Real Balompédica - Cultural Leonesa | La crónica

La magia continúa (1-0)

  • La Balona enlaza ante la Cultu su segunda victoria desde la llegada de Escobar

  • El público, identificado, celebra el triunfo como en las grandes ocasiones

  • Víctor Mena anota el gol albinegro apenas 20 segundos después de entrar en el campo

Jugadores y público festejan el triunfo al final del encuentro

Jugadores y público festejan el triunfo al final del encuentro / Jorge del Águila

La catarsis balona continúa. Rafa Escobar prolonga con éxito su exorcismo [deportivo] y aquel equipo que no ganaba ni el sorteo de campos enlaza, por fin, dos triunfos consecutivos. Pero no solo es eso. La Balompédica ha vuelto a matrimoniarse con su gente, que vivió los 90 minutos metida en el ajo y acabó festejando la primera victoria en casa como si se tratase de un triunfo copero. Como si de eso dependiese el futuro de toda una temporada. La grada le da la espalda a la clasificación, se desentiende de ella para declarar el estado de euforia. Y claro, cuando se unen todos esos ingredientes pasa lo que pasa, que hasta la suerte, que había sido un poquito esquiva, quiere ser partícipe. Que de una inoportuna lesión muscular (otra) salga el gol del triunfo ayuda a seguir creyendo que Rafa Potter esconde en el vestuario, por mucho que él insista en negarlo, una varita mágica.

La Balona suma en dos jornadas más puntos que en las ocho precedentes. Un dato incontestable. La reconversión que está llevando a cabo Rafa Escobar no admite debate. Que sí, que los albinegros siguen en puestos de descenso (como si eso importara a estas alturas) y que seguramente llegarán momentos más amargos. Pero un equipo que parecía tener puesto el sello del matadero se ha transformado en otro que invita a soñar. Igual no tanto como afirma Yassin Fekir (o sí ¿quién sabe? porque ahora todo parece posible), pero desde luego a no estar rebuscando ya la calculadora y el rosario que era a lo que parecía estar condenado este proyecto.

El triunfo tiene un valor añadido. Porque es el primero en casa y eso permite a su gente, que llegó al estadio desbordando ilusión, paladear in situ una victoria. Lo que no sucedía desde el día de la permanencia (28 de mayo), que no es cualquier cosa. Y además llegó ante un equipo con hechuras, que, sobre todo en el primer tiempo, demostró un trato excelente de la pelota. Y que por cierto se fue como vino, sin haber firmado un solo empate.

Hasta el descanso fue mejor la Cultu, sin avasallar, peor mejor. Porque tenía el balón. Y porque se había estudiado a la Balona y no dudaba en recurrir al pelotazo largo cuando era menester para romper líneas y evitar que los de casa le presionaran arriba más de la cuenta.

Así y todo en el ocho la grada reclamó penalti después de una caída de Joao Pedro que, la verdad, pareció más forcejeo que otra cosa.

Los visitantes, pese a su control, solo tuvieron una antes del intermedio. En realidad en todo el partido. Un pase a la espalda que la defensa se merendó y que permitió a Muguruza (en posición muy dudosa) presentarse delante de Alberto Varo. El meta local achicó espacios, se hizo grande y desbarató la oportunidad como lo hacen los porteros de categoría. Es lo bueno de tener el marco tan bien ocupado. Y no solo por el que juega.

Después de dos escaramuzas locales llegó el descanso. Y Escobar ajustó cosas. El equipo regresó más juntito. La Cultural ya no tenía la pelota. Como en Badajoz la Balompédica jugaba a madurar el partido. A esperar la suya. Y el rival estaba cada vez más incómodo.

El duelo se fue a lo táctico. Minuto a minuto recordaba a uno de esos de Segunda B de toda la vida. Hasta un pelín rácano en el espectáculo, pero eso ahora no cuenta. Ahora solo cuenta ganar, por si a alguien le quedaba alguna duda.

Y por entonces llegó el 73. Álex Guti se fue al suelo porque su pierna le había mandado un aviso. Víctor Mena tuvo que relevarle casi sobre la marcha. En ese córner que esperaba a ser lanzado Toni García -que también había empezado en el banquillo- la metió en el área y el de Los Palacios hizo un escorzo y aunque la imagen diga que cabeceó, la realidad es que remató con el alma. El balón quería entrar y por eso se fue al palo y acabó profanando la portería de Salvi Carrasco.

Mena, que marcó a poco más de 20 segundos de estar en el césped, lo celebró como sólo se festeja lo que se sabe trascendente. Y sus compañeros también. Y es que lo bueno se paladea cuando se han pasado muchas fatiguitas.

Quedaba un cuarto de hora (con el añadido) pero ahora la Balompédica si sabe cómo se hace cuando hay que dar un partido por cerrado. Que si cambios. Que si defender con el alma y todos a una (los de dentro, los del banquillo y los de la grada). Y tras la agonía propia de los finales apretados llegó el éxtasis. La Balona enlaza su segunda victoria en dos partidos. Los mismos que lleva Escobar en en el cargo. No hay más preguntas señorías.

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