibraltar en los siglos pasados y hay datos históricos desde al menos 1783 que reflejan las numerosas batidas que se organizaban en los pueblos de todas estas sierras. En septiembre de 1912 se mató un gran ejemplar en El Quejigal, en los montes de propios de Jerez de la Frontera. En 1918 se cazó otro macho en la finca “La Alcornocosa” dentro del término de Arcos de la Frontera. Quizá la posibilidad de la reintroducción del lobo en ciertas áreas del Parque Natural pudiese ayudar a la supervivencia del alcornocal.

En el caso de los montes de propios de Los Barrios, en los últimos 30 años ha crecido de modo muy considerable la densidad de los herbívoros. Se puede apreciar que las capturas en los últimos 28 años (1989-2017) han aumentado espectacularmente. Se puede ver como se ha pasado de capturas de unas 25 reses al comienzo del período estudiado (1989-1990) a 400 reses en la actualidad (2016-2017).

Conclusiones

La gestión forestal de los Montes de Propios de Los Barrios ha estado centrada durante las últimas décadas en el monte alcornocal. El interés económico del alcornocal tanto de los Montes de Propios de la villa de Los Barrios, como de todo el Parque Natural de Los Alcornocales, reside en la pujante demanda de la industria del corcho derivada de la gran producción de vinos, ya que no se ha encontrado un sustituto mejor para el cierre de las botellas, a pesar de la llegada de tapones de plástico.

Un mulo cargado con placas de corcho. Un mulo cargado con placas de corcho.

Un mulo cargado con placas de corcho. / Erasmo Fenoy

También es cierto que el precio del corcho no ha dejado de subir, a pesar de los vaivenes comerciales. En este sentido, la apuesta de la industria vitivinícola (bodegas del marco de Jerez, del condado de Huelva, de Montilla-Moriles y otras de ámbito nacional) por la calidad del corcho natural se antoja muy importante en el devenir de nuestros alcornocales. Por otro lado, se vienen realizando otros aprovechamientos, sobre todo la producción de piñas, la ganadería y también los cinegéticos, de forma que se obtiene una producción diversificada que da cierta estabilidad ambiental al ecosistema y asegura un rendimiento económico.

Las políticas de desarrollo rural impulsadas en las últimas décadas, requieren de una fuerte implicación de las autoridades locales y regionales, para facilitar las inicitivas locales con un enfoque hacia la sostenibilidad y la calidad de los productos. El bosque mediterráneo requiere de la conservación y mejora forestal continuada, por lo que las administraciones públicas deberían subvencionar la repoblación forestal con frondosas mediterráneas y la prevención y lucha contra la seca para posibilitar la conservación de las masas actuales. Nos encontramos desde hace años en un contexto de incertidumbre sobre el futuro de estos bosques gaditanos y a la espera de una decidida y pronta actuación de la administración forestal que asegure el futuro de los mismos.

Artículo publicado en el número 49 de Almoraima. Revista de Estudios Campogibraltareños (diciembre 2018). Autores: Vicente Jurado Doña, Eduardo Briones Villa, Miguel Jurado Serra y Blanca María Guerrero Muñoz.

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