Real Balompédica - Sevilla Atlético | La crónica

La Balona suena bien (2-0)

Santi Jara se lleva la mano al oído tras anotar el 2-0

Santi Jara se lleva la mano al oído tras anotar el 2-0 / Erasmo Fenoy

Va a ser cuestión de solicitar formalmente a la Federación que solo vengan a La Línea equipos de la parte alta, pero muy alta, de la clasificación del grupo IV de la Segunda Federación. La Real Balompédica, que se merendó en su día al líder Marbella, se apunta su segunda victoria en casa de la temporada y lo hace esta vez ante el segundo clasificado, el Sevilla Atlético y por idéntico resultado (2-0). Un triunfo que, a la vista de lo sucedido sobre el exquisito césped del estadio linense, se antoja incontestable. Un éxito cosechado ante un enemigo al que, salvando diez minutitos del segundo periodo, minimizó hasta hacerlo parecer vulgar. Y no hay que engañarse, ésa no es la realidad. Es la que hizo parecer una Balona enorme y ahí es donde radica su éxito. Una victoria que aúpa a los de Baldomero Hermoso Mere a la quinta plaza de la tabla. O lo que es lo mismo, a la zona de play-off. Que viniendo de donde viene no es precisamente un asunto baladí, por mucho que quede media vida por delante.

Que a la Balona se le dan mejor los rivales que proponen que aquellos que renuncian a cualquier cosa parecida al balompié no parece que deje mucho sitio al debate, ni que ese razonamiento vaya a generar premio alguno. Que el equipo albinegro ha crecido desde la defensa, tampoco. No es una opinión, lo dice la estadística. Facundo Ackerman enlaza ya cuatro partidos sin encajar un gol. Y su equipo se puede decir que cinco. Vaya, 449 minutos de puerta a cero. Y eso el día que faltaba el (imprescindible) Morcillo. Menudo lío en el que han metido al entrenador Diego Jiménez y Sergi Monteverde.

El Sevilla Atlético llegaba a La Línea con la vitola de ser el máximo artillero de toda la categoría y de tener en sus filas al futbolista en ataque con mejor promedio, Isaac Romero. A este último lo borro del campo un impecable Diego Jiménez, que no le hizo una sola concesión. Igual es que el brazalete de capitán que portaba sirve de Kryptonita contra futbolistas prometedores.

Con el trabajo del central zamorano, el de un Sergi Monteverde también sobresaliente y el defensivo de todo el equipo (con retaguardia de cuatro, por cierto, que también hay que subrayarlo) ese rival al que se le caían los goles solo consiguió disfrutar de una oportunidad entendida como tal. Un disparo raso de Musa desde el punto de penalti en el 75' (con 1-0 en el marcador) que atenazó el guardameta de origen uruguayo como si tuviese unas tenazas. Tiene la extraña virtud de estar de que siempre parece estar donde debe hacerlo.

El equipo de casa salió intenso. Al contrario de lo sucedido en las dos últimas primeras partes, que casi las tiró. Queriendo avistar al portería rival, encontrando más a Javi Pérez que a un desdibujado Santafé. Consiguió que el Sevilla Atlético se sintiese incómodo y quedara lejos de Ackerman. Apenas una acción en el 18', pero la posición de Issac Romero estaba invalidada por el árbitro cuando disparó.

A renglón seguido llegó el 1-0. Una de esas acciones que se producen cuando un equipo ha espantado sus males y empieza a tener viento de cola. Lo hizo todo bien Joao Pedro -que acabó con molestias, pero estuvo fenomenal- y remató mejor Fran Carbià. El debutante Matías Árbol hizo un paradón abajo, pero el balón se le enredó entre las piernas a Dario Benavides, que acabó mandándolo dentro del marco. De Vídeos de Primera, para qué engañarse.

El tanto no varió demasiado el guion. Los de blanco y negro seguían demostrándose superiores, más por físico que por un fútbol deslumbrante, a un rival que parecía estar sorprendido por la disciplina táctica de los de casa. Ni una escaramuza.

Hasta que llegó el 46'. Justo antes del descuento. Otra de esas decisivas que dan cuando uno hace méritos... y las cosas le salen, que todo influye. Aridane Santana mandó a la espalda de la defensa y Xavi Sintes agarró como pudo a Fran Carbià hasta hacerle caer, cuando era el último defensa. Ni protestó la roja el chaval.

Con uno menos y el marcador en contra Jesús Galván introdujo en el descanso dos cambios para buscar desborde y llegada. Es verdad que los visitantes tuvieron el balón un poquito más, pero al que el rival nunca le permitió dar la sensación de ser ese súper equipo que advertían los números.

En el 66' Mere tomó una decisión determinante. Dio entrada a Adri Peral por Santafé y a Santi Jara por Víctor Olmo, que en su primera comparecencia con tanta responsabilidad había completado un partido correcto. Como la Balona está ahora en su momento, los cambios, que antes parecían no servir de nada, también aportaron. Y mucho. Tanto que se vio la mejor versión de un Santi Jara que aún estaba pendiente de demostrar muchas cosas. En ese nivel puede darle mucho a este equipo.

Pasado ese lógico momento no de zozobra, sino de verlas venir para no regalar nada, la Balompédica volvió a tomar el mando. Un partido tan completo no merecía decidirse por un gol en propia. Así que en el 86' se las ingeniaron Aridane Santana -que sigue ganando todos sus duelos- y el mencionado Santi Jara para conseguir que una falta acabase en la sentencia.

A partir de ese momento ya solo había sitio para las sonrisas. Para la satisfacción de una hinchada que ha sufrido mucho hasta ver crecer a este equipo y contemplar como ya sí tiene todos los requisitos de un producto made in Mere. Queda mucho, es cierto. Pero a diferencia de hace poco más de un mes, los balonos tienen ganan de consumir lo que se viene por delante. Y es que ya son cinco las jornadas que su equipo enlaza sin perder.

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